Jue 13.10.2005

SOCIEDAD  › HALLAN EL DINOSAURIO CARNIVORO MAS ANTIGUO DE SUDAMERICA

Gonzalo, el velocirraptor argentino

Vivió aquí hace 94 millones de años. Del tamaño de un pavo, a diferencia de los de Spielberg, tenía plumas y brazos largos, como alas. El hallazgo fue publicado en la edición de hoy de Nature.

› Por Pedro Lipcovich

Hay (hubo) un nuevo dinosaurio (que vivió hace 94 millones de años): le dicen “Gonzalo” y es argentino. El descubrimiento, de primerísimo nivel en paleontología, mereció la tapa de la prestigiosa revista científica Nature en su número de hoy. El animal era muy parecido a los velocirraptores que popularizó la película Jurassic Park, pero con diferencias que lo asemejan a las aves: tenía plumas, huesos livianos y brazos larguísimos, como con ganas de ser alas; no podía volar pero era capaz de dar saltos enormes. Una de las consecuencias científicas que tendrá el hallazgo es, precisamente, averiguar más sobre el origen de las aves actuales, que son primas de aquellos dinosaurios. “Gonzalo”, cuyo nombre completo es Buitrerraptor gonzalezorum, fue encontrado en 2003, es decir, se encontraron sus huesos empotrados en la roca, en el noroeste de Río Negro. El hallazgo fue efectuado por un equipo del Museo Argentino de Ciencias Naturales, y el esqueleto fue reconstruido en Chicago; es el primero en el hemisferio sur que pudo rescatarse por completo. La aparición de Gonzalo permite reconstruir una época, digamos, bolivariana, en la que un océano separaba a Sudamérica de América del Norte. En una llanura parecida a la pampa bonaerense, y junto a un río inmenso que desaguaba en el Pacífico –la cordillera de los Andes aún no existía–, Gonzalo saltaba sobre sus presas, lagartos y pequeños mamíferos antepasados de los que han venido a desenterrar sus huesos.
Este dinosaurio carnívoro, cuyo tamaño era aproximadamente el de un pavo actual, se llama Buitrerraptor porque apareció en el paraje La Buitrera, en el noroeste de Río Negro; gonzalezorum (“de los González”, en latín) porque el hallazgo inicial fue efectuado por los hermanos Jorge y Fabián González, dos integrantes del equipo dirigido por Sebastián Apesteguía, del Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia. Jorge González es “paleoartista”, es decir, su difícil profesión es reconstruir, a partir de los huesos fósiles y con rigor científico, el aspecto que el animal tuvo en la realidad. Precisamente el retrato de Gonzalo, efectuado por Jorge, ilustra la tapa de Nature. El trabajo que así destaca la revista lleva las firmas de Apesteguía, del también argentino Federico Agnolín y de Peter Makovicky, de The Field Museum de Chicago, donde se efectuó la reconstrucción.
Para entender a Gonzalo, se puede partir de la imagen de los velocirraptores de Spielberg, es decir, los dromeosáuridos del hemisferio norte, pero, explicó Apesteguía, “los dromeosáuridos del sur, como el buitrerraptor, tienen varias diferencias que los emparientan con esos dinosaurios vivientes que son las aves”. Gonzalo tenía el hocico muy largo y angosto –como queriendo ser un pico–, un cráneo larguísimo e incluso el ‘huesito de la suerte’, llamado fúrcula, que encontramos en los pollos actuales; la fúrcula de Gonzalo era hueca, liviana. “Otra característica de ave eran los brazos muy largos, mucho más que los de los velocirraptores, si bien no llegaban a ser alas”, agregó Apesteguía. El animal, también, tenía plumas.
Todo esto le permitía a Gonzalo dar saltos “de tres metros hacia arriba y de unos seis metros en largo, planeando”. Y con esos saltos capturaba a sus presas. La Argentina no era tan distinta hace 94 millones de años: como se ve, ya se andaba a los saltos y “la llanura donde habitaba Gonzalo era parecida a la bonaerense, sobre todo donde, cerca del delta, se hace algo más boscosa”, contó el paleontólogo.
Aquel escenario, como hoy el bonaerense, correspondía “a una llanura fluvial, de clima templado, con un río muy grande que probablemente desembocaba en el océano Pacífico, ya que la cordillera de los Andes todavía no existía. Sudamérica ya se había separado de Africa, no tenía ninguna conexión con América del Norte y probablemente sí con la Antártida, que a su vez estaba conectada con Australia; todas estas tierras formaban el continente que llamamos Gondwana”, detalló Apesteguía. Los paleontólogos estiman que Gonzalo y sus hermanos estaban distribuidos en todo aquel hemisferio sur: “Se han encontrado huesos aislados en lugares como Neuquén y Madagascar, pero éste es el primero del que se encuentra el esqueleto prácticamente completo, y es también el más antiguo”. El hallazgo de Neuquén fue anunciado en febrero de este año pero “del neuquenraptor no se encontró más que un pie”, precisó Apesteguía. La edad de Gonzalo se estima entre los 90 y los 94 millones de años. Fue hallado en 2003 en el paraje La Buitrera, cerca de cerro Policía, en el noroeste de Río Negro. “Sabíamos que había allí este tipo de material y encontramos unos huesitos que sobresalían de la pared de roca; advertimos que podían estar articulados.” Los científicos retiraron la roca entera, y en el museo de Chicago se fueron extrayendo los huesos. De nuevo en la Argentina, los paleoartistas completaron la reconstrucción, a partir de lo cual se efectuó, en el último año, el estudio de las características de Gonzalo, dromesáurido del sur.
“La investigación estableció que los dromeosáuridos se originaron cuando sólo existía un continente, Pangea, hace unos 180 millones de años.” Al dividirse Pangea, se fueron diferenciando los del norte y los del sur. “La importancia de estos dinosaurios es que son los hermanitos de las aves, tienen un ancestro común –destacó Apesteguía–: su estudio nos ayuda a conocer cómo evolucionaron las aves, que son el único grupo de dinosaurios que sobrevivió a la extinción.”
Las presas sobre las que se abalanzaba el buitrerraptor eran “crías de lagartos, serpientes, tortugas acuáticas y pequeños mamíferos; todos los mamíferos eran pequeños en esos tiempos”, comentó el paleontólogo. Gonzalo no era el único carnívoro: “Había megadepredadores como el gigantosaurio, el mayor del mundo, que medía 15 metros; muy cerquita de Gonzalo encontramos un diente de gigantosaurio, que medía 15 centímetros”.

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