Vie 07.10.2005

SOCIEDAD  › ABSOLVIERON AL UNICO ACUSADO POR EL HOMICIDIO DE MARTINEZ MARTINEZ

Quedó impune el crimen de un médico

El fiscal no había encontrado pruebas suficientes para pedir una condena contra el médico Néstor Morelli. Ayer, el tribunal lo absolvió. El acusado, que pasó dos años y medio preso, quedó libre.

“Era un gran profesor. Yo lo admiraba. Le hizo un gran bien al Hospital de Clínicas y al país”, dijo el médico Néstor Morelli ante los jueces y lo repitió ante los medios. Se refería al cardiólogo José Martínez Martínez, por cuyo asesinato estuvo imputado y detenido durante dos años y medio. Poco después de esas palabras, el Tribunal Oral 23 daba su veredicto absolutorio, ordenando liberar a Morelli inmediatamente. El miércoles pasado, el fiscal Guillermo Friele había pedido la absolución del acusado por considerar que no había pruebas suficientes para condenarlo por homicidio. Al contrario, la abogada de la familia de Martínez Martínez había solicitado prisión perpetua. El sacerdote José Tomé, cuñado de la víctima, sostuvo que “si hoy Morelli está libre es porque el crimen se hizo muy bien o la investigación muy mal”, pero reconoció que “no hubo pruebas suficientes” y que “es correcto que (Morelli) esté libre”. Friele cuestionó la investigación inicial del caso y lamentó que la jueza María Cristina Bértola no siguiera otras hipótesis del crimen, como el de una supuesta mafia de importadores de desfibriladores. El viernes próximo se conocerán los fundamentos del fallo.
“Soy ajeno a este hecho. La relación de enemistad que mantenía con la víctima no era como para llegar a semejante locura”, afirmó Morelli a los jueces Héctor Magariños, Rosa de Moreno y Miguel del Castillo, del Tribunal Oral 23. Igual que lo había hecho el día anterior su defensor Rafael Cúneo Libarona, Morelli insistió en que “hubo líneas de investigación que nunca se analizaron”. Se refería a la importación de desfibriladores, un dispositivo eléctrico que se implanta en pacientes con arritmia para evitar la taquicardia ventricular, porque prefería la aplicación de terapias manuales y preventivas como los masajes cardíacos.
Los familiares de Martínez Martínez se opusieron a seguir esa línea, ya que consideraron desde el inicio que resultaba “inocente pensar que Martínez Martínez podía frenar el negocio de los desfibriladores.”
La principal hipótesis seguida luego del asesinato –ocurrido el 27 de mayo de 2003 en el consultorio del cardiólogo, en Junín 1276– recayó sobre Morelli porque Martínez Martínez impulsaba su expulsión del Hospital de Clínicas, luego de una serie de robos en casas de médicos en los que inicialmente aparecía vinculado Morelli.
Pero Freile destacó que “ese móvil se ha ido desvaneciendo”. El principal obstáculo para acusar a Morelli, según Friele, es que nunca se pudo hallar el arma con la que se cometió el asesinato y que los peritajes sólo se realizaron en base a vainas y proyectiles hallados en el consultorio y en el cuerpo de la víctima. Pocos meses antes del asesinato, Morelli había denunciado que le habían robado una pistola Bersa .380 junto con su auto, pero durante el juicio varios testigos afirmaron que esa denuncia era falsa. El calibre de su pistola era el mismo que el de los proyectiles hallados en el cuerpo de la víctima, pero como el arma jamás apareció, nunca se pudo constatar si fue la usada en el crimen.
Freile consideró que lo único probado sin dudas durante el juicio oral fue la alta conflictividad de Morelli y la intención de Martínez Martínez por echarlo del hospital, no sólo porque se ausentaba permanentemente de las guardias, sino que porque estaba enterado de que estaba denunciado por otros delitos en otros hospitales.
Durante dos años y medio, Morelli permaneció detenido por el crimen. Al inicio, junto al enfermero Claudio Balena, luego sobreseído sin cargos en su contra.

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