SOCIEDAD
Cuando llegar a la playa se paga con una paliza de los patovicas
Un joven fue molido a palos por los guardias de uno de los balnearios privados del sur marplatense porque intentó pasar a la playa pública a través de ellos. Ya son 40 las denuncias.
› Por Carlos Rodríguez
“En la cabeza, en la cabeza que no deja marcas.” Las indicaciones, como si fueran fruto de una larga experiencia en aprietes y afines, fueron dadas a viva voz por el encargado de un balneario de la zona del Faro, según la denuncia que presentó ante la policía un joven de 17 años cuya cabeza era la que debía ser escarmentada para que “aprendiera a no molestar”. El incidente, junto con otros 40 casos de presuntos malos tratos de los que tomaron conocimiento las autoridades de la Municipalidad de General Pueyrredón, puso sobre el tapete el conflicto que mantiene con la comuna la empresa concesionaria de los balnearios Diva, Leo, Marbella, Guillermo y Punta Marina. “El problema se debe a que en el espacio que ocupan esos balnearios privados no existen los suficientes pasos abiertos al público que quiere acceder (sin pagar la entrada) a los lugares de playa que no están concesionados”, explicó a Página/12 el secretario de Legal y Técnica del municipio, Oscar Pagni. En estos días, vecinos de la zona y turistas que alquilan en los alrededores del Faro de Mogotes, han amenazado con marchas y cortes de ruta al estilo piquetero mientras la municipalidad prometió iniciar en el mes de febrero acciones administrativas y legales para solucionar un problema que lleva ya 20 años.
Todo comenzó con un fallo de la Suprema Corte de la provincia que dictaminó que los terrenos ubicados entre la ruta que lleva a Miramar y la playa son privados y no públicos, ya que pertenecen a los herederos de Patricio Peralta Ramos, fundador de la ciudad. “El problema es que todos tienen razón: la gente que viene de la ruta pública y quiere acceder en forma gratuita a las playas que son gratuitas, y los empresarios que enarbolan su condición de concesionarios”, recordó Pagni. La solución pasa por “buscar un acuerdo razonable, porque de eso se trata, de razonabilidad, y en ese sentido tenemos prevista una reunión, este viernes, con la concesionaria Cabo de las Corrientes SA; de ese encuentro depende que se encuentre una salida o que en febrero se inicien acciones administrativas y legales para defender el derecho de los usuarios a poder acceder a las playas públicas sin tener que dar rodeos interminables”, sostuvo el funcionario en diálogo con este diario.
Desde Punta Mogotes hacia el sur, casi todas las playas están concesionadas, pero en la mayoría de ellas no hay problemas, porque las empresas han accedido a la apertura de pasadizos donde el público puede circular libremente hacia las arenas abiertas sin límites, aunque no sean clientes de los balnearios privados. “Es más –aclaró Pagni–, en estos momentos los problemas son sólo con las playas Leo y Marbella, que tienen apenas dos pasos abiertos a una distancia de 1600 metros (16 cuadras) entre uno y otro.” Esto supone que, para sortear las barreras de la privatización, los vecinos y turistas deben recorrer un larguísimo camino a pie. “Cuando llegás a la playa estás cansado, y encima ya tenés que pegar la vuelta”, se quejaban ayer Rubén Matienzo y Roxana Núñez, dos turistas recién llegados de Rosario que, acompañados por sus dos hijos menores, siempre alquilan por la zona de Mogotes y quieren eludir “el peaje hacia la playa”.
Aunque en la zona donde están las playas Diva, Guillermo y Punta Marina, de la misma empresa, hay seis pasadizos y menos inconvenientes, es allí donde se produjo uno de los incidentes más graves. La semana anterior, un joven de 17 años, cuyo nombre se mantiene en reserva por ser menor de edad, fue víctima de amenazas y golpes que fueron denunciadas ante la comisaría 5ª de Mar del Plata. “Lo primero que le dijeron era que no podía pasar con reposeras, a lo que el muchacho accedió según dijo en su presentación ante la policía”, confirmó a este diario una fuente policial. El chico iba acompañado por un adulto que se fue a dejar la reposera en el auto. Cuando se quedó solo, el personal de seguridad lo empezó a increpar muy duramente y uno de los encargados, según lo que denunció el pibe, los alentaba diciéndoles: “En la cabeza, en la cabeza, péguenle en la cabeza que no deja marcas”. El adolescente fue golpeado y en la comisaría fue revisado por un médico policial que constató los signos del maltrato.
“Nosotros hemos recibido una serie de denuncias por malos tratos presentadas por los vecinos y eso es algo que no podemos tolerar. Por eso estamos dispuestos a iniciar acciones para que se llegue a una solución. De todas maneras, por las conversaciones que estamos manteniendo desde hace algunos días, creemos que estamos en vías de una solución”, aseguró Pagni.