Sáb 11.03.2006

SOCIEDAD  › NUEVOS FACTORES DEL SINDROME DE LA CLASE TURISTA

Algo más que estar incómodo

A la dificultad de estirar las piernas se agregaron otros dos factores para el mal: la presión y la falta de oxígeno en los aviones.

Para los usuarios de trasporte aéreo, a los ya conocidos factores causantes del mal denominado “síndrome de la clase turista” se sumaron dos factores más: los bajos niveles de oxígeno y de presión del aire. Hasta el momento se pensaba que el mal era provocado por permanecer durante largo tiempo sentado, lo que posteriormente causaba la formación de los coágulos en la sangre que conducían a la trombosis venosa profunda (TVP), pero una nueva investigación sostiene que los pasajeros que pasan más de ocho horas sentados en un avión tienen más chances de sufrir la letal enfermedad que aquellos que se sientan durante ese período, pero en un lugar abierto.

La TVP es la formación de coágulos de sangre en las venas, sobre todo de las piernas, y esa situación puede afectar gravemente si llega a los pulmones, provocando una embolia, o al corazón, causando un ataque cardíaco.

La investigación fue publicada en el último número de la revista científica británica The Lancet. El reporte fue apoyado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El TVP es también conocido como “síndrome de la clase turista”, porque en esta sección del avión hay poco espacio entre los asientos, lo que impide que los pasajeros puedan estirar sus piernas para mejorar la circulación de sangre.

Los autores del trabajo, investigadores del Centro Médico Universitario de Leiden y de la Academia Médica de Amsterdam, en Holanda, estudiaron la coagulación de la sangre de setenta y un voluntarios, entre ellos 15 hombres y 56 mujeres que permanecieron durante ocho horas en distintas pruebas.

De esta forma, comprobaron que la presión del aire y el nivel de oxígeno podían influir en la creación de coágulos en la sangre.

A las 71 personas se les midieron los factores de activación de la coagulación antes, durante y después del vuelo de ocho horas. Esas mismas personas participaron después en un maratón. El estudio indicó que habría un incremento en el riesgo de trombosis después del vuelo y que estaría en relación con un mecanismo agregado al de la inmovilización en vuelos mayores de ocho horas.

También demostró el estudio que existe “una activación mayor de la trombina antitrombina, factor activador de coagulación”. “Esto fue más evidente en personas predispuesta a tener trombosis, en personas que por ejemplo toman anticonceptivos orales y en quienes tienen una mutación del factor V de Leiden, que es un factor de coagulación”, agrega.

La conclusión es que “en algunos individuos la activación de la coagulación ocurre después de vuelos de ocho horas, indicando que habría un mecanismo adicional al de la inmovilización relacionado con trombosis en aviones”, explicó a Página/12 Marcela Redruello, cardióloga del centro TCba Salguero y del Hospital Argerich.

Al aumentar la presión de aire “la sangre está más viscosa, está más lenta y esto hace que se active más la coagulación”, señaló. Es decir que este estudio “nos estaría diciendo que en algunos individuos el hecho de movilizarse mientras viaja podría no prevenir la trombosis, sino que habría que hacer un agregado”, advirtió la especialista, quien también pertenece a la Fundación Cardiológica Argentina.

A partir de esto, Redruello recomienda “tomar aspirina antes de volar. Siempre es prudente hacerlo, ya que podría ayudar a prevenir este mecanismo de la embolia de pulmón. La aspirina es un antiagregante, evita que plaquetas formen trombo”. El “síndrome de la clase turista” fue descubierto en 1954, aunque no fue hasta hace pocos años que se evaluaron sus consecuencias.

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