SOCIEDAD › UN EXPERTO DE LA UE HABLA SOBRE LA GRIPE AVIARIA
Octavi Quintana cree que el mayor problema es prepararse contra una enfermedad que aún no existe. El mayor riesgo reside en Africa.
› Por Ana Carbajosa *
Desde Bruselas
Octavi Quintana, director de Investigación Sanitaria en la Comisión Europea, considera que el riesgo de que se desencadene una epidemia de gripe aviaria crece a medida que pasa el tiempo. Explica que la Unión Europea trabaja, desde hace años, en varios proyectos de vacunas y de antivirales, pero que el problema es que “nos preparamos para una enfermedad que aún no existe”, y que, si el virus muta y aparece, tal vez sea demasiado tarde. Quintana, especialista en medicina intensiva y salud pública, sostiene que el gran riesgo radica en Africa, donde apenas hay sistemas de detección y donde “no se sabe de qué muere la gente. Si esperamos a que haya mucha población afectada, el virus será imparable”, explica este experto.
–¿Qué opina de la aparición de aves infectadas en Alemania y otros países europeos?
–En Alemania han aparecido en una isla del mar Báltico. Era algo que ya se esperaba, pero pensábamos que no sucedería hasta dentro de un mes, cuando empezaran a subir las temperaturas. Al parecer, se trata de aves migratorias que vienen de Africa. Sería más preocupante si las aves contagiadas no fueran migratorias. En cualquier caso, que haya aves con el virus de la gripe aviaria en Alemania, Italia, Hungría, Grecia, Bulgaria, Rumania y Austria significa que el foco es inmenso y que, por lo tanto, el riesgo está creciendo y aumenta la probabilidad de que el virus mute.
–¿Hasta qué punto estamos ante un riesgo de epidemia?
–Hasta ahora, sólo hay un problema en animales. Por un lado, están las aves salvajes y, por otro lado, las domésticas, donde, si entra la gripe, la mortalidad será enorme. En cuanto a humanos, hubo algo más de 100 casos de transmisión de pájaros a personas. No se sabe bien cómo ha sucedido, pero el caso típico ha sido el de personas que estuvieron en estrecho contacto con las aves. No ha habido ningún caso de contagio por haber comido productos derivados de las aves. El problema real sólo surgirá si el virus empieza a transmitirse de persona a persona.
–¿Qué pasaría entonces?
–Que la expansión sería enorme. Si comienza a transmitirse de persona a persona, eso querrá decir que estamos ante una mutación del virus, de un virus con una mortalidad en principio muy alta, tomando como referencia los casos de personas muertas hasta el momento. Pero no lo sabemos. También podría tratarse de un virus con una tasa de mortalidad parecida a la de la gripe normal.
–¿De qué factores depende que el virus mute?
–Primero, de que transcurra mucho tiempo. Es decir, de que el tiempo en que el virus se está transmitiendo de pájaro a pájaro sea muy largo y, por lo tanto, tenga más oportunidades para mutar. Y, segundo, de que haya un elevado número de aves o de personas para contraer el virus. Tanto el tiempo como el número de aves están creciendo, y por eso estamos muy preocupados, pero no tenemos ni idea de dónde ni cuándo se va a producir la mutación.
–¿Cómo podemos luchar contra el riesgo de pandemia?
–Lo primero es establecer un sistema de detección rápida, porque cuanto antes se detecte, mejor se puede actuar. Los sistemas de detección precoz –como sucedió en Grecia, donde se recogió la muestra y enseguida se analizó en un laboratorio de referencia– son fundamentales. La segunda herramienta son los antivirales, el Relenza y el Tamiflu, que pensamos que podrían ir bien, aunque no sabemos si van a funcionar una vez que haya mutado el virus. Son fármacos que impiden que el virus se reproduzca.
–¿Y las vacunas?
–En principio, es imposible crear vacunas para un virus que no conocemos, pero ya llevamos cinco años trabajando, desde el brote de gripe aviaria en Holanda, en vacunas con técnicas alternativas.
–¿Estamos preparados para hacer frente a una pandemia de gripe aviaria?
–En Europa los sistemas de detección son bastante buenos. El riesgo real está en Africa, porque nadie sabe lo que está sucediendo allí. En Africa sabemos que hay casos, pero no sabemos si la gente muere por el virus. Por un lado, hay pocos sistemas de detección; por otro, hay mucho contacto con las aves. En Africa, el problema no se detectará hasta que sea muy grave y entonces será demasiado tarde. Si esperamos a que haya mucha población afectada, el virus será imparable.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.
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