Dom 12.03.2006

SOCIEDAD

Ayer cayó el Mono Julián, chofer de la banda del asalto al banco

Cayó con camioneta nueva y dinero en el bolsillo quien fue identificado como chofer de la van serruchada que usaban para entrar en las cloacas.

› Por Raúl Kollmann

El Mono Julián, supuesto chofer de la banda que asaltó el Banco Río, fue finalmente detenido ayer en Alejandro Korn, al sur del conurbano. El sujeto estuvo a cargo de la camioneta blanca ubicada en la boca del desagüe por la que entraban los delincuentes a hacer el túnel y, según todo lo indica, también salieron el día en que se llevaron el botín. La camioneta tenía un agujero en el piso y, con ese ardid, los ladrones entraban y salían por la boca del desagüe sin que los vieran. De manera que el detenido jugó un papel de “mano de obra barata” en el golpe y se supone que por ello fue de los que menos cobró. El perfil del Mono no tiene nada que ver con el de delincuente refinado ni con el de cerebro de la banda: estuvo preso en varias oportunidades por asalto a mano armada y pasó por buena parte de los penales bonaerenses. Se dice que con su parte se compró una camioneta nueva y renovó los electrodomésticos de su casa. Los criminalistas consultados por este diario coinciden en que, hasta ahora, el cerebro o los cerebros del golpe no cayeron.

Al Mono Julián lo vincularon al robo desde el primer día por las comunicaciones entre los integrantes de la banda, pero también porque hubo numerosos testigos que hablaron de la camioneta blanca en Libertad y Tres Sargentos, Acassuso, con varias personas a bordo que simulaban ser una cuadrilla de mantenimiento. Por allí entraban a la boca del desagüe y luego, con los gomones, se dirigían hasta el túnel que llevaba al banco. La mecánica se repitió durante mucho tiempo porque, según saben ahora los fiscales, el túnel sufrió varios derrumbes y el plan se dejaba por un tiempo y luego la banda lo retomaba una y otra vez. Además de los testigos, se dice que al Mono también lo señalaron varios “buches”, confidentes, del Servicio Penitenciario con los que tenía trato por sus reiterados ingresos a las cárceles. El principal constructor del túnel, según los investigadores, fue “el ingeniero” Sebastián García Bolster. Más de uno cree que este hombre, ya detenido, podría haber aportado datos importantes a los investigadores.

Las comunicaciones, los testigos y los datos de los informantes finalmente convencieron al juez de Garantías de la causa, Rafael Sal Lari, quien el viernes emitió la orden de captura. Al Mono Julián lo detuvieron cuando manejaba una flamante camioneta Ecosport y llevaba encima 53.000 pesos. Su identidad no se revela porque llevaría a que luego aparezcan fotografías que, una vez publicadas, terminan nulificando cualquier reconocimiento que se pueda hacer. En general, los abogados de los detenidos argumentan –muchas veces con razón– que el reconocimiento que podría hacer un rehén es inválido porque pudo haber visto la foto en algún medio.

Hasta el momento, los detenidos de mayor rango dentro de la banda serían el Uruguayo Mario Vittete Sellanes y Alberto De la Torre, que es quien está más comprometido porque en el domicilio de su hijo se encontraron 750.000 dólares y joyas que fueron reconocidas por una veintena de víctimas. En realidad, desde el punto de vista investigativo, De la Torre sirve como hilo conductor de la acusación contra los demás, porque las llamadas telefónicas los vinculan e incluso los sitúan a todos en la zona del banco el 13 de enero entre las 12 y las 17, o sea a lo largo de las cinco horas que duró el asalto. García Bolster aparece localizado antes de esa hora en la zona de la boca del desagüe y lo propio ocurre con el Mono Julián. Eso significaría que el botín salió por allí y se lo llevaron en la camioneta blanca, que hasta ahora no fue encontrada.

El abogado de Vittete, Jacobo Grossman, insiste en que su cliente no tuvo nada que ver y asegura que estaba en Uruguay. Este fin de semana puede exhibir un argumento: la comisión encabezada por el fiscal Jorge Apolo e integrada por tres comisarios viajó a Montevideo y Punta del Este, allanó el domicilio de Vittete, buscó evidencias, y por ahora no encontró nada. Apolo tiene tres llaves que corresponden a cajas de seguridad, pero no sabe a qué cajas ni de qué sucursal de los respectivos bancos y esa información, hasta el momento, las entidades financieras no la proporcionaron. El Uruguayo dice que tales cajas no existen. Entre el defensor y los fiscales hay un obvio contrapunto: Grossman dice que no hay ninguna prueba contra su cliente y los fiscales juran y perjuran que las evidencias son contundentes. La pulseada tendrá una primera definición en las próximas semanas, cuando se le pida al juez Rafael Sal Lari la prisión preventiva del Uruguayo. Es un magistrado difícil de convencer, de manera que los fiscales Jorge Apolo, Eduardo Vaiani, Duilio Cámpora y Fabián Braim pondrán toda la carne al asador.

Con la detención del Mono Julián ya son cinco los apresados: Vi-ttete, De la Torre, la mujer que actuó como “campana”, Liliana Fernández, el “ingeniero” y ahora el chofer. Está pendiente la resolución del caso de Gastón De la Torre, hijo de Alberto, a quien los investigadores sindican como otro de los que entró a mano armada al banco, pero hasta el momento las evidencias no convencieron al juez. En su casa se encontró gran parte del botín detectado hasta ahora, pero eso daría sólo para acusarlo por encubrimiento, un delito que no existe cuando un hijo “tapa” a un padre. Por esa razón, el magistrado rechazó los pedidos de detención y ahora resolverá la Cámara de Casación.

Eduardo Frigerio, criminalista que actuó en algunos de los casos más resonantes del país, evalúa que “este golpe fue como la construcción de un edificio. Hubo un arquitecto que lo pensó, alguien lo financió y contrataron mano de obra. Algunos más calificados y otros menos. De los detenidos, ninguno tiene el perfil de arquitecto de este robo, de manera que todavía hay uno o más personajes de máxima relevancia que no están presos. Es muy posible, además, que la mayoría de los integrantes de la banda no conozca al que diseñó el robo. Ese artífice del asalto seguro no tomó contacto con los que han estado la mitad de su vida en la cárcel. Lo debe haber hecho a través de algún otro. Pero lo concreto es que, tomando en cuenta la experiencia, aquí hay personajes claves que no aparecen en la foto”, concluyó Frigerio.

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