SOCIEDAD
› EL DT DANIEL CORDOBA, LIBERADO TRAS PAGAR 3000 PESOS
El secuestro del Profesor
Ocurrió el sábado a la noche, en Lanús. El entrenador intentó resistirse y lo golpearon. Lo mantuvieron cautivo durante tres horas, hasta que un dirigente del club logró reunir el módico rescate.
Lo esperaban con una gala por los diez años del club Lanús en primera división. La noche prometía una fiesta inolvidable. “El Profesor” Daniel Córdoba, polémico director técnico de Lanús, se había vestido para la ocasión, llevaba los zapatos negros bien lustrados y sin acompañantes avanzaba en el confort de su BMW reluciente hacia la sede social. En la esquina de Madariaga y Bouchard lo avistaron no por su apellido famoso en el fútbol de primera, sino por lo lujoso de la nave que conducía. Y cuatro tipos lo encerraron encañonándolo. El secuestro express, ocurrido el sábado a las 20.30, duró apenas dos horas. En ese tiempo, con una rapidez de wing izquierdo, un dirigente del club acercó los tres mil pesos que pusieron los delincuentes como precio para su liberación.
El comienzo fue lo peor. Es que al Profe –cuestión de carácter, dicen en el club– se le dio por resistirse a los cuatro que lo cruzaron en un auto rojo. Se vio sorprendido. Como no llevaba las puertas trabadas, la faena se hizo simple. Lo apuntaron y subieron al auto impecable. El Profe declaró ante la comisaría 2ª de Lomas de Zamora que lo primero que hizo fue lanzarles un par de trompadas que dieron en el blanco. La hazaña, contraindicada para cualquier robo o delito contra la propiedad, le terminó “saliendo barata”, según una fuente policial. “Volvió a nacer”, se atrevió a decir un dirigente de Lanús que habló con este diario.
Lo cierto es que Córdoba fue pasado al asiento de atrás, donde entre dos de los secuestradores le dieron “cañazos” –golpes con la culata de las pistolas– como para que no volviera a moverse en el corto viaje que le esperaba.
Cuando lo tuvieron controlado, los ladrones-secuestradores le hicieron llamar con su celular para pedir el rescate. Marcó el número de Nicolás Russo, vicepresidente del club. No atendía. Entonces lo llamó a la casa. Eran poco más de las nueve cuando sonó el teléfono.
–Necesito tres mil pesos urgente porque tengo un problema serio -alcanzó a decir Córdoba desde su propio teléfono.
–No te preocupés por nada. Ya los consigo –atinó a tranquilizarlo el dirigente, y salió a buscar el dinero que reunieron allegados a la institución.
A esa llamada le siguieron otras dos. En el medio, en algún momento, Córdoba usó la labia y no los puños para mejorar su situación. Les informó a sus captores quién era, porque no lo habían reconocido. “Soy el Profe Córdoba, está todo bien muchachos”, les dijo a los secuestradores, mal informados o poco fisonomistas: el técnico protagonizó sonados escándalos en la temporada 2000, cuando era técnico de Chacarita; en un partido contra Gimnasia no soportó que un árbitro lo echara de la cancha por insultar al linesman y terminó pateando lo que se le cruzaba, mordiendo la mano de un subcomisario y yendo preso por incitación a la violencia. Ya antes se había cruzado con otro árbitro en un partido contra Colón del que se fue diciendo que tiraría bombas. Este año adquirió chapa de salvador al llegar a Lanús, cuatro partidos antes de terminar el campeonato y con el equipo a punto de descender a la B. Si no lo sacaba adelante perdía su puesto. Por eso el festejo de ayer, los diez años de Lanús en la primera, era importante para el Profe, quien ahora es también panelista del canal Fox en un programa sobre el mundial de fútbol.
Lo que le pasó el sábado fue resultado de lo vistoso de su BMW y no de su fama. “Esto es un típico secuestro express al voleo –graficaron en la DDI de Lomas de Zamora–. Por semana hay entre tres y cuatro casos”. El que le tocó a Córdoba fue protagonizado por una banda poco profesional. “Hicieron que llamara con su celular, podría haber llamado a la policía”, explicó uno de los investigadores. El otro rasgo de amateurismo en el que incurrieron es que después de darle las instrucciones a Russo para que fuera a la plaza de Damonte y Bustamante con el rescate es que se aparecieron por allí en el mismo auto importado de vidrios polarizadosnegros. Russo supo después por el propio Córdoba que cuando recibió en su celular el tercero de los llamados y se acercó al auto que paró unos segundos, el secuestrado estaba adentro, tirado en el piso de la parte trasera, mudo y moreteado. Un vocero del club contó a Página/12 que cuando se bajó la ventanilla, Russo vio la cara de un joven apuntándolo con un arma y entregó los 3000. A los diez minutos, el Profe volvió a llamarlo. Lo habían dejado a diez cuadras. Y luego abandonaron su auto intacto en otra esquina de la candente Lanús. Un dirigente contó que cuando el vicepresidente Russo lo volvió a ver en el lugar donde lo abandonaron, la esquina de Salta y Bustamante, el Profe “estaba en jean, remera y manchado de sangre por todos lados”.
El entrenador debió ser atendido en el hospital vecinal de Lanús donde le curaron una herida cortopunzante en la cabeza y magullones en la cara y en el tórax. No quedó internado pero fue imposible que asistiera a la fiesta. Ayer, recuperándose de las heridas, no quiso hablar con los periodistas.