SOCIEDAD
Exodo masivo por Wilma en el Caribe
Aunque el huracán bajó de intensidad ayer, hoy puede tocar tierra con toda la furia. Los turistas salieron como pudieron de Cancún.
El furor con que se aproxima Wilma al territorio mexicano cambió el rostro de Cancún. Desierta la zona hotelera, cerrados los comercios, evaporados los turistas: nadie ignora que el huracán tocará tierra en la isla de Cozumel esta mañana y es probable que lo haga recuperando su pleno vigor, que se había disuelto un poco ayer. La evacuación fue masiva y conseguir un pasaje de avión se volvió un complicado objetivo. En Florida, donde esperan la llegada del tifón para este domingo, hubo filas interminables de autos frente a los surtidores de nafta. Mientras el gigante se acercaba, miles de personas procuraban abastecerse; todos intentaban proteger sus viviendas con defensas en las ventanas. Se estima que el sábado el huracán tocará la costa occidental de Cuba. Unos 250 mil isleños partieron de allí para alejarse de las fauces de Wilma.
La escala Saffir Simpson es la que se emplea para medir la intensidad de estas tormentas, y va del nivel 1 hasta el 5, su punto máximo. El miércoles Wilma dio una sorpresa: en sólo cuatro horas pasó de la categoría 2 a la 5, con vientos que superaron los 280 kilómetros por hora. Ayer descendió a la 4, aunque los especialistas llamaban a no confiarse demasiado, porque en cualquier momento su potencia máxima podría despertar de nuevo. De hecho, una de las posibilidades es que Wilma llegue a la península de Yucatán nuevamente en la categoría 5, porque en las últimas horas había recuperado parte de las fuerzas perdidas.
Según los expertos, el huracán se encontraba ayer a unos 200 kilómetros de la isla Cozumel, donde impactará entre las 8 y las 10 de hoy, hora local. Se estima que luego girará al Noreste hacia el canal de Yucatán, yendo a dar sobre Cuba entre el sábado y el domingo. La noche de ese día podría desplegar el poder de sus tormentas sobre Estados Unidos.
Los ánimos cambiantes de Wilma mantienen en vilo a la región oeste de Cuba y a la península de Yucatán. Las autoridades mexicanas calculaban que unos 42 mil turistas habían sido trasladados de las zonas costeras a otros lugares más seguros. En Cancún, donde las playas desaparecieron bajo olas de más de tres metros, terminales y aeropuertos estaban atestados de personas en medio de una evacuación masiva. Los que no llegaron a subirse a un avión cambiaron las comodidades y lujos que desbordaban los hoteles para pasar los minutos de espera en los refugios dispuestos por la autoridades. La advertencia del Centro Nacional de Huracanes había sido más que clara: “Los preparativos para proteger vida y propiedad deben completarse a la mayor brevedad”, fue la sugerencia.
Los vientos de Wilma tienen una velocidad de 230 kilómetros por hora. Una fortaleza suficiente como para elevar olas gigantescas y llevar inundaciones varias a la región. Los expertos que siguen de cerca la evolución del fenómeno pudieron notar cómo disminuía la velocidad a la que se desplazaba el grupo de tormentas. De ir a trece kilómetros por hora pasó a nueve. No es un dato menor, porque si siguiera a ese ritmo podría pasarse medio día castigando a la península mexicana y persistir sobre Cuba.
Los cubanos también se movilizaron frente al eventual desastre, trasladándose a los albergues previstos con provisiones de alimentos que los ayudaran a resistir. El cielo en la isla se recargaba cada vez más de color gris, mientras los limpiadores de drenajes apuraban sus recorridos multiplicando el esfuerzo. “Hay que prepararse porque esto puede ser una batalla larga y solamente la vamos a ganar con paciencia y con inteligencia. Puede ser una batalla de varios días, esperando al enemigo que está ahí”, advirtió el jefe del Centro de Pronósticos del Instituto de Meteorología de Cuba (IMC), José Rubiera. El experto vaticinó que las condiciones atmosféricas podrían detener al huracán frente a la península de Yucatán. De este modo, la región occidental de Cuba quedaría bajo intensas tormentas. Según el especialista, “cuando Wilma empiece a moverse y recurve, que es uno de los momentos más difíciles de pronosticar, se aceleraría su movimiento hacia una zona cercana a nuestro país”.
La alarma se encendió también en Florida, donde el gobernador Jeb Bush declaró el estado de emergencia y activó a la Guardia Nacional. Sucede que Wilma podría provocar daños económicos enormes en un área por la cual ya pasaron siete tormentas desde agosto del año pasado. Sin embargo, existía la esperanza de que la velocidad de traslación de Wilma aumente y el fenómeno llegue a Florida ya en la categoría 2. Es probable que el roce previo con Yucatán debilite a la errante Wilma, que –sin embargo– no admite precisiones totales en lo que refiere a sus pronósticos.