SOCIEDAD › FORO SOBRE POLITICAS Y CIENCIAS SOCIALES
“El problema de América latina es de inequidad, de exclusión social. La diferencia de ingresos entre los más ricos y los más pobres es la mayor del planeta.” No por repetida menos cierta, la afirmación planteada ayer por una ministra de Perú abundó en favor de la urgencia por lograr un nexo real, más fluido y enriquecedor, entre las políticas públicas y las ciencias sociales, el propósito del foro internacional organizado por la Unesco en Buenos Aires, Montevideo, Rosario y Córdoba. Después de un centenar de talleres y debates, con la participación de más de dos mil académicos de todo el mundo, el foro termina hoy con la presentación de los informes finales.
“La pobreza es un problema político y ético de primer orden. En Perú el crecimiento económico es de cinco puntos en los últimos años, sin embargo, no tiene impacto en la superación de la pobreza extrema”, dijo Ana María Romero Lozada, ministra de Desarrollo Social. “Es urgente dar apoyo a las políticas de desarrollo social y, sobre todo, exigir coherencia de las políticas económicas para combatir la pobreza. Las demandas de nuestros pueblos hacen necesarias nuevas políticas económicas, ligadas a la agricultura, el turismo, la educación.”
Justamente, una de las líneas de debate del foro se dedicó a la educación, factor clave para la igualdad social. “El concepto central de la nueva universidad cubana es la universalización del conocimiento”, explicó Ramón Sánchez, director del Ministerio de Educación de Cuba. Esa “nueva universidad” estaría definida por el pleno acceso a la educación superior de la franja etaria de 18 a 24 años, incluyendo permanencia y egreso, calidad en la masividad y pertinencia social. Desde 2001, la reforma cubana ha implicado un aumento masivo de la matrícula –hoy es de 510 mil alumnos– y la creación de subsedes universitarias en cada uno de los 169 municipios. El modelo pedagógico es más flexible, con “el estudiante como protagonista de su formación”, menor presencialidad en las clases, nuevas tecnologías y un sistema de tutores. “Defendemos una idea polémica –dijo Sánchez–: solamente se puede hablar de calidad cuando es masiva y tiene un impacto social generalizado. La nueva universidad rompe con la concepción elitista que contrapone calidad y masividad.”
Sin embargo, otro sería el escenario en el resto de América latina. Así lo trazó Marcela Mollis, profesora de la UBA. “¿A quién le importan las universidades públicas?” –preguntó– en un contexto donde el poder global y local reside en las grandes corporaciones económicas, los organismos internacionales y, por último, en los Estados. “Al poder global, ¿le interesan los profesionales que forma la universidad pública? ¿O quiere empleados en relación de dependencia, con lealtad y eficacia?” Y luego: “¿Qué sentido tienen las universidades públicas sin el poder público?”, con Estados débiles. La inquietante conclusión: “Las universidades públicas no son necesarias para los poderes globales... Han sido abandonadas por el sentido público que las fundó”. Así, “el principal desafío de la universidad ante la globalización es la supervivencia”.
Hoy llegará el final del foro. A las 9.30, en el Paseo La Plaza, se presentará un informe sobre los tres días de debate y, una hora más tarde, se hará la última mesa redonda: “Desarrollo social: de la investigación a la acción”. A las 15.30 será la ceremonia de cierre.
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