La tormenta de nieve que arrecia sobre el este de los Estados Unidos causó hasta ayer cinco muertes y tiene asegurada la estadía al menos hasta esta noche. Apabullados, los estadounidenses no pueden gozar de sus aviones, por lo que miles de pasajeros de los vuelos cancelados duermen en los aeropuertos. Los que no, permanecen en sus casas aterrados y calentitos porque si salen “corren riesgo de perder la vida”, como advierten las autoridades. Esperan a que cedan las temperaturas de hasta 30 grados bajo cero, con vientos de más de 100 kilómetros por hora que dejaron en ciudades como Nueva York más de medio metro de nieve e hicieron que hasta en la cálida Miami usaran bufandas.
Las brigadas de emergencia de Washington, Maryland, Virginia, Pensilvania, Ohio, Nueva York, Nueva Jersey, Minesota y Massachusetts se declararon en alerta para prestar auxilio. Un grueso manto de nieve cubre amplias regiones de este país sacudido por vientos que superan los 100 kilómetros por hora, especialmente en las áreas del nordeste fronterizas con Canadá. El Servicio Meteorológico Nacional indicó que esta situación se mantendrá durante al menos otras 24 horas.
El presidente George W. Bush tenía previsto viajar en avión hacia la mansión de Camp David, pero no se lo permitieron las condiciones del clima. “Se desaconseja enfáticamente cualquier tipo de viaje. Si usted deja la seguridad de su casa estará poniendo en peligro su propia vida”, consideró un asesor del servicio meteorológico. Otro, adepto a los records, señaló que “la cantidad de nieve caída es comparable con la de ‘La Gran Tormenta’ de 1978”. “Es la peor tormenta de nieve en Boston desde 1892, cuando empezaron los registros”, dijo el informe meteorológico.
La ola de frío, incluso, llegó hasta Miami, donde alertaron que habría que soportar hasta cero grados.
“Esta es una tormenta realmente peligrosa”, comentó el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, en una conferencia de prensa junto a funcionarios de defensa civil. Las autoridades de Filadelfia invitaron a la gente a que entrara en contacto con viejos amigos, familiares y vecinos para estar seguros de que cuentan con calefacción y provisiones suficientes para aguantar la tormenta.
Desde los aeropuertos señalaron que más de tres mil vuelos fueron cancelados en los estados golpeados por la tormenta. Un número no determinado de vuelos procedentes de otros países no pudieron aterrizar en las ciudades de destino y fueron desviados hacia el centro y oeste estadounidense. La policía de Ohio informó que en ese estado murieron tres personas. Una de ellas, el fin de semana, cuando un hombre se deslizó por la nieve y cayó en un estanque. Por ello, los gobiernos estatales pidieron a los millones de habitantes de las áreas afectadas que permanecieran en sus hogares. Otros dos, que desobedecieron, también en Ohio, fallecieron de paro cardíaco cuando quitaban la nieve frente a sus casas.
Las carreteras de estos estados permanecen paralizadas y hasta con un metro de nieve. Las autoridades ordenaron a los vecinos no usar el auto debido a la densa niebla y al riesgo de aludes. También llamaron a retirar los que permanecen estacionados en las principales arterias para que pudieran transitar las máquinas de roturar nieve y los camiones que trabajan para facilitar la reapertura de las calles. Aunque la persistencia de las tormentas les dificulta la tarea.
Todos los actos sociales fueron suspendidos en la zona afectada. Los servicios de emergencia anunciaron que la alerta ante la tormenta incluye preparativos para asistir al público en caso de avalanchas e inundaciones. La causa de la tormenta es una corriente de aire polar que llevó los termómetros de Maine a marcar 30 grados bajo cero, mientras en Nueva York llegaron hasta los 20 grados bajo cero.