SOCIEDAD › SE PRESENTO LA FRANCESA DEL TRASPLANTE DE ROSTRO
Es el primer caso de implante de rostro. La operación fue en noviembre. Ayer se mostró en cámaras. Dijo que tener una cara nueva le cambió la vida. Aún vocaliza con mucha dificultad.
“Desde que fui operada, tengo una cara como todo el mundo. Ha cambiado mi vida. Ahora puedo abrir la boca y comer. Siento mis labios, mi nariz y mi boca”, relató la francesa que recibió el primer trasplante parcial de rostro de la historia de la medicina. Su nombre es Isabelle Dinoire y ayer ofreció su nueva cara a las cámaras de televisión del mundo entero por primera vez desde que fue operada en noviembre. Dinoire perdió los labios, parte de la nariz y la barbilla al ser mordida por su perro en mayo del año pasado. Este primer trasplante parcial de nariz, labios y mentón, el triángulo facial, se realizó gracias a la donación de una mujer en estado de muerte cerebral.
“Espero que mi operación pueda ayudar a ciertas personas heridas, como yo, a vivir de nuevo”, subrayó Dinoire, quien develó al mundo su nuevo rostro y su identidad en una conferencia de prensa. Recuperar una vida “normal” con sus dos hijas y volver al trabajo, sin ser “acosada” por la prensa, es el principal deseo de Dinoire.
Medios de comunicación de los cinco continentes acudieron a esta conferencia de prensa organizada en el hospital de Amiens, al norte de Francia, donde esta mujer de 38 años fue operada. La paciente, visiblemente impresionada ante las cámaras, mostró que todavía no recuperó la movilidad de la parte inferior del rostro y tiene dificultades para expresarse y vocalizar correctamente.
Con dificultades para hablar, Dinoire leyó un texto, siguió muy atenta las explicaciones de sus cirujanos y luego respondió con monosílabos o frases muy cortas a las preguntas de los periodistas. Dinoire agradeció al hospital la atención recibida.
Los doctores mostraron a las cámaras numerosas fotografías del período posoperatorio para explicar la intervención, dirigida por el profesor Bernard Devauchelle, que duró más de 16 horas.
Esta “primicia” quirúrgica es “una aventura” que pone en marcha una “mecánica para que otros pacientes de Francia y del mundo puedan beneficiase de este progreso”, destacó el profesor Jean-Michel Dubernard, que intervino en la operación y es mundialmente conocido por haber llevado a cabo el primer trasplante de mano en 1998 y de las dos en el año 2000. El especialista anunció que va a pedir autorización para efectuar cinco nuevos trasplantes de cara.
“Es una investigación clínica en el sentido noble”, subrayó Dubernard, quien reconoció que en el caso de Dinoire “no se puede hacer ningún pronóstico para el futuro”, pues la piel –dijo– es uno de los órganos que más rechazo presentan en los trasplantes.
La mujer sufrió un conato de rechazo a los 18 días de haber sido intervenida por el equipo de Devauchelle. Pero tanto Dubernard como Devauchelle indicaron que, por el momento, la paciente evoluciona con “normalidad”.
Isabelle Dinoire se mostró consciente de que aún tendrá que “hacer mucha quineterapia y trabajo personal para reactivar todos los músculos” de su rostro, pero “después de la operación tengo una cara como todo el mundo”.
“Quiero decir que nada de esto habría sido posible si no hubiese habido una donación”, dijo la mujer.
La mujer contó que la noche del drama, el 27 de mayo de 2005, se había “desvanecido” tras tomar “medicamentos para olvidar” una “semana perturbadora y con muchas dificultades personales”. Cuando se despertó y trató, en vano, de encender un cigarrillo, fue cuando vio que a su lado estaba su labrador y que había un reguero de sangre. Al mirarse en el espejo se dio cuenta, “horrorizada”, de la amplitud de los daños causados por la mordedura del animal.
“Su labio inferior, poco a poco, va a ir recuperando su tonicidad y ya ha mejorado mucho”, subrayó Devauchelle.
Dinoire aseguró que se apropió de su nueva cara, que es “completamente diferente” a la anterior, que no tiene dolores y que siente un gran placer al poder generar “emociones con una sonrisa”.
Los médicos explicaron que se recurrió a la donación porque un “autotrasplante” (con piel y tejidos de la propia paciente) habría exigido unas seis o siete operaciones”.
Tras el accidente, la mujer sólo era capaz de abrir la boca tres milímetros y luego, justo antes de la operación y gracias a la terapia, logró alcanzar una apertura de 1,9 centímetros.
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