Jue 02.03.2006

SOCIEDAD

“Sin cirugía, mi pronóstico es de pocos años de vida”

Pesa 250 kilos y su médico le indicó un by pass gástrico. Pero la prepaga no le cubre la cirugía porque no está contemplada en el Plan Médico Obligatorio. Por eso inició una demanda judicial.

Toma aire como preámbulo para cada frase. El “mira” con que inaugura sus oraciones parece servirle para ganar tiempo. Igual se agita demasiado y su respiración se escucha dificultosa. Los problemas respiratorios de Daniel Fernández, un tenor que obtuvo fama por sus apariciones televisivas, son algunas de las consecuencias de sus excesivos 250 kilos. Las dificultades para caminar, la hipertensión arterial y la apnea del sueño se suman a las dolencias provocadas por la obesidad. Para ponerles fin, su médico le recomendó un by pass gástrico, pero su prepaga no cubre la cirugía. Por eso inició una demanda para que lo operen. El lunes próximo tendrá una audiencia con la empresa para solucionar el conflicto. “Sin cirugía, mi pronóstico es de pocos años de vida”, dijo.

Daniel Fernández se trata desde hace tres años en la Clínica Cormillot. Allí, su médico, Oscar Karagenzian, le recomendó el año pasado que el tratamiento para su estado es el by pass gástrico, una operación con un costo aproximado de unos 30 mil pesos. El procedimiento no sólo reduce la capacidad del estómago, como las cirugías de banda gástrica: además, disminuye la cantidad de alimentos que son digeridos. Es porque el estómago es conectado con una parte del intestino delgado que no funciona, haciendo que no todo lo ingerido sea asimilado. Los efectos inmediatos son la sensación de saciedad precoz y la incapacidad de volver a comer grandes volúmenes de comida. Así se logra realizar una forzada dieta, que en algunos casos es acompañada por un tratamiento psicológico. El resultado puede llegar a reducir en un 40 por ciento el peso.

La palabra del médico no fue suficiente para la prepaga. “Nunca hubo contestación de Medicus –señaló a Página/12 Jorge Monastersky, abogado de Fernández–. Una nota que le enviamos a la prepaga en agosto en la que informábamos la recomendación del médico fue respondida con una carta documento en la que indicaba que la cirugía no está incluida en el Plan Médico Obligatorio (PMO) y que por lo tanto ellos no la pagarían.”

Fernández le mandó luego una carta al Ministerio de Salud para ponerlo al tanto de lo que sucedía. Y en diciembre de 2005 iniciaron la demanda. Para el proceso se le exigió un certificado de discapacidad emitido por el Ministerio, que fue otorgado por una junta médica. En aquella ocasión, según indicó el abogado, los funcionarios prometieron incluir las cirugías bariátricas o contra la obesidad en el PMO, algo que aún no ocurrió. Ayer, fuentes del organismo señalaron a este diario que “las modificaciones del Plan se hacen en conjunto entre el Ministerio, la Superintendencia de Servicios de Salud, las prepagas, las obras sociales y la sociedad científica”.

Según Monastersky, desde la prepaga siempre se limitaron a negar lo adecuado de la cirugía como tratamiento e incluso rechazaron el diagnóstico de obesidad mórbida. Para que los médicos den el visto bueno a estos tratamientos invasivos primero verifican haber agotado todas las instancias previas. “Toda mi vida probé otros métodos, tanto aquí como en España. Pero nunca tuve éxito: adelgazo gramos y engordo kilos”, contó el tenor.

Debido a un adelantamiento de los plazos ordenado por el juez civil José Carbone, el lunes habrá una audiencia conciliatoria entre la prepaga y Fernández. “Es un paso muy importante, porque si no se llega a un acuerdo entre las partes, en esa misma audiencia el juez puede pedir pericias y hasta dictar sentencia y ordenar que se realice la cirugía”, explicó Monastersky.

“Me cuesta caminar y moverme, tengo problemas en las articulaciones, hipertensión arterial y apnea del sueño”, enumeró Fernández sus dolencias causadas por esos kilos de más. “Si sigo así, sin operarme, el pronóstico es de pocos años de vida”, auguró. “La Organización Mundial de la Salud ha reconocido a la obesidad como una enfermedad, y sin embargo acá en la Argentina todavía no se le da la importancia que tiene. Es necesario que se cambie el PMO –reclamó–. Espero que piensen no sólo en mí, sino también en todos los gordos que están en la misma situación.”

Informe: Lucas Livchits.

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