Mié 19.06.2002

SOCIEDAD

Un secuestrado casi muere

Hernando Figueroa, de 25 años, debe realizarse diálisis permanentemente. Pero el domingo lo secuestraron para hacerle retirar dinero de varios cajeros automáticos. Apareció ayer y fue internado en terapia intensiva.

Los 25 años de Hernando Figueroa estuvieron cubiertos de peripecias. Dramáticas peripecias. Desde los tres años, cuando se le detectó una afección en un riñón, pasando por un trasplante a los 9 años y la larga espera en lista del Incucai para realizarse una nueva operación que desde hace seis años no tiene fecha. Pero, ni sus padres, ni sus hermanos, ni él mismo imaginaron que su caso pasaría de los pedidos de solidaridad a las páginas policiales, después de haber sido secuestrado, desde el domingo pasado hasta la madrugada del martes, para retirar de su cajero mil pesos en diez extracciones sucesivas, y realizar dos compras con tarjeta de crédito. Hernando reapareció ayer, en su casa, muerto de frío, shockeado, sumamente debilitado por la falta de diálisis y medicamentos, y fue internado inmediatamente en terapia intensiva con insuficiencias cardíacas y problemas neurológicos.
A los tres años le detectaron deficiencias en uno de sus riñones. A medida que la salud de Hernando se complicaba, los médicos aconsejaron un trasplante. Seis años después, se realizó la intervención quirúrgica. Durante una década, su salud se mantuvo estable, pero a los 19 su organismo comenzó a rechazar el riñón injertado. A partir de entonces, tres veces por semana, Hernando debió realizarse diálisis y tomar medicamentos todos los días, para mantenerse estable mientras aguardaba en la lista de espera del Incucai.
El domingo pasado debía realizarse una sesión de diálisis. Había concertado encontrarse con Rubén, su padre, en una casa de videojuegos ubicada sobre Pampa, entre Cuba y Obligado, en Belgrano, a las seis y media de la tarde. Pero a esa hora, Hernando no estuvo. La preocupación familiar fue incrementándose en relación proporcional al paso de las horas. La noche del domingo en la casa paterna no encontraban explicación, teniendo en cuenta que los medicamentos y la diálisis resultan vitales.
“Yo ya pensaba que había pasado algo raro –confió el padre a Página/12, en la puerta de la terapia intensiva del Sanatorio Mitre, donde fue internado Hernando–. A un amigo mío lo habían paseado en un taxi y le sacaron todo. En este país, pensar que pasó algo así no es una idea tirada de los pelos.” Rubén confirmó sus sospechas al día siguiente, cuando su hijo llevaba ya 24 horas