Vie 11.11.2005

SOCIEDAD

Un mercado de alimentos orgánicos para la compra directa al productor

Organizado por una mutual, reúne a unos 100 productores. Venden productos sin agroquímicos ni transgénicos. Fue inaugurado ayer en Chacarita y desde el 19 abrirá todos los sábados.

Una invitación a la alimentación sana, libre de químicos y transgénicos, con productos cuyos precios son fijados por los productores pero también por los consumidores, en el marco de una economía social. Estos principios aparecen plasmados en la realidad, por primera vez en el país, con la inauguración del Centro Comunal de Abastecimiento El Galpón, donde una vez por semana se venderán productos libres de agrotóxicos, en un proyecto que conecta el precio justo con el consumo responsable.
Hojas de lechuga reluciente, zanahorias, hortalizas, frutas sin químicos, carnes libres de hormonas, patos, cabritos, gallinas, pero también quesos, prepizzas integrales, dulces sin conservantes y artesanías varias fueron los protagonistas del acto inaugural de este nuevo espacio, un proyecto impulsado por la Asociación Mutual Sentimiento, que a partir del 19 de noviembre funcionará todos los sábados a partir de las 9 de la mañana en Federico Lacroze 4181, en la estación Chacarita.
La apertura contó con la bendición de un sacerdote católico pero también con la ceremonia de la Pachamama. Más de 30 productores mostraron su trabajo y hubo más de 300 visitantes hasta pasado el mediodía.
“Con el tiempo nos fuimos contactando con organizaciones y movimientos que producían verduras orgánicas sin agrotóxicos, como por ejemplo el Movimiento Agrario de Misiones (MAM), el Movimiento de Campesinos de Santiago del Estero (Mocase) o de Formosa (Mocafor), organizaciones de Máximo Paz y de diversas partes del país. En total estamos vinculados con 100 organizaciones productoras de la Argentina”, relató Graciela Draguicevich, presidenta de la mutual. Esta asociación fue conformada en 1998 por un grupo de ex detenidos y exiliados políticos de la última dictadura y cuenta además con una farmacia de remedios genéricos y un centro de atención primaria de salud, entre otros emprendimientos.
Uno de los puntos importantes de esta iniciativa es que “se trabaja sin intermediación ociosa, es decir, quienes venden son los mismos productores y esto tiene dos objetivos: por un lado, los precios son bajos y, por el otro, hay una transmisión de la cultura, de la forma de vida del campo, de su vínculo con la familia”, explicó Draguicevich.
Cuando desde el Gobierno se lanzó la ayuda para emprendimientos “lo que faltó, para completar el círculo, era un centro de ventas, no un centro mercantilista, sino que trabajara con el comercio justo y el consumo sustentable, apuntando a proteger la tierra y los productores”, destacó. El comercio justo implica la fijación de precios entre ambas partes y rechaza el trabajo infantil y la explotación.
Cuando la gente se acerque a comprar “se les ofrecerá hacerse socios de la mutual, por 50 centavos, y si no puede abonarlos, se les dará el carnet igual. Esto posibilitará tener una base de datos para convocarlos a plenarios de consumidores y productores para la formación de los precios”. En el predio, estudiantes de Agronomía de la UBA vendían frascos de mermeladas de zapallo y zanahoria a 3,50 pesos, mientras que los productores del Mocase distribuyen envases de 450 gramos de miel a 6 pesos. Como ejemplo, las chauchas libres de agroquímicos, cosechadas en Marcos Paz, cuestan 3 pesos el kilo, mientras que el repollo se cotiza a 2 pesos.
Miguel Rodríguez, coordinador de ventas del Movimiento Agrario de Misiones, está a cargo de la promoción de la yerba Titrayju. “Más de 1300 familias conforman el movimiento y para ellas ésta es otra alternativa de comercialización más justa”. Aprovechando el diálogo con este diario, Rodríguez relató la situación de los yerbateros, conversación que en una góndola de mercado hubiera sido imposible. “Por ley, el kilo de hoja verde debe venderse a 38 centavos. Pero al pequeño productor le pagan 10 centavos y debe firmar como si hubiera percibido los 38, porque si no no le compran.”
El Galpón permite un acercamiento a productos más sanos hacia la gente de la ciudad, pero también abre espacios de intercambioque, según sus impulsores, apunta a transitar desde una economía de mercado a una economía social.

Informe: María Sol Wasylyk Fedyszak.

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