Dom 22.01.2006

SOCIEDAD  › UN NUEVO EMPRENDIMIENTO EN LA COSTA, MAS ALLA DE MAR DE LAS PAMPAS

La conquista del sur

Chacras del Mar está a tres minutos de Mar de las Pampas y a treinta del centro de Gesell, pero parece otro mundo: agreste, vacío, maravillosamente privado, con todo por hacer. Un joven pionero y sus hijos crearon el primer apart al final de un camino difícil que guarda apenas seis casas.

Por Carlos Rodríguez
Desde Chacras del Mar


Al volante de su camioneta 4x4, Javier Rosetti se siente un moderno Robinson Crusoe. Desde hace tres años, con la compañía de Amelia, su mujer brasileña nacida en Fortaleza, y sus cinco hijos de 3 a 12 años, pasa sus veranos y parte del invierno en su chalet con techo tipo choza africana, con flecos de paja que se sacuden con el viento que viene del Atlántico. Es un lugar de playa llamado Chacras del Mar, a tres minutos de Mar de las Pampas y a menos de media hora del centro de Villa Gesell, partido al que pertenece. Es un sitio agreste, salvaje, maravilloso, donde el silencio es salud, pero el slogan nada tiene que ver con aquel mensaje que fue emblema de años oscuros en el país. Lo que sobra en Chacras del Mar es claridad y paz. “Tenés playa a morir y vivís totalmente olvidado del planeta”, dice Rosetti, que habla de “su” playa como si se tratara de la primera novia.

Chacras del Mar tiene, por ahora, sólo seis casas y 12 departamentos construidos al estilo de un “apart de mar”, todos amueblados con sereno confort que incluye desde las sábanas hasta el televisor, pasando por las reposeras en el balcón, de cara al mar, y los convectores a leña fabricados por un vecino de Pinamar que sirven para calentar las noches frías, que las hay, incluso en plena temporada estival. Chacras del Mar es el paraíso soñado y, como tantas cosas deseadas, es un lugar de difícil acceso por lo intrincado del camino y por lo elevado de los costos.

Rosetti asegura que nunca había pasado unas vacaciones en Villa Gesell y que, desde que conoció a su esposa en Fortaleza, donde la temperatura promedio todo el año ronda los 30 grados, siempre quiso “encontrar una playa argentina donde poder estar tan tranquilo como en Brasil, sin arenas llenas de gente, con los chicos jugando en libertad”. Quería comprar un terreno en esta zona y un empleado audaz de la inmobiliaria lo llevó hasta el lugar donde hoy tiene su casa, a pocos kilómetros del faro de Gesell, a donde desde siempre, hasta hoy, sólo se puede acceder patrullando la arena con unos viejos camiones que fueron usados durante la Segunda Guerra Mundial y que realizan una famosa travesía para turistas.

“La intención era comprar un terreno para mí, pero terminé comprando cerca de 30 hectáreas que ahora tienen cabida para 58 lotes, de los cuales llevo vendidos 28. Todo está a la venta, pero la idea es que sean parcelas grandes, de tres, cinco o siete mil metros cuadrados, para que todos los vecinos tengan intimidad, espacio, sin sentirse invadidos, como suele ocurrir en otros lugares.” Como sabe que se trata de una oferta destinada a unos pocos elegidos, asegura que no quiere “discriminar por cuestiones económicas” sino que busca “gente afín que quiera mantener el estilo de vida que estamos queriendo instalar en esta playa”.

Se ataja diciendo que él, para comprar, tuvo que hipotecar su casa en Buenos Aires y hasta una propiedad de su abuela. Rosetti es arquitecto. Por eso pudo proyectar y construir su choza de ladrillo y techos de chapas con cobertura de paja. Luego hizo lo mismo con las de los cinco vecinos que hasta ahora tiene. “Se dan facilidades, hay planes de pago”, insiste para alentar a eventuales compradores. Los doce departamentos, que el año que viene serán 24, según el proyecto trazado, también se ofrecen a la venta. El costo ronda los 90 mil dólares. “La idea es que los compradores formen un pool y que durante el tiempo en el que no usan los departamentos los pongan en alquiler a tres o cuatro mil pesos la semana, para seis personas, y de ese modo vayan saldando su inversión.”

Junto con los departamentos se levanta un SPA y a pocos metros del mar, una pileta azul, destinada a los más chicos, es otro de los detalles de confort. “El que compra un terreno puede tener una chacra de mar, de las que no existen en Argentina, y los que quieren otra cosa, tienen la opción de un apart de mar amueblado de antemano, para que todo tenga una unidad, un estilo definido, que es el que queremos darle a este lugar.” El nuevo balneario está ubicado a tres kilómetros y medio de Mar Azul, que era, hasta ahora, la última de las playas hacia el sur que tiene Gesell, a 28 kilómetros de Cariló y a 388 de Buenos Aires. “Cuando nosotros compramos, no había luz, no había nada. El primer año traje a mis cinco hijos y a mi mujer a un lugar alumbrado con velas. Para sacar agua tuvimos que instalar un molino de viento, porque debajo de la arena tenemos un manantial, un reservorio de agua dulce”, explica Rosetti.

