Mar 25.10.2005

SOCIEDAD

El huracán Wilma castigó Florida y se metió al océano para morir

En Florida murió una persona y 6 millones quedaron sin luz. Hubo inundaciones y evacuados. Ahora ya está por extinguirse.

La puesta en escena de Wilma culminó ayer con su ingreso a territorio estadounidense, donde marcó el punto final de una trayectoria devastadora por el Caribe. El huracán paseó sus vientos de casi 200 kilómetros por hora en el estado de Florida, donde produjo al menos una muerte. En su retirada, Wilma apagó la luz: unos seis millones de personas quedaron a oscuras tras el paso del tifón, y se cree que restablecer el suministro de electricidad llevará semanas. Por fuera de todas las imágenes de destrucción que pudo mostrar la televisión, quedó el olor viciado de los refugios que se multiplicaron en México, Cuba y Florida en los últimos días. Nadie arriesgó aún cuál es la cifra millonaria de las pérdidas para toda la región afectada.
“Potencialmente catastrófico”, habían dicho los expertos cuando el huracán Wilma se elevó sobre las aguas del Océano Atlántico. Repitieron el pronóstico al ver que el tifón llegaba a su pico máximo de violencia: en pocas horas trepó al nivel 5 de la escala Saffir Simpson, su punto máximo. Pero el daño sobre Florida fue menor del esperado, porque el huracán persistió varios días sobre la península de Yucatán y en Cuba, perdiendo vigor. Cuando Wilma volvió al océano lo hizo en la categoría 2, pero se recuperó al nivel 3 para entrar a Florida a las 6.30, hora local.
Las autoridades de ese estado habían dirigido todos sus esfuerzos para que los residentes tomaran conciencia del riesgo. El llamado de evacuación forzosa fue dirigido a unas 160 mil personas y el toque de queda reinó desde las 22 del domingo en algunas ciudades balnearias. Sin embargo, ni siquiera el paso reciente de Katrina por territorio estadounidense logró sensibilizar a los residentes de Florida. Tal vez porque sus viviendas son mucho más resistentes que las casas de madera que volaron en Louisiana, quizá porque consideraron desmedidas las proyecciones de las autoridades, lo cierto es que a Jeb Bush le costó convencer a sus gobernados de que se pusieran a salvo. Sólo 36 mil personas se habían trasladado a refugios diversos cuando arreciaron las lluvias y los vientos. En Cuba, 600 mil personas permanecían evacuadas de la zona occidental de la isla.
Si bien algunas versiones hablaban de cinco muertes, sólo se confirmó oficialmente que un hombre murió aplastado por uno de los tantos árboles arrancados por la violencia del tifón. Además de todos los destrozos, el huracán provocó un corte de electricidad en más de tres millones de residencias y negocios. Se estima que las personas afectadas son seis millones y deberán esperar para que el suministro se restablezca: la empresa Florida Power adelantó que eso podría tomar “semanas”.
Por lo pronto, el presidente George W. Bush, decretó el estado de emergencia en Florida. “Firmé una declaración de catástrofe natural”, dijo en una conferencia de prensa. Y agregó que antes de la llegada de Wilma se habían repartido entre la población “alimentos, medicamentos, equipos de comunicación y equipos de rescate”. Su hermano Jeb –gobernador de Florida– advirtió que “el peligro será más grande después del ciclón que durante el ciclón”, y pidió a los habitantes que evitaran utilizar las rutas. Según informó, tres mil guardias nacionales están listos para intervenir en la zona y una cifra igual se mantiene en estado de alerta. Además del agua y barro que se encontraban por todas partes, se estima que el ochenta por ciento de las ventanas de Miami simplemente fue arrancado: los vientos eran de 185 kilómetros por hora y convirtieron a las olas en gigantescos latigazos de agua sobre la costa.
El paso de Wilma causó estragos en la península de Yucatán. Frente a los saqueos que se produjeron en Cancún, las autoridades del municipio Benito Juárez –donde se ubica ese centro balneario– tomaron medidas para garantizar el orden. “A partir de las siete de la noche queda restringida la movilización ciudadana que no tenga nada que ver con operaciones de abastecimiento, rescate o limpieza”, declaró el alcalde Francisco Alor, quien negó que se tratara de un toque de queda.
Según las previsiones del sector, llevará tres o cuatro meses reconstruir Cancún, siempre que lleguen los créditos necesarios. El presidente Vicente Fox aseguró que la ayuda llegará, pero pidió que ningún trabajador pierda su puesto. Wilma dio sus últimos coletazos en Florida en la categoría 2. Después, el huracán volvió a internarse en el océano para cerrar su ciclo.

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