Jue 26.01.2006

SOCIEDAD  › EN UN MERCADO DE ANTIGUEDADS EN COLEGIALES

Conflicto con pocas pulgas

La mayoría de los puesteros del Mercado de las Pulgas resiste un desalojo. El gobierno quiere desocuparlo para mejorar las condiciones de seguridad. Los vendedores temen perder sus puestos.

“Los que dicen que algo no puede hacerse no deberían interrumpir a quienes lo están haciendo”, anuncia un cartel en la entrada del Mercado de las Pulgas, desde hace unos días. En la madrugada de ayer, funcionarios porteños y efectivos policiales intentaron un desalojo que no pudo lograrse por la resistencia de los puesteros. El gobierno pretende trasladar a los vendedores de antigüedades a otro predio cercano para realizar obras que mejoren las condiciones de seguridad del local. Sólo una parte de los puesteros aceptó trasladarse. El resto resistió el desalojo: argumentan que tienen miedo a que no se les permita volver. Desde el gobierno les aseguran que tienen garantizado el lugar. Pero sostienen que si no hay acuerdo usarán la fuerza pública.

El presidente de la Agrupación de Artesanos, Coleccionistas y Restauradores (Acaria), Juan Carlos Mosqueira, relató a Página/ 12 que “el 15 de noviembre salió un decreto que promueve el desalojo. Se presentó un recurso de amparo y el juez falló a nuestro favor”. El titular de esta entidad, que agrupa a 40 comerciantes, recalcó que “estamos de acuerdo con las mejoras que se proponen pero no permitiremos que pasen por sobre nuestro derecho a opinar”.

El gobierno porteño tiene previsto realizar una obra para mejorar las instalaciones del galpón, abriendo pasillos entre los puestos, instalando sistemas eléctricos seguros y mejorar el sistema de evacuación en caso de incendios. La obra demanda una inversión de seis millones de pesos.

El operativo de desalojo comenzó a la medianoche del martes y según las autoridades se basaba en un fallo judicial que revocó el recurso de amparo. Hubo momentos de tensión cuando se presentó el secretario de Infraestructura, Roberto Feletti, y fue increpado por los puesteros que resistían el desalojo.

El secretario de Seguridad porteño, Diego Gorgal, explicó a Página/12 que lo complicado en el diálogo con los puesteros “es que no hay un único interlocutor. Queremos llegar a la mayor cantidad para que el mensaje sea claro”. Por eso “mañana (por hoy) a la tarde vamos a estar en el lugar”.

En el tradicional predio, ubicado en Dorrego y Niceto Vega, en Colegiales, hay 143 puesteros, según el último censo, más otros 20 que no pudieron ser censados. De ellos, sólo 20 se mudaron a otro galpón, habilitado por el Gobierno de la Ciudad para trasladarlos mientras se realiza la obra. Es el denominado Mercado de las Pulgas M2, cuya superficie es la mitad del predio a refaccionar.

Marta Cuevas, del puesto 31, vende lámparas de vidrio, veladores y adornos. Para ella “si nos hubiésemos unido no nos hubiese pasado esto. Allá (en el M2) yo tendría la cuarta parte del espacio que tengo acá”.

A dos o tres puestos de Marta, María Cristina del puesto “A mi manera” donde se venden copas, vasos, lámparas, recalcó que “no tengo problema en trasladarme. Lo que me mata es la seguridad de si volvemos o no”.

Cruzando la calle se llega al Mercado 2, donde fueron ocupados 20 de los 170 puestos, aunque un total de “123 puesteros firmaron el convenio” de uso precario del M2 para pasarse, señaló Gorgal.

En el M2 los puesteros que hablaron con este diario, prefirieron no dar sus nombres. “Hasta ahora pagamos 10 pesos del baño químico nada más”, relató uno de los trabajadores. “Acá todo es en blanco”. Para ellos, algunos de quienes están al otro lado no quieren irse porque “alquilan o venden puestos”, aunque no esté permitido. Los baños son químicos, está todos los días abierto, de 10 a 19, menos los lunes. Se abrió el 23 de diciembre del año pasado y hay seguridad privada por 24 horas. Ya desde el convenio se estipula que hay que acondicionar los puestos. Una vendedora señaló que allí entra “muy poca gente. Esta división nos mató en cuanto al volumen de las ventas”. Otro de los vendedores contó que “vinimos porque no teníamos permisos legales, sólo nos amparaba la antigüedad”. “Nos vinimos por una cuestión de seguridad. Siempre estaba la decisión de hacer algo para mejorar las instalaciones y no se concretaba por no saber si eso se iba a poder recuperar. La idea es volver y eso figura en el convenio. Esto es transitorio.”

Gorgal comentó que el gobierno “invirtió 500 mil pesos en el predio M2 que tiene capacidad para todos los puesteros”. La refacción del viejo espacio “tardará 9 meses a partir del día en que comience la remodelación”, aseguró. El funcionario recalcó que “hoy están en riesgo los visitantes y los vendedores. Según un informe de la Guardia de Auxilio y de la Superintendencia de Bomberos, el lugar no tiene sistema de prevención de incendios, las instalaciones eléctricas son fuera de norma y no es posible diseñar un plan de evacuación porque no tiene medios de salida adecuados. Según Gorgal, el predio no puede clausurarse ya que “las clausuras son para actividad de privados y el predio es propiedad del Gobierno de la Ciudad”.

Informe: M. Sol Wasylyk Fedyszak.

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