SOCIEDAD
La mujer que engañó a todos y pasó un mes en una cárcel de hombres
La detuvieron por tentativa de robo y no tenía documentos. Dijo que era hombre y le creyeron. Las revisaciones médicas en la comisaría, en Tribunales y en los penales donde estuvo no lograron detectar su identidad. La descubrieron por una denuncia anónima.
› Por Horacio Cecchi
Durante poco más de un mes, entre abril y mayo pasado, a Carla Aguilera le tocó caer en el agujero negro que se abre entre cárceles, Justicia y policía. Aguilera –peruana, de 30 años– fue detenida el 16 de abril pasado por uniformados de la comisaría 8ª, por tentativa de robo. Indocumentada, dijo ser varón y llamarse Manuel Martín Aguiar. Le creyeron. La derivaron como tal al juzgado donde le tomaron declaración. Después, la alojaron en el penal de varones de Marcos Paz. En cada una de sus estaciones, Aguilera pasó por la revisación médica de rigor. La policial, al ser detenida; la forense, en Tribunales; la penitenciaria, apenas pisó la cárcel. Ya se verá que el mentado rigor no es tan riguroso: durante un mes, Aguilera pasó por varón en una cárcel de varones hasta que un llamado anónimo alertó a la Procuración Penitenciaria. Luego de comprobarse que la denuncia estaba en lo cierto, fue derivada a la unidad psiquiátrica para mujeres del Moyano y de allí se aguarda su pase al penal de mujeres de Ezeiza. Mientras espera la fecha de juicio oral, el Tribunal Nº 18, que la juzgará, pidió que un médico certifique a quién van a sentar en el banquillo. Mientras el caso provoca todo tipo de comentarios en los pasillos judiciales, ella insiste en que es varón, dice que en Marcos Paz la pasó bárbaro y que quiere regresar allí. Pero le será más difícil pasar esta vez los rigores de la revisación médica.
Los nombres que se utilizan en esta nota para identificar a Aguilera/Aguiar son ficticios, con el fin de proteger su identidad. El sábado 16 de abril, personal policial detuvo a un trío bajo la imputación de “tentativa de robo”. Entre los tres, uno tenía apariencias de mujer, pero se decía hombre. Cuando le tomaron los datos dijo que era peruano, que había nacido el 24 de diciembre de 1974, que su padre se llama José y su madre María. No se llamaba Jesús por pura humildad paterna. No contaba con documentos, con lo que todo lo dicho quedó como cierto.
Todo detenido, antes de pisar la celda, debe ser revisado por el médico legista de la comisaría. En la 8ª juran y perjuran que fue revisado/a. Carla, como Manuel, pasó el fin de semana adentro y el lunes 18 de abril fue trasladado/a al Centro de Detención Judicial, U28, del Servicio Penitenciario Federal, para declarar ante el juez Domingo Altieri. Antes, un profesional del Cuerpo Médico Forense debió haberlo revisado y dado el OK. En principio, Carla Aguilera fue procesada en la causa 19.057/05 como Manuel Martín Aguiar por tentativa de robo y despachada/o ese día al Complejo Penitenciario Federal II de Marcos Paz, cárcel de varones.
Al menos hasta el 4 de mayo, Carla pasó como varón. Ese día se comunicó con su defensora oficial, Alicia Trionfetti de Martínez, para decirle que sufría de ataques de epilepsia y necesitaba un tratamiento médico. Con fecha de ese mismo día, Trionfetti envió un escrito al procurador penitenciario Francisco Mugnolo: “Sufre de epilepsia y tuvo ataques de asma, por lo cual solicita ser revisado por los médicos a fin de recibir la atención y medicación adecuadas”, decía en el escrito. Trionfetti agregaba muy segura que ya que su “defendido es travesti, solicito sea alojado en un pabellón de acuerdo a su condición sexual”. Carla fue revisada/o entonces por los médicos que le recetaron medicación y fue alojada/o en el módulo 1, pabellón 4, destinado a homosexuales.
Durante ese mes, Carla se las arregló perfectamente como Manuel Martín, incluso con las temidas requisas que obligan a los presos a formar en fila completamente desnudos. ¿Cómo? Cuando llegaba la requisa se desmayaba y era trasladada/o a la enfermería donde, después de una sesuda revisación, la/lo devolvían al pabellón.
Todo hubiera seguido así quizás hasta el cumplimiento de la condena, quizás hasta que el bueno de Manuel hubiera quedado “embarazado”, desatando una inédita revolución místico-científica en los penales. Pero el 20 de mayo, un llamado anónimo desde la misma cárcel de varones alertó sobre la situación. “Tenemos a una mujer que se hace pasar por hombre”, dijo el denunciante, según confirmó a este diario una fuente de la Procuración Penitenciaria. Se puso en marcha entonces el mecanismo de rescate. El mismo día, Mugnolo ordenó abrir un expediente, el 10.823/05, y envió una nota urgente al director de Marcos Paz. El preso/a fue revisado por el médico Daniel De Carlo. Algo habrá visto porque se ordenó su inmediato aislamiento.
El 23 de mayo, un funcionario de la Procuración se contactó con el jefe de Judiciales del SPF, de apellido Mercado. “Lo llevaron al Complejo I (Ezeiza, de mujeres) para verificar su sexo”, respondió Mercado. Al día siguiente, lo trasladaron al Cuerpo Médico Forense, con el mismo fin. Finalmente, el 26, Mercado respondió que “lo trasladaron a la unidad 27 (de mujeres del Moyano)”, con lo que de hecho se aceptaba que Manuel era mujer. De hecho no quiere decir por derecho: Carla ingresó al penal femenino como mujer que es, pero como Manuel Martín Aguiar en los rótulos del expediente.
Desconfiada de las revisaciones de rutina, el 7 de junio, la Procuración envió un médico propio, Humberto Metta, a determinar la verdad más profunda del expediente 10.823/05. Metta no reparó en estudios: desde la anatomía externa determinó que se trataba de una mujer, dato corroborado por una tomografía de pelvis que mostraba la presencia del útero, lo que desmentía los rumores en los pasillos de Tribunales que hablaban de una operación de cambio de sexo. Ese día fue entrevistada por un asesor de la Procuración a quien le manifestó que “se llamaba Manuel Martín Aguiar Torres del Cerro Lima, que había nacido con los dos sexos y que se consideraba hombre”. También dijo que había estado detenida durante 8 años en Salta, en un penal de varones.
Los trastornos de personalidad de Carla (o Manuel) fueron asumidos por el sistema: en los partes empezó a ser designada como “Aguiar, Manuel Martín o Aguilera, Carla”. La confusión de los penitenciarios terminó lesionando sus derechos: teniendo en cuenta la alarma que desató el caso, Aguiar/Aguilera fue alojada/o en celdas de aislamiento. El mes pasado se gestionaba su traslado a la U31 de mujeres, en Ezeiza, pero Carla insistía en que en Marcos Paz había pasado una buena temporada y pretendía regresar allá.