Lo habían trasladado porque una vez atendió al público en la comisaría donde estaba preso. Pero los vecinos juntaron firmas y lograron que regrese al pueblo.
Carlos se convirtió en el preso más famoso de Fuentes, un pueblo rural ubicado 65 kilómetros al sur de Rosario. En octubre lo habían sorprendido atendiendo al público en la comisaría donde estaba detenido, porque no había quedado ningún policía, y por eso lo trasladaron a otra prisión de la provincia. Pero los vecinos de Fuentes ya conocían a Carlos y salieron en su defensa, especialmente el cura párroco, con quien el detenido solía hacer tareas comunitarias. Reunieron 400 firmas, se las llevaron al juez y al jefe de la Unidad Regional y lograron que el preso vuelva a la seccional local. Carlos, procesado por homicidio, goza de salidas laborales: sale a la mañana a hacer trabajos de mantenimiento en la comuna de Fuentes y por la noche vuelve a dormir al calabozo.
El presidente comunal de Fuentes, Norberto Contrucci, explicó que 400 de los 3000 habitantes de esa localidad estamparon su firma en un petitorio para que Carlos regresara a esa localidad. “Fue detenido en Rosario, donde vivía, por homicidio. Un día llegó a su casa y encontró a dos ladrones, forcejeó con uno y se escapó un tiro. Puede haber sido en legítima defensa”, explica el jefe comunal a Página/12.
El juez de sentencia 4 de Rosario, Julio Kesuani, a cargo de la causa, le permitió trasladarse hasta Fuentes, donde Carlos tiene unos familiares. Y lo autorizó a trabajar en la fábrica de muebles de sus primos. “Cuando la fábrica cerró, entró en una metalúrgica y después empezó a trabajar en la comuna: pintó el cementerio, arregló los tractores e hizo otros trabajos de mantenimiento”, contó el jefe comunal. El tiempo le alcanzaba, incluso, para hacer tareas comunitarias en la iglesia del pueblo, con el cura Carlos Romagnoli.
Las cosas se complicaron en octubre del año pasado, cuando un vecino fue a la comisaría a hacer una denuncia, golpeó la puerta, y el que abrió fue Carlos. Así se descubrió que en la seccional no había en ese momento ningún policía y que el preso estaba solo, ya que el único efectivo de guardia se había ido a llevar a un compañero hasta una población vecina para que prestara un servicio de vigilancia adicional.
Carlos, en su afán de ayudar, llamó por teléfono a un policía de Fuentes que estaba de franco para que fuera a atender al denunciante que se había acercado a la comisaría. Más insólito aún fue el hecho de que cuando ese policía llegó fue el propio detenido quien le acercó un arma para que saliera a buscar a los autores del robo denunciado por los vecinos.
A raíz del episodio, el jefe de la comisaría de Fuentes fue trasladado a otro destino y Carlos fue derivado a un penal de Roldán, otro pueblo vecino. Pero para varios habitantes de Fuentes el traslado del detenido fue “injusto” y se dedicaron durante un largo tiempo a reunir firmas y reclamar su restitución a la seccional local.
Fue así que hace dos semanas, el juez de sentencia 4 de Rosario, Julio Kesuani, aceptó el reclamo y Carlos fue nuevamente alojado en el calabozo de Fuentes.
“Le estoy agradecido al pueblo y espero que me sigan dando trabajo” para poder gozar de salidas laborales, manifestó Carlos, pro vía telefónica, a la agencia Télam. La solicitud vecinal fue aceptada por la Justicia santafesina y hace dos semanas el detenido fue restituido a la seccional de Fuentes, tras lo cual volvió a gozar de las salidas para trabajar en la comuna local.
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