Vie 26.08.2005

SOCIEDAD

El día en que un ovejero acaparó el rating de todos los noticieros

Un perro frustró un asalto en Boedo a un matrimonio con su bebé, pero fue muerto por los ladrones. Le harán un monumento.

› Por Pedro Lipcovich

Para algunos, fue un perro-héroe. Pero, según un destacado especialista, “yo no entrenaría a mis perros para que corran a que les peguen un tiro”. El caso sucedió en el barrio de Boedo: un matrimonio, con su hijito de dos años, entraba en auto a su casa cuando dos asaltantes entraron a su vez y los apuntaron con armas. Como tenían poco dinero, amenazaron con llevarse al chiquito. Entonces el perro, César, un ovejero alemán que estaba en el primer piso, bajó enardecido. Los ladrones prefirieron escapar pero el animal los persiguió y ése fue su fin: en su huida, los hombres armados lo mataron de cinco balazos. “Era muy agresivo, no lo dejábamos salir”, comentó un miembro de la familia. En todo caso, según los especialistas consultados, lo mejor es renunciar a la ilusión de que un perro proteja físicamente a sus dueños y entrenarlos para agredir es “un arma de doble filo”.
Todo sucedió cerca de las nueve de la noche del miércoles, cuando Armenak Khachatryan, de 28 años, llegaba a su casa, en Gibson casi esquina José Mármol, barrio de Boedo, al volante de su auto. Lo acompañaban su esposa, Diana, y el hijito de ambos, de dos años. Cuando entraban al garaje, tres asaltantes se introdujeron sorpresivamente y le pusieron al hombre un arma en la cabeza. Armenak –de nacionalidad armenia– les ofreció lo que tenía, unos mil pesos. Era poco para los asaltantes. Le dieron un par de culatazos. El les ofreció llevarse el auto, pero los dos hombres con armas lo amenazaron con llevarse al chiquito.
En el primer piso estaban los padres de Armenak, y estaba también César, el perro de la familia, un ovejero alemán de tres años. La madre de Armenak abrió la puerta de arriba al escuchar los ruidos, pero la volvió a cerrar. Pero, como aquellos pequeños dinosaurios de Spielberg, “César sabía abrir la puerta: la abrió y bajó”, contó una sobrina de los Armenak.
El perro atacó a los asaltantes. Estos escaparon junto con un cómplice que los esperaba afuera, pero el animal los persiguió. Cinco tiros le pegaron hasta que cayó muerto. Después, algunos vecinos proponían hacer una colecta para hacerle un monumento a César, en una plaza de Boedo.
“Era un perro muy agresivo y no lo dejábamos salir; cuando oyó los gritos y vio a los ladrones empezó a atacar”, contó la sobrina. ¿Estaba entrenado el animal? “No”, contestó.
¿Por qué atacó César? “El perro es animal social y también territorial –contesta Claudio Gerzovich Lis, ex docente de etología en la UBA y ex vicepresidente de la Asociación Latinoamericana de Zoopsiquiatría–: la tendencia natural del perro es proteger a su grupo social, en este caso una familia humana, y proteger su territorio, en este caso la residencia familiar.” Es decir, no es necesario que un animal esté entrenado para que tenga ese comportamiento. ¿Sería mejor todavía que estuviese entrenado?
“No lo recomiendo –contesta Gerzovich Lis–: no es una situación de fácil manejo para una familia, por más que el animal esté bien entrenado. Un perro entrenado puede ser arma de doble filo. El dueño imagina que el perro va a ser amigo de sus amigos y enemigo de sus enemigos, pero no siempre es así, y los errores pueden llevar a accidentes.”
Entonces, César, animal social y territorial, atacó: pero, ¿por qué persiguió a los asaltantes aun al precio de su vida? Eduardo Riz –presidente del Consejo Superior de Jueces de Adiestramiento del Club Argentino del Perro Ovejero Alemán– contesta así: “Se trata de un ‘instinto conservado’, que en este caso se refiere al sentido de presa: aquello que se mueve y huye con rapidez, el perro tiende a seguirlo”.
No fue heroísmo, entonces. “Humanizar al animal no es lo apropiado –advierte Riz–. No es un héroe este perro, así como, cuando un perro lastima a una persona, no se convierte en ‘asesino’; no existen perros peligrosos, sino dueños peligrosos.” Por ejemplo, puntualizó Riz, “yo a mis perros no los adiestro para que corran a que les peguen un tiro. Másque para atacar a seres humanos, los perros sirven como factor disuasivo: para que ladren, que hagan escándalo; sobre todo para que avisen”.

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