Mié 19.01.2005

SOCIEDAD

Si quieres tener buenas playas, evita que te soplen la arena

Los municipios de la costa atlántica avanzan sobre un proyecto para evitar que la erosión y los corralones se lleven la arena de las playas. El tema es preocupante. La amplitud se redujo, en algunos sitios, hasta en 20 metros.

› Por Carlos Rodríguez

Pablito, de 6 años, se suelta de la mano de su papá y encara hacia el agua, pero de pronto se frena, pega la vuelta y dice asustado: “El mar es grande y me sigue”. Es la segunda vez que Pablito está cara a cara con el Atlántico y ya tomó conciencia de su fragilidad. A los adultos, en cambio, les cuesta mucho más recordar que son mortales. Saben del calentamiento global que hace retroceder los glaciares y crecer el nivel de los mares del planeta entre 15 y 20 centímetros. En las playas bonaerenses, tan concurridas en el verano, se tiene pleno conocimiento del jaque permanente de la erosión, que está consumiendo la arena día tras día. En la costa argentina hubo dos avisos extraordinarios, llamadas “supermareas”, que se produjeron el 28 de diciembre de 2003 y el 4 de julio de 2004. Varios balnearios fueron arrasados por tormentas de viento y agua. Desde ese momento, en Gesell comenzaron a trabajar en un proyecto para enfrentar la erosión y ahora se han sumado los otros municipios de la costa y expertos de las universidades de Mar del Plata y del Sur. Hay que salvar las playas es el lema, algo tardío, porque el problema se agudizó en los últimos diez años cuando menos.
“La erosión de la costa es un problema que tuvo sus picos el 28 de diciembre de 2003 y el 4 de julio de 2004, cuando varios balnearios de Gesell fueron afectados por las tormentas, sobre todo en un sector que va desde el paseo 108 al 112”, explicó a Página/12 el secretario de Planeamiento, Obras y Servicios Públicos de Villa Gesell, el ingeniero Roberto Marcowsky. “Para minimizar la erosión, lo fundamental es preservar la primera duna costera y levantar todas las defensas rígidas”, dijo Marcowsky. Eso significa que, de mantener una coherencia, deberían eliminarse todas las defensas de cemento levantadas, a lo largo de kilómetros y kilómetros, por los balnearios que vienen creciendo de manera imparable, sobre todo desde la década del ’90, con el menemismo en el poder.
Lo que hoy defiende Marcowsky surge de los estudios que se han venido realizando y que llegaron a Gesell luego de un convenio con el Centro de Geología y Costas del Cuaternario de la Universidad de Mar del Plata. Desde hace unos días, en un barco de la Prefectura, los técnicos, entre ellos el doctor Federico Isla (un apellido ecológico si los hay), están recorriendo las playas para observar la evolución de las mareas y buscar las soluciones. El intendente del Partido de la Costa, Juan de Jesús, anunció que en pocos días se firmará un convenio entre distintos municipios para coordinar acciones entre todos. Participarán los partidos de General Alvarado, General Pueyrredón, La Costa, Mar Chiquita, Pinamar y Villa Gesell, que ya ha empezado a trabajar en su propia costa y “antes que nadie”, aseguró a este diario el intendente Luis Baldo, quien llamó a “volver a las fuentes”.
“Las playas deben tener defensas blandas que se adecuen al propio ambiente y que no generen un cambio del paisaje y erosiones en sus adyacencias”, insistió Marcowsky. De ahora en más, en Gesell, los balnearios que reemplacen a los 16 de cemento que fueron derribados luego de caducar la concesión, tendrán que ser construidos en madera, sobre pilotes del mismo material. La idea de los geselinos es eliminar totalmente el asfalto de la avenida costanera, que ya fue levantado en las calles del centro y que entre abril y diciembre de este año desaparecerá a lo largo de toda su zona costera.
Ahora, para turistas y lugareños, se empezó a construir una rambla de madera que seguirá estirándose hasta cubrir todo el largo de la costa. Esto acompañado por la instalación, en los márgenes de la playa más cercanos a la edificación, de enquinchados rudimentarios, fabricados conálamo negro enhebrados con alambres. Esas barreras enterradas en la playa, casi naturales, favorecen la acumulación de arena y la construcción de la primera duna que ha desaparecido gracias a la insensatez de los humanos adultos. Así se podría llegar a contar con una barrera natural a la erosión, como la que se advierte que existe cuando se llega a Mar de las Pampas, por ejemplo, con sus médanos de seis, ocho y hasta diez metros de altura.
En Pinamar, Luisa Landerreche, vecina del lugar, viene recopilando informes de ambientalistas para oponerse a la decisión del intendente Blas Altieri de asfaltar toda la avenida costanera. “Un informe de la Universidad de La Plata, realizado a pedido del municipio, determinó que en 1996 las playas tenían 20 metros menos por el problema de la erosión.” La mujer estima que la depredación sigue en marcha y que en la política oficial “no se han producido cambios”. Los expertos afirman que el problema viene de décadas y comenzó cuando el hombre resolvió construir edificios de altura utilizando la arena de la playa, entre otros materiales. En Mar de las Pampas, los vecinos salen año tras año, en el invierno, a frenar a los corralones de materiales que vienen a “cosechar” arena de las playas sin haberla sembrado nunca.
En la Legislatura bonaerense, desde hace tiempo, hay varios proyectos contra la erosión que jamás terminan de ser aprobados. Uno de ellos fue presentado en el 2003 por el senador justicialista José Arboledas (otro ecologista por apellido) y apuntaba a terminar con el robo de arena en las playas. Sobre el mismo tema se manifestó también la diputada provincial del ARI Mirta Atrip, pero el poncho sigue sin aparecer. Al parecer, no es fácil tener la lucidez de Pablito.

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