“Ofreceremos todo tipo de resistencia”, advirtieron los puesteros del Mercado de las Pulgas de Colegiales mientras se resistían ayer al desalojo del espacio que fue clausurado el sábado por el riesgo de derrumbe. “No queremos que se nos saque del lugar y no nos ofrezcan ningún tipo de garantía de vuelta.” Por su parte, el gobierno instó a “calmar los ánimos” y garantizó el normal funcionamiento de la feria en un edificio aledaño.

Ayer, unos cincuenta puesteros amanecieron por segunda vez en el tradicional mercado de Dorrego y Alvarez Thomas, mientras una guardia policial se mantuvo en la puerta del recinto para prohibir el ingreso de más trabajadores.

“En las condiciones en la que se encuentra, el mercado no puede funcionar, por lo que se habilitó en diciembre pasado un predio que funciona enfrente del actual, donde se garantiza la ubicación de todos los comercios”, afirmó el secretario de Producción, Turismo y Desarrollo Sustentable de la ciudad, Eduardo Epszteyn.

Juan Carlos Mosquera, que lidera a numerosos puesteros, reconoció que “hay que trabajar sobre el mantenimiento eléctrico, la distribución de espacios”, pero, según afirmó, no existe “peligro de derrumbe”.

El gobierno porteño puso en marcha un plan de “puesta en valor”, que tardaría entre 9 meses y un año.