Por Steve Connor *

Un paraíso subterráneo lleno de peces exóticos, plantas marinas y arrecifes de corales fue descubierto por buceadores profesionales que exploran las aguas de una montaña marítima en el Caribe. Más de 200 especies de peces, muchos de ellos nuevos para la ciencia, fueron documentados durante una exploración de dos semanas en el Saba, un banco de 250 kilómetros rodeado por corales al sudeste de Puerto Rico, en las holandesas islas Windward.

La diversidad de la vida marina asombró a los científicos, que encontraron docenas de nuevos animales marinos, incluyendo dos tipos de pez gobio, y amplias camas de algas llenas de plantas que todavía deben recibir un nombre. “Descubrimos una nueva especie todos los días que estuvimos ahí”, dijo Michael Smith, director de la Iniciativa Biodiversidad de Conservación Internacional del Caribe, una organización de investigación sin fines de lucro. “Fue una gran sorpresa. Esa cantidad de descubrimientos no es común para el Caribe, por lo menos en aguas poco profundas. He estado haciendo este tipo de investigación durante 28 años.”

Antes de la expedición, sólo el 35 por ciento de las especies de peces había sido documentado en la región, pero ahora se sextuplicaron. Los científicos seleccionaron 12 nuevas especies de algas, pero se cree que ésa es una estimación conservadora y que el número final de plantas nuevas estará cerca de 20. El banco Saba en un clásico atolón de coral que consiste en un montaña submarina coronada en la cumbre con un anillo de activos arrecifes de coral. Es el mayor atolón en la cuenca del océano Atlántico y el tercero mayor de la Tierra.

Probablemente se comenzó a formar hace alrededor de medio millón de años después de una erupción volcánica. El chato montículo marino se alza 2000 metros sobre el nivel del mar. Al no haber una isla asociada directamente con el banco, nunca sufrió los efectos directos de los habitantes humanos. Las aguas bajas del banco Saba se extienden sobre una superficie total de 1360 kilómetros cuadrados e incluyen vastos campos de corales que sobrevivieron en condiciones prístinas.

Corrientes impredecibles y vientos protegieron el lecho marino, aunque en los últimos años está bajo amenaza por los supertanques de petróleo que utilizan el banco como una amarra barata. Hace diez años, un informe del gobierno holandés advirtió que el exclusivo ambiente del banco Saba podría degradarse por la pesca comercial y el tráfico marino. “Un número de actividades humanas tuvo potenciales efectos nocivos sobre el banco Saba y sus recursos. Las más importantes eran el exceso de pesca y los anclajes”, decía el informe. “Otras posibles amenazas a los recursos naturales del banco incluyen el uso de dispersantes después de los derrames de petróleo, los encallados de buques y las colisiones”, añadió.

Conservación Internacional dijo que aunque el banco Saba había eludido muchas de las típicas amenazas que tenían las islas habitadas, los buques tanque que pasaban todavía amenazaban la naturaleza prístina del paraíso subacuático. “Un depósito de petróleo para transporte marino en la vecina isla San Eustatius tiene importante tráfico marino, incluyendo los transportadores de petróleo en el área alrededor del sumergido atolón”, dijo un vocero. “Los frágiles ecosistemas del banco Saba están dañados por anclas y cadenas de barcos que evitan las tarifas de amarraderos en aguas territoriales de San Eustatius”, denunció.

Smith dijo que la última expedición les daría a los habitantes locales de la cercana isla Saba los argumentos para discutir la protección internacional del banco. “Tiene el potencial para ser uno de los lugares realmente importantes y sanos en el Caribe, donde el coral puede ayudar a colonizar otros lugares en la región que han sufrido degradación”, destacó.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.