Para llegar a la nueva playa, las últimas 15 cuadras por la arena, sorteando médanos, hay que hacerlas en camionetas 4x4, jeeps o a caballo. Rosetti tiene cinco equinos en Granjas del Mar que están a disposición de los visitantes. La casa de la familia del fundador la construyeron en el 2003 y el año pasado, durante el invierno, se levantaron las otras cinco viviendas vendidas, aunque la mayoría recién estarán ocupadas para el mes de febrero, cuando lleguen sus propietarios para el veraneo. Todas fueron construidas “mirando hacia el este” y hasta del último de los terrenos se tiene una vista panorámica del Atlántico. Para eso, las casas cuentan con amplias terrazas. “Acá te levantás a la mañana y la primera visión que tenés son las dunas y el mar.” Los médanos están consolidados, pero la vegetación es todavía muy escasa. “Esos pinitos que se ven, los sembramos nosotros; acá ofrecemos arena y mar, tranquilidad. Si querés bosques, tenés que ir a Mar de las Pampas o a Cariló. Esto es más salvaje, es otra cosa.”

“El que se venga a vivir, va a tener que comprarse una 4x4”, dice como admitiendo que el lugar es sólo para gente que maneje buen dinero. Claro que él lo cuenta en un tono casi anecdótico: “Y bueno, van a tener una buena excusa para comprarse una camioneta”. Las cinco casas nuevas y el complejo de 12 departamentos, muy cerca del mar, fueron levantados durante el último invierno. “Cuando empezamos a trabajar, con unos 80 obreros, muchos de ellos vecinos de la zona (de Mar Azul, Madariaga, Gesell), no teníamos luz para hacer funcionar las maquinarias que necesitábamos. Por eso trajimos varios grupos electrógenos. Fue una verdadera odisea. Y trajimos gente local, salvo algunas pocas excepciones, para generar fuentes de trabajo en la zona y también porque es muy difícil pedirle a alguien de Buenos Aires que se venga a vivir a un lugar como éste. Con el frío la piel se te parte, te quedan las manos y la cara a la miseria.”

Ahora ya instalaron la luz eléctrica, el agua es de la vertiente que está debajo de los terrenos y el gas es en tubos o garrafas. “Nosotros queremos el progreso, pero no que la tecnología empiece a desplazar a la naturaleza. Cuando llegamos con mi esposa, pensamos que nuestros hijos se iban a aburrir mucho, que iban a empezar a pedir la play station y otros juegos propios de la ‘civilización’, pero nos equivocamos. Hoy se divierten mucho con el mar, con la playa, subiendo los médanos y por lo menos por ahora, no tienen necesidad de volver a la ciudad. Cuando yo tengo que volver a Buenos Aires y entro con el auto en la 9 de Julio, te juro que pienso con nostalgia en la 4x4 con la que salgo a recorrer las arenas.”

El plano de Chacras del Mar es un rectángulo que tiene al frente al mar y en las espaldas a la ruta 11, la Interbalnearia. “Estamos pensando en abrir una salida hacia la ruta, lo que haría más rápido el acceso que si se viene, como ahora, cruzando la playa”, anuncia Rosetti. “Este lugar no está preparado sólo para el verano, también queremos fomentar el turismo en el invierno. Vos no te imaginás lo que son acá las noches de luna llena. Esta es una playa totalmente virgen y la paz no tiene precio. Por el invierno hemos puesto doble vidrio en todos los ventanales de los departamentos y de las casas, para no tener problemas si se levanta una sudestada. Además tenemos instalados en cada vivienda un convector que fabrica un vecino de Pinamar y que te calienta toda la casa en un ratito.” Para el futuro han proyectado la creación de una granja con huerta y unlugar destinado a árboles frutales. En una primera etapa, el plan de reforestación se limitó a la instalación de enquinchados de ramas de álamo negro para frenar un poco los vientos del sudeste. También se plantaron tamariscos y acacias. Una segunda etapa estuvo destinada a plantar 4500 pinos que recién están asomando, todavía por debajo del metro y medio de altura, variedades de álamos, sauces y eucaliptus. Una tercera etapa, en octubre pasado, estuvo destinada a instalar palmeras en la playa. Como Robinson Crusoe, aunque sin haber cruzado el mar, con el que convive de buena gana, Javier Rosetti encontró su lugar en el mundo y lo quiere compartir con gente que tengan las ganas... y el dinero necesarios.

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