Un gomón asoma como el primer éxito policial en el espectacular caso del robo al Banco Río. El aparejo fue hallado en el túnel del desagüe por el que fugó la banda que vació las arcas y buena parte de las cajas de seguridad apelando al método del birlibirloque. Los investigadores sostienen que el botecillo fue usado para transportar el botín hacia la libertad. En simultáneo a la investigación se desató una polémica sobre la alarma sísmica. Como anticipó Página/12, los investigadores aseguran que desde hacía diez días la alarma fue desactivada tras haber sonado sin explicación. Dos testigos recordaron en la causa judicial la fecha en que se disparó. Pero desde el banco aseguran que estaba en funcionamiento y que sólo era desactivada durante el horario bancario para luego volver a ser conectada. Otra polémica se desató sobre la autoría del túnel. Y una tercera, sobre la dirección de fuga. De todos modos, la búsqueda avanza hacia adentro: ayer se pidió el análisis de las llamadas de los teléfonos de los policías que hicieron adicionales bancarios.

No se vaya a imaginar una lancha de desembarco de esas que suelen usar los comandos de los films para castigar narcos japoneses en costas colombianas. Era un bote de goma inflable gris y pequeñito, sin fuera de borda, pero lo suficientemente flotable como para cargar 300 kilos de botín a través del desagüe. Cómo apareció el gomón: impedida de ingresar al túnel a través del hueco abierto en las paredes del banco, la poli debió llegar al escenario a través de otras bocas de desagüe. Cerca de una de ellas, y también cerca del banco, encontraron el gomón.

La hipótesis de los investigadores es que la banda cargó el flotante con el botín y avanzó a pie con el agua hasta la cintura hacia la Panamericana y no hacia el río. Existen diferentes versiones a ese respecto: algunas sostienen que es más práctica la huida hacia el río. El Ministerio de Seguridad bonaerense desmintió con un escueto comunicado citando informes de Prefectura que sostienen que “la altura del río era de 2,20 metros” y una pasarela metálica en la misma desembocadura, con el río a esa altura, hacía imposible el paso de embarcaciones en uno u otro sentido.

Por otro lado, la información anticipada ayer por este diario sobre los misterios de la alarma desató una polémica que no termina de aclarar las cosas ni dilucidar el misterio. La policía sostiene que la alarma estaba desactivada. Voceros del banco coinciden en parte: “Estaba desactivada porque durante el horario bancario se desactiva”, pero niegan que haya estado en esas condiciones permanentemente a lo largo de diez días. “El sistema tiene tres terminales –aseguraron las mismas fuentes–: una en la Departamental de Tigre, otra en la empresa de la alarma y otra en el banco. Queda registrado tanto cuando se activa como cuando se desactiva, y cuando se dispara.” Por el momento no queda claro cuándo se realizó la perforación. Durante la noche, debería haber saltado la alarma. Durante el día, difícilmente no hubiera sido escuchado. Hay que pensar que es una perforadora atravesando hormigón armado y hierros. A menos que, como también se sospecha, la alarma no funcionara.

Por el lado del túnel que condujo a la banda desde el desagüe hasta el banco, Aguas Argentinas desmintió haberlo hecho en un comunicado repetido por el Ministerio de Seguridad, y un jefe de mantenimiento del mismo banco aseguró que sí lo había hecho la empresa AA en el 2001 ante un reclamo de filtraciones, mientras que fuentes gubernamentales desmentían a la misma empresa y, en forma indirecta, a su propio ministerio. Para colmo, el jefe de la Bonaerense, Daniel Rago, afirmó que “todo el mundo está bajo investigación”. En forma coincidente, se analizarán las llamadas realizadas por los policías que cumplieron adicionales. Por ahora, lo único que está claro es que en el caso del Río las aguas bajan turbias.