Se trata de un gato contagiado con el virus H5N1, que apareció en Alemania, en la isla del mar Báltico donde se inició la muerte de aves. Recomiendan mantener alejados a los animales domésticos de los pájaros muertos.
› Por José Comas *
Desde Berlín
La gripe aviaria ha dado el salto en Alemania y mató, por primera vez en Europa, a un animal mamífero. Un gato murió infectado por el virus H5N1 en la región turística de Wittow, en la isla de Rüggen, en el mar Báltico, donde el pasado 14 de febrero se inició la muerte de aves. Se encuentra ya en marcha la investigación para examinar si el gato muerto estaba infectado de la variante del virus que también es peligrosa para los seres humanos. Las autoridades aconsejan a los propietarios de perros y gatos mantenerlos alejados de los lugares donde se encuentran cadáveres de aves muertas, tal vez contagiadas con el virus. El gabinete de crisis del gobierno federal y los estados federados se reúnen hoy para estudiar la nueva situación planteada con la muerte del felino.
Al mismo tiempo, la gripe aviaria se extiende de una punta a otra de Alemania y afecta ya a cinco estados federados: desde los del norte Mecklenburgo-Pomerania, Brandeburgo y Schleswig-Holstein a los del sur Baden-Würtemberg y Baviera. Los ministerios de Salud de los estados de Sajonia y Turingia acordaron aumentar las reservas de antivirales hasta cubrir un 20 por ciento de la población, en previsión de que una pandemia de gripe llegue a afectar a los humanos. Flota en el ambiente el fantasma de la gripe española que antes de los años veinte mató a millones de personas.
El gato apareció muerto el pasado fin de semana en la misma zona donde se encontró el mayor número de aves infectadas con el virus. Thomas Mettenleitner, director del Instituto Friedrich Loeffler, que se dedica a investigar enfermedades de los animales, declaró: “Se sabía desde hacía tiempo en Asia que los gatos pueden contagiarse con el virus si comen cadáveres de pájaros infectados”. En los años pasados se constataron en Asia varios casos de felinos salvajes en parques zoológicos que se contagiaron por alimentarse con pájaros infectados.
No se ha registrado hasta ahora ningún caso de infección de un ser humano a través de un gato. No obstante, el Ministerio Federal de Agricultura aconseja a los propietarios de gatos en las zonas donde se ha detectado la gripe aviaria que los mantengan encerrados en casa y les impidan cazar pájaros que pudieran estar infectados. No existen datos que confirmen los contagios de perros, pero se recomienda a sus propietarios que los lleven de paseo encadenados y se mantenga siempre contacto visual con ellos para impedir que se lancen sobre los pájaros muertos.
En la reunión del gabinete de crisis se estudiará la conveniencia de adoptar medidas en relación con los animales domésticos. Hasta ahora en Alemania se ha conseguido evitar que la gripe aviaria pase de las aves salvajes a las domésticas. Esto podría llevar aparejada una matanza de millones de aves de corral para cortar la propagación del virus. Las autoridades sanitarias alemanas no consideran oportuno vacunar a las aves domésticas para prevenir el contagio.
En una reunión con expertos días atrás, se expuso la tesis de que la vacuna no impide la propagación del virus. Los animales vacunados podrían continuar la difusión del virus y además sería necesario analizarlos. Esta tarea desborda las posibilidades de las autoridades sanitarias alemanas. Se repite sin cesar que la ingesta de huevos o carne de pollo carece de riesgos. El virus no soporta cocciones por encima de 70 grados, aunque se muestra resistente a la congelación.
Al mismo tiempo, se ha planteado un conflicto entre el ministro federal de Agricultura y Consumo, el socialcristiano Horst Seehofer (CSU), y sus colegas de los ministerios de los estados federados. Sostiene Seehofer que el gobierno federal debería asumir más competencias porque los estados federados y ayuntamientos han puesto de manifiesto carencias en el combate del virus. En la isla de Rüggen, 200 soldados del ejército federal alemán abandonaron el martes sus tareas y regresaron a sus cuarteles en tierra firme. Sólo 50 soldados quedaron en Rüggen, encargados de la recolección de cadáveres y de controlar las medidas de desinfección de los vehículos que entran en la isla. Muchos se preguntan si estos efectivos serán suficientes cuando llegue la gran oleada de aves migratorias que aparecen por allí con la llegada de la primavera.
En los idílicos parajes de Rüggen, la preocupación mayor no es la gripe aviaria sino las repercusiones de la peste sobre el turismo. Algunos hoteleros se lamentan porque ya han recibido anulaciones y temen que la próxima temporada veraniega traiga la ruina del turismo.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.
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