Por estos días, las noticias que llegan desde Brasil, en cuanto a quienes deciden pasar sus vacaciones en ese país, no son alentadoras. Primero fueron los robos. Ahora, el peor de los finales. Ariel Malvino tenía 21 años y murió en una playa de Ferrugen, al sur de Brasil, como consecuencia de las heridas sufridas al intentar separar, aparentemente, a otros jóvenes argentinos en una pelea frente a un bar nocturno.

El cónsul argentino en Florianópolis, Valdo Palmai, precisó que el turista veraneaba en la zona junto a un grupo de amigos, pero que “no” participó en los disturbios.

Malvino “aparentemente estaba solo y se vio involucrado en una pelea frente a un bar, entre dos bandos numerosos de jóvenes presuntamente argentinos”, dijo Palmai, y aseguró que el caso es investigado por la policía de Garopaba.

El joven turista murió el jueves en horas de la madrugada camino al hospital, por un “paro cardiorrespiratorio”, y médicos del centro asistencial adonde fue derivado le practicaron una autopsia.

“El caso es confuso”, confesó el diplomático, y consideró que “fue tremendo” porque “el chico aparentemente no participaba de la riña y se vio involuntariamente envuelto en ella”.

“Tras la pelea –protagonizada por entre 12 y 15 personas– el chico quedó tirado en el piso”, hasta que una ambulancia, que llegó “20 minutos después, según los testigos” lo trasladó a un centro asistencial del municipio de Imbituba, confirmó, y detalló que “recibió un golpe y cayó pesadamente sobre el piso; en ese momento, otro joven le arrojó una enorme piedra encima del cuerpo”.

Por el lado de los robos, el cónsul dijo que “hay muchas denuncias de asaltos”. “Uno se entera cuando hay argentinos que pierden los documentos porque cuando resuelven por sus propios medios no llegan a nosotros”, señaló Palmai, y precisó que “hubo aproximadamente alrededor de 14 grupos familiares argentinos que sufrieron robos y asaltos, cinco de ellos de una sola vez en Bombinhas”.