Jue 17.11.2005

SOCIEDAD  › INGENIERIA DE TEJIDOS CON PARTICIPACION DE ARGENTINOS

Vasos sanguíneos, cuestión de piel

En EE.UU., a dos pacientes argentinos se les implantaron vasos desarrollados a partir de su propia piel. Un cirujano argentino en el equipo.

Dos argentinos son los primeros pacientes del mundo en recibir vasos sanguíneos creados a partir de su propia piel. La técnica se desarrolló en Estados Unidos, con participación de un cirujano argentino, y comienza por la obtención de células cutáneas del dorso de una mano. Estas células se cultivan, en capas sucesivas, alrededor de una matriz cilíndrica cuyo diámetro es el del vaso que se necesita obtener. Cuando el vaso se ha formado, se retira la matriz, y la parte interior del vaso se tapiza con células cultivadas a partir de una vena del mismo paciente. Todo el proceso dura dos o tres meses, y lleva a la obtención de vasos sanguíneos de 17 centímetros de largo, que el cirujano puede implantar donde sea necesario. Los dos argentinos que fueron intervenidos en Estados Unidos reciben tratamiento de diálisis renal: los vasos sanguíneos por donde se efectúa la diálisis se habían resentido hasta el punto de justificar su reemplazo. Otras indicaciones posibles serían el bypass coronario y problemas circulatorios vinculados con la diabetes. El nuevo abordaje –que aún es experimental y cuyos resultados a largo plazo están en investigación– fue elogiado por la titular del Instituto Nacional del Corazón de Estados Unidos.
“Pensamos que esto es extraordinariamente promisorio; que una cantidad de pacientes podrían beneficiarse mediante los vasos obtenidos por ingeniería de tejidos”, sostuvo Elizabeth Nabel, directora del Instituto Nacional del Corazón, el Pulmón y la Sangre de Estados Unidos, que contribuyó con dos millones y medio de dólares al proyecto. La investigación fue desarrollada por Cytograft Tissue Engineering, una empresa relativamente pequeña dedicada a la biotecnología, en la bahía de San Francisco. Los resultados fueron presentados ayer en el congreso de la Asociación Americana del Corazón, en Dallas, por un equipo dirigido por Todd McAllister y del que formó parte el cirujano argentino Sergio Garrido.
“Informamos la primera utilización clínica de vasos sanguíneos obtenidos por ingeniería de tejidos –anuncia el paper–. Los vasos, de 17 centímetros de longitud, fueron implantados en dos pacientes en diálisis, cuyo seguimiento a corto término demostró excelente flujo sanguíneo.”
El método empieza por una pequeña intervención en el dorso de una mano del paciente, de donde se extirpa un fragmento de piel del tamaño de una estampilla. Las células de la piel, llamadas fibroblastos, se cultivan in vitro; el desafío para la “ingeniería de tejidos” es lograr que adopten la forma de un vaso sanguíneo: para esto, se las dispone alrededor de un eje cilíndrico en capas sucesivas que luego se unen hasta formar un tejido homogéneo.
El tubo así obtenido, íntegramente originado en la piel de la propia persona, tiene la resistencia necesaria para soportar la presión sanguínea. Pero, para que la sangre pueda circular adecuadamente, su interior es revestido con células de las que forman la capa interna de los vasos sanguíneos: éstas se han obtenido a partir de una vena superficial o incluso de la circulación sanguínea del paciente. Como todas las células se han obtenido a partir del organismo de la persona, no existe riesgo de rechazo. Todo el procedimiento de ingeniería de tejidos requiere entre dos y tres meses, transcurridos los cuales el paciente puede recibir sus nuevos vasos.
Los pacientes que participaron en el ensayo clínico fueron una mujer de 56 años y un hombre de 61, ambos argentinos y en diálisis por insuficiencia renal. En los casos, las células de la piel les fueron retiradas en Buenos Aires –a la mujer en mayo, al hombre en septiembre– por el cirujano Garrido. La ingeniería de tejidos se efectuó en Estados Unidos, y también allí fueron implantados los nuevos vasos.
En caso de que la efectividad del método se verifique a largo plazo y con cantidades considerables de pacientes, resultaría aplicable a varias condiciones muy frecuentes. Una de ellas es la hemodiálisis, en la cual las repetidas intervenciones resienten los vasos sanguíneos y los injertos de vasos artificiales no siempre dan resultados perdurables. Otra son los casos de bypass coronario donde –en general, más de diez años después de la operación– los vasos injertados empiezan a fallar. La ingeniería de vasos sanguíneos también beneficiaría a quienes, padeciendo diabetes, tienen problemas de circulación en las piernas.

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