Centenares de huevos argentinos petrificados, verdadero tesoro nacional, fueron recuperados por Interpol cuando estaban a punto de venderse en una feria de Tucson, Estados Unidos. A los huevos, de dinosaurio, se sumaban piñas de araucaria, troncos y cangrejos, centenares de fósiles, con un peso total de siete toneladas, que habían sido sacados ilegalmente del país. “Es la primera vez que se secuestra semejante cantidad de fósiles argentinos en venta en el extranjero”, comentó un destacado paleontólogo, que asesoró a Interpol para esta intervención. Según el especialista, la expoliación de estos recursos es frecuente porque “hay empresas que aprovechan la debilidad de los controles en las fronteras argentinas y conocen la vulnerabilidad de las áreas fosilíferas”. Las piezas serán devueltas al país, donde serán albergadas por museos.

Según dijo a este diario una fuente de Interpol, “el caso se inició en la Argentina, donde un turista que había visitado la Muestra Anual de Gemas, Minerales y Fósiles de Tucson –estado de Arizona– denunció que se estaban vendiendo fósiles procedentes de la Argentina. Nos comunicamos con Interpol de Estados Unidos, que completó la investigación. Eran siete toneladas de piezas fósiles”.

Antes de actuar, la oficina de Interpol en Washington fotografió las piezas y consultó a la Asociación Paleontológica Argentina para confirmar si provenían del país. Rodolfo Coria, representante de la Asociación y director del Museo de Plaza Huincul, contó que “con sólo las fotos no podíamos tener certeza pero sí emitir una presunción con alta probabilidad, ya que se parecían muchísimo a los fósiles de distintas áreas de la Patagonia. Esto fue suficiente para que Interpol efectuara el secuestro; había urgencia porque la muestra cerraba al día siguiente”.

Las piezas habrían sido comercializadas por una firma llamada Rhodo; los huevos de dinosaurio se valuaban en 4000 dólares cada uno. Se ignora cuántos fósiles llegaron a ser vendidos durante el transcurso de la muestra en Tucson.

Coria puntualizó que “se trata de centenares de piezas, que sólo pudieron salir del país a lo largo de varios años”, y comentó que “en la Argentina y el extranjero hay intereses comerciales, empresas que se aprovechan de las debilidades de los controles en nuestras fronteras y conocen la vulnerabilidad de las áreas fosilíferas, muy grandes, expuestas y difíciles de controlar”.

En el país, los fósiles son patrimonio del Estado, pero “hasta hace dos años regía una ley que, si bien impedía su comercialización, no la sancionaba, lo cual creaba de hecho un vacío legal –señaló Coria–. La ley actual perfecciona la anterior y establece sanciones penales; de hecho, en los últimos tiempos la Policía de Seguridad Aeronáutica secuestró envíos en aeropuertos. Pero hasta ahora nadie fue detenido: cuando haya siquiera una persona detenida por este motivo, las cosas van a cambiar”. Según agregó el representante de la Asociación de Paleontólogos, “hay que optimizar los controles en las fronteras: simplemente con que los agentes aduaneros revisaran los baúles de los autos, la situación mejoraría”.

Los huevos de dinosaurio secuestrados “podrían corresponder a los procedentes de Río Negro, que tienen 70 millones de años de antigüedad”, precisó Coria. Las piñas de araucaria “procederían de Neuquén y Santa Cruz; son del período Jurásico, hace 150 millones de años”. Entre los centenares de piezas fósiles también había “cangrejos procedentes de la región costera patagónica y troncos de árbol fosilizados”.

Interpol anunció que las piezas serán repatriadas a su país de origen. Se estima que los fósiles irán al Museo Argentino de Ciencias Naturales, autoridad de aplicación de la ley de protección del patrimonio paleontológico. Desde allí, una vez identificadas las áreas de procedencia, irán a los museos regionales correspondientes.