SOCIEDAD
La “diplomacia del terremoto” une a las enemigas India y Pakistán
Pakistán aceptó la ayuda ofrecida por la India, con la que protagoniza un conflicto sangriento por Cachemira, justamente la zona del desastre. Se calcula que hay más de 40 mil muertos. Ayer empezó a llegar la ayuda al lugar de la tragedia. Las causas del sismo.
Como la luz de una vela en medio de un terremoto, así de frágil es la esperanza que se encendió en Cachemira cuando Pakistán anunció que aceptará la ayuda ofrecida por la India para las víctimas del sismo del sábado –que lleva más de 40.000 muertos, y millones de damnificados–: la expectativa es que se ponga en marcha una “diplomacia del terremoto” –con antecedentes internacionales bajo esa denominación– capaz de instaurar un círculo virtuoso en el conflicto que, por ese territorio, sostienen ambas naciones desde hace medio siglo. Las muertes causadas por el conflicto son bastante más que las del terremoto: 66.000, de las cuales algunas decenas se produjeron en escaramuzas posteriores al movimiento sísmico del sábado. Entretanto, se confirmó que gran parte de las víctimas del terremoto fueron niños que asistían a clases en escuelas que se derrumbaron sobre sus cabezas. Recién ayer empezó a llegar la ayuda a las zonas devastadas, cuando se restableció el tránsito en las rutas troncales. Los científicos, por su parte, dieron a conocer las causas del terremoto: toda la península indostánica está en movimiento, incrustándose en el corazón del Asia a la velocidad, inexorable, de un milímetro por semana.
“Sí, hemos aceptado: estamos en contacto con ellos. Nuestro alto comisionado fue llamado por el primer ministro indio, Manmohan Singh, y les hemos indicado nuestros requerimientos”, anunció anoche Tasnim Aslam, portavoz de la cancillería pakistaní. La India había ofrecido 25 toneladas de ayuda humanitaria y Pakistán, tras 48 horas de vacilación, anunció la aceptación. Semejante acuerdo se produce “por primera vez en la vida”, se alborozó el periódico The Telegraph, de Calcuta.
El término “diplomacia del terremoto” fue acuñado hace pocos años, después de que Grecia ayudara a Turquía, su tradicional rival por la cuestión de Chipre. El resultado más promisorio de este orden de acercamientos se produjo después del tsunami de diciembre pasado, cuando se detuvo la guerra civil en Aceh, Indonesia, y se abrieron negociaciones entre el gobierno central y los rebeldes. No obstante, según observó Richard Beeston –especialista en temas internacionales del periódico The Times, de Londres–, “los beneficios de esta diplomacia del terremoto podrían ser de corta duración, en la medida en que ninguno de los dos países modifique sus reclamos con respecto al territorio en disputa”. Esos reclamos han causado 66.000 muertes en Cachemira, la mayoría civiles.
Los muertos del terremoto superan los 40.000 en Pakistán, según las últimas cifras que de todos modos son provisorias, ya que hay por lo menos 12 localidades, con más de 12.000 habitantes, a las que todavía no se ha tenido acceso. La mayor parte de las víctimas se produjeron en Muzaffarabad, capital de la Cachemira paquistaní; el 70 por ciento de esta ciudad, de 125.000 habitantes, quedó destruido. En la zona de Cachemira bajo control de la India, las víctimas parecen pocas en comparación: 950 hasta ayer; pero podrían aumentar cuando se libere el acceso a las aldeas más aisladas, en las laderas del Himalaya.
“Toda una generación se ha perdido: la mayoría de las víctimas son escolares”, dijo el general Shaukat, portavoz de las fuerzas armadas de Pakistán. En algunos casos, “los socorristas sacan los cadáveres de los niños de entre los escombros pero nadie reclama los cuerpos porque sus parientes también murieron”, dijo otro portavoz. En otros sitios, los sobrevivientes removían los escombros a mano desnuda en busca de sus familiares.
Recién ayer fueron reabiertas las dos principales rutas que desde Islamabad, capital de Pakistán, llevan a Cachemira, que habían estado bloqueadas por aludes causados por el terremoto, y empezaron a llegar camiones con ayuda. Entretanto, en Muzaffarabad, los comercios que habían quedado en pie estaban siendo saqueados. En Balakot, más de mil niños quedaron atrapados en los escombros de sus escuelas. “Todo el sábado escuchamos los gritos de los chicos, pero el domingo ya no se escuchaban más”, decían desesperados familiares. En la escuela de varones se rescataron 30 cuerpitos, y 100 en la de niñas. Un nene de seis años y una nena de cuatro fueron rescatados vivos, luego de 48 horas bajo los escombros.
Pese a la embrionaria “diplomacia del terremoto”, la policía india anunció que militantes separatistas habían matado a 11 personas entre el domingo y el lunes. Los separatistas musulmanes denunciaron por su parte la muerte de siete personas a manos de los indios.
Según el United States Geological Survey, el terremoto en Cachemira “es resultado del movimiento geológico del subcontinente indio, que penetra en Asia a una velocidad de cinco centímetros por año, o sea un milímetro por semana”. El terremoto fue de 7,7 puntos en la escala de Richter, y no de 7,6 como se afirmó inicialmente. Pero “pueden esperarse sismos decenas de veces más poderosos, que podrían causar un millón de víctimas en el valle del Ganges”.
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