Las últimas compras escolares y el paseo del domingo terminaron antes de tiempo para algunas personas que ayer optaron por ir al shopping Alto Avellaneda. Unos diez mil clientes que se encontraban en el lugar fueron evacuados debido a un incendio que se inició en el depósito de una zapatería y que se extendió rápidamente. No hubo víctimas más allá de algunos bomberos con principio de asfixia. Según los encargados de la seguridad del predio, la evacuación se hizo rápido y en orden. Sin embargo, algunas personas que estaban en el lugar señalaron que las autobombas de los bomberos vieron obstaculizado su ingreso por la salida de los autos de quienes buscaban dejar el centro comercial.

Las primeras llamas comenzaron poco después de las 16.30 en una zona de cableados del depósito de Class, una zapatería. “Fue en un entrepiso, un lugar donde están los depósitos de los locales que están en la planta baja. Se inició en el de la zapatería y después abarcó depósitos de otros locales, entre 4 y 8”, indicó a Página/12 Hernán Echeverría, gerente de seguridad del shopping.

“Nos dijeron que se estaba quemando y nos tuvimos que ir. Hubo gente que estaba jugando. Algunos salieron y dejaron cosas y fichas de las máquinas tragamonedas”, contó Elena, que estaba en la zona del bingo cuando empezó el incendio. “La evacuación se hizo bien. La gente salió apurada pero en orden”, relató una empleada de un negocio de ropa mientras aguardaba que le avisaran cómo iba a ser la actividad hoy, luego del fuego.

Los primeros en trabajar en la zona del incendio fueron bomberos que pertenecen al mismo shopping y que se encargaron de cerrar la zona. “De ese lugar fueron evacuadas unas 2 mil personas, que estaban en el patio de comidas y el área de juegos. Se les avisó por los parlantes y los llevaron los guías de evacuación hasta la salida de emergencia. Ya a las 19 las llamas estaban circunscriptas, sin víctimas y con daños materiales que todavía debemos evaluar. Por ahora sabemos que se afectó un 10 por ciento de la superficie de todo el shopping. Y la determinación de las causas está sujeta a las pericias que se realicen”, indicó Echeverría.

El trabajo de los bomberos, que llegaron con 14 dotaciones, logró limitar el alcance del fuego para que no alcanzara al hipermercado contiguo al centro comercial y muy cercano a la zona incendiada. No obstante, la llegada de los camiones de bomberos se retrasó porque intentaron ingresar por la puerta principal sobre la calle Güemes, por la misma que salían los autos de los evacuados. “La salida de la gente fue buena, el problema fueron los autos que salían y no dejaban entrar a las autobombas”, comentó un empleado de una tienda de ropa juvenil. El inconveniente de tránsito se solucionó cuando los bomberos decidieron ubicarse en la parte trasera, sobre Vélez Sarsfield, más libre de autos.

A pesar de la gran cantidad de gente que pasaba la tarde en el Alto Avellaneda, no hubo víctimas “ni por el fuego ni por el humo, aunque algunos bomberos sufrieron principio de asfixia y fueron asistidos en las ambulancias que hay en el lugar, sin necesidad de ser trasladados”, informó la policía.

Los incendios en los shoppings tienen antecedentes y muestran cierta tendencia a suceder los domingos o los feriados, cuando la concurrencia es mayor. El 30 de octubre de 2005 las 40 mil personas que paseaban por el Unicenter Shopping de Martínez debieron dejar el paseo dominical corridos por el fuego. En esa ocasión, los chispazos iniciales salieron de un juego mecánico infantil denominado “La boca del dragón”. Hubo once bomberos y otras siete personas con principio de asfixia. Tiempo después, el 3 de febrero hubo un principio de incendio en una escalera mecánica del mismo shopping, pero los bomberos hicieron que no superara la categoría de “principio”.

Otro atisbo de incendio se produjo el 8 de diciembre pasado en Patio Bullrich, en el barrio de Retiro. No hubo víctimas y sólo dos dotaciones de bomberos fueron suficientes para evitar mayores problemas. Las llamas se iniciaron en la cinta transportadora de una casa de comidas.Ayer, a pesar de las altas columnas de humo que se levantaban desde el Alto Avellaneda y podían verse desde varias cuadras a la redonda, todo terminó solamente en cenizas. De todos modos, no faltaron motivos para las quejas. “Estaba jugando en una de las máquinas tragamonedas y me tuve que levantar e ir. Fuimos varios que dejamos plata ahí y había una señora que en el apuro dejó un celular. ¿Ahora quién se hace cargo de todo eso?”, se preguntaba una señora que se salvó de las llamas, pero que no estaba conforme con haber tenido que salir antes de tiempo del salón del bingo.