El conductor de un Peugeot 504 atropelló ayer a una familia entera, incluyendo cuatro personas mayores y tres menores. A una de las víctimas la arrastró varias cuadras pegada al parabrisas, por lo que finalmente se detuvo, bajó del auto y se fugó. Algunas versiones indicaron que el conductor se presentó en la fiscalía de Pilar, pero fuentes del Ministerio de Seguridad lo desmintieron. Como el vehículo quedó en el lugar del accidente, al menos la identificación del propietario resultó fácil, por lo que anoche la fiscal le había pedido al juez de garantías la detención. Al cierre de esta edición, el magistrado no se había expedido. En principio, el delito es lesiones graves o gravísimas culposas, calificaciones para las que está prevista la excarcelación.

Todo ocurrió el domingo a la noche en la localidad de Manuel Alberti, partido de Pilar. El conductor del 504 embistió a los peatones en la esquina de Irigoyen y Sarmiento, cuando según los familiares de las víctimas venía a gran velocidad. De los siete atropellados, tres están en situación grave: Francisca Bulacio, de 50 años, tiene un traumatismo de tórax y abdomen, una lesión en el hígado y está en terapia intensiva con pronóstico reservado. Los otros dos que están graves son dos niños, uno de dos años y medio y una beba de 25 días. Ambos están internados en terapia intensiva del Polo Sanitario de Malvinas Argentinas y la beba en el Hospital Garrahan.

Lo curioso del caso es que el hermano de Bulacio aseveró conocer al conductor desde hace años y hasta advirtió que “si no se hace justicia, la haré por mano propia”. Anoche circulaba una versión de que el automovilista corría una picada, pero ese dato no figura en el acta policial ni el vehículo parece el adecuado para correr carreras.

Tras los primeros pasos de la investigación, la fiscal ordenó una especie de secreto de sumario y le pidió al juez de Garantías Diego Martínez la detención del automovilista, algo que indefectiblemente se producirá. Luego es muy posible que le otorguen la excarcelación.

El delito de lesiones graves prevé una pena de uno a seis años de prisión y se le aplica a quien produce una debilitación permanente de la salud, de un órgano del cuerpo o de una pierna o un brazo y lleve a su víctima a no poder trabajar al menos un mes. Pero, además, en el Código Penal está el delito de lesiones gravísimas, que tiene una pena que va de tres a diez años de prisión y corresponde a quien produzca una lesión cerebral o una inutilidad permanente para el trabajo. La razón por la que cabría la excarcelación es que aun en el caso de las lesiones gravísimas la pena mínima no excede los tres años.

La otra circunstancia que va a pesar en este caso es el abandono de persona, que es cuando alguien produce un daño y deja a la víctima en situación de desamparo y ese abandono se traduce en un agravamiento de las lesiones. Si algunos de los heridos fallece, la pena por el abandono de persona es de cinco a quince años de prisión, por lo que ya no sería excarcelable.