SOCIEDAD › UNA MULTITUD DE JOVENES INVADE LA CIUDAD PARA ASISTIR AL FESTIVAL
Algunos se conforman con un camping alejado y otros, directamente, paran en la calle. Conviven sin problemas los seguidores de distintos grupos, desde La 25 y Attaque hasta Miranda! y Babasónicos, pasando por los clásicos León Gieco y Charly García.
› Por Carlos Rodríguez
Desde Villa Gesell
Desde la madrugada del miércoles, la villa está más convulsionada que nunca en este verano. “Nosotros nos vinimos desde Munro para ver a Attaque. Nada nos para. Tuvimos que irnos a parar a un camping que se llama Casablanca y que está en la loma del orto (léase cerca de Mar de las Pampas), pero Attaque lo vale.” Mariela, un Romeo no muy romántico que digamos, si se tiene en cuenta la forma de expresarse, El Monito y La Turca, se vinieron de lejos para ver a la banda liderada por Ciro Pertusi, que anoche fue uno de los platos fuertes del Gesell Rock, en su versión 2006. Pasada la medianoche era esperada la presencia de Charly García en el escenario principal, aunque todos, público y organizadores, presumían una larga espera, conociendo los modales del ídolo casquivano. El Gesell Rock, que finaliza este domingo, tiene show en continuado no sólo en los tres escenarios en simultáneo que se han montado en el ex Autocine, sobre la avenida Buenos Aires. El color ganó las calles y hasta las diez de la mañana, las bandas de rockeros desatados siguen cantando por la Avenida 3.
“La 25 fue la que salvó la noche”, era el grito de guerra de un rolinga que a las siete de la mañana de ayer se reponía cerca de la sede de la Municipalidad de Gesell. La banda stone fue la que cerró la primera noche, de la que participó poca gente, mal que le pese al fanático. El festival comenzó a repuntar el jueves con la actuación, en el cierre, de León Gieco. El público, como era de esperar, fue mucho más tranquilo y muchísimo más numeroso. De todas maneras, lo que siempre ha ido en alza es la presencia de jóvenes en las playas y en la peatonal, desde que comenzó el festival. Desde las tres de la tarde en adelante y durante toda la madrugada, hasta el amanecer, el ruido se hace atronador y es imponente ver la marcha hacia el estadio, cuadra por cuadra, cuando se acerca la hora del comienzo de las funciones, después de las seis de la tarde.
En la boletería del estadio, un cartel anticipa que la capacidad máxima es de 11.000 espectadores. De allí en más se despliegan rigurosas medidas de seguridad, aunque el acceso es tranquilo, sin incidentes ni demoras excesivas. Del operativo participan 150 policías, ocho patrulleros, un helicóptero, 35 socorristas, dos ambulancias de alta complejidad, cuatro médicos emergentólogos, una autobomba y una guardia de bomberos permanente, más el auxilio de 45 matafuegos “distribuidos estratégicamente”, afirman los organizadores. Todo un arsenal de prevención. Otra de las preocupaciones es la convivencia entre los seguidores de los distintos grupos.
Gloria dice en voz baja que ella vino “para ver a Miranda!”. La presencia de un grupo de seguidores de Almafuerte, con sus remeras negras, sus tachas y sobre todo sus brazos musculosos, llenos de tatuajes sombríos, la hacían sentir pequeña y extraña frente a tanto metal. De todos modos, Gloria tuvo fuerza para decir a media voz que su ídolo es Lolo Fuentes y que no hay como “el glamour” de los chicos que ya vendieron 50 mil discos y ganaron el Gardel al Mejor Album Pop. Los organizadores del festival y voceros de la Municipalidad de Gesell confirmaron que muchos de los jóvenes que están concurriendo al festival han llegado, por unos días, de los balnearios vecinos, sobre todo de Valeria del Mar, Pinamar, Santa Clara del Mar e incluso de Mar del Plata. Anoche, la atracción del rock estaba compartida con Pinamar, donde desde las 19 se presentó Divididos.
“Nosotros estamos viviendo en la calle. No conseguimos nada y nos acomodamos por ahí.” Juancho es el vocero del grupo, unos diez pibes y apenas tres pibas, que se vinieron a Gesell desde Valeria del Mar. “No preguntés por quién vinimos porque es un rejunte que no puede ser. A esta loca (por Ligia, una de las chicas) le gusta Babasónicos, pero yo y el Largo (otro de los flacos) vinimos por Massacre, mientras que Pepe, que esmedio jovato, se mandó por Las Pelotas. Pero bueno, todo bien.” La convivencia, a veces, es menos amable, pero todo está bastante civilizado, en el estadio y en las calles del centro.
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