SOCIEDAD
› HISTORICO FRAUDE DE UN CIENTIFICO SURCOREANO
Las falsas clonaciones del doctor Hwang
› Por Javier Sampedro*
En junio pasado, Hwang Woo-suk y su equipo publicaron en Science un artículo científico de gran impacto. Los investigadores coreanos habían logrado clonar embriones y derivar de ellos células madre con tal eficacia –cerca de una línea celular por cada donación de óvulos– que habían convertido la técnica en una herramienta de investigación de utilidad casi inmediata. De hecho, en el mismo trabajo presentaron las primeras once líneas celulares clonadas de pacientes de distintas enfermedades. Ayer, la decana de investigación de la Universidad de Seúl, Roe Jung Hye, reveló que sólo dos de esas once líneas existían en el momento en que Hwang envió el borrador de su artículo a la revista Science. “Hay suficientes pruebas de que los resultados fueron manipulados deliberadamente, y el profesor Hwang acepta esto hasta cierto punto”, dijo Roe. “No creemos que los datos en el artículo fueran incorrectos por un simple error”, agregó.
Es la primera conclusión sobre el caso Hwang que hace pública la universidad surcoreana, que está sometiendo a pruebas de ADN todos los trabajos del que hasta ayer era su científico estrella. Eso incluye a Snoo-
ppy, el perro clónico presentado por Hwang en Nature, hace unos meses.
“Voy a dimitir a mi puesto como profesor en la Universidad Nacional de Seúl”, confirmó ayer Hwang a los periodistas que se apiñaban en la escalera de la facultad.
Que muchas de las figuras publicadas en el artículo de Science no correspondían a las células que debían corresponder se puede considerar ya un hecho demostrado, pero la identidad del responsable sigue oculta bajo una maraña de versiones contradictorias. El jueves, sólo un día antes de dimitir, Hwang entabló acciones legales contra dos de sus colaboradores, acusándolos de haber sustituido sus líneas de células madre clonadas por otras células convencionales.
El primero de los demandados, Roh Sung-il, figura como coautor de los principales trabajos científicos de Hwang. Y su implicación en un aparatoso escándalo de tráfico de óvulos, hace poco más de un mes y medio, fue probablemente la primera ficha del monumental dominó que ayer acabó de desplomarse sobre la cabeza de Hwang.
El 6 de noviembre, la policía surcoreana anunció la detención de cuatro brokers por haber comprado óvulos y de 20 mujeres por habérselos vendido. Un día después se supo que el jefe de reproducción asistida del Hospital MizMedi de Seúl estaba siendo investigado en relación con el caso. Su nombre era Roh Sung-il. Era uno de los más estrechos colaboradores de Hwang, el héroe científico del país. Y quien había aportado los óvulos imprescindibles para todos sus experimentos de clonación.
El 12 de noviembre, el científico norteamericano más próximo a Hwang, Gerald Schatten, reveló: “Ayer recibí una información que indicaba que han ocurrido tergiversaciones en relación a la donación de óvulos. En consecuencia, he suspendido mi colaboración con el profesor Hwang”. Schatten no sólo era uno de los firmantes del Science de junio 2005, sino que hasta ese momento había defendido con vehemencia a Hwang frente a cualquier duda que hubiera suscitado su trabajo.
El 21 de noviembre, Roh reconoció que, para la primera clonación de un embrión humano, publicada por Science en 2004, había pagado 1,5 millón de wons (1200 euros) a cada donante de óvulos. Gracias a eso, Hwang pudo disponer de 242 óvulos y ganar la carrera mundial de la clonación. Dos de la donantes, por cierto, eran becarias del laboratorio.
Pero ninguno de esos problemas era de una gravedad crítica. La venta de óvulos por estudiantes universitarias tiene cierta tradición en Corea del Sur y sólo era ilegal desde enero, cuando entró en vigor la nueva Ley de Bioética. Roh, que siempre había apoyado a Hwang, aseguró que éste no tenía conocimiento de sus transacciones con los óvulos. Pero algo cambió el 12 de diciembre. Roh declaró en los medios coreanos que había hablado con Hwang. “Me dijo que no había células madre clonadas, que había presentado células madre de tejidos obtenidas en mi laboratorio y que de las 11 líneas celulares presentadas en Science, nueve ni siquiera existían.” Las primeras conclusiones de la investigación coinciden muy bien con ese relato.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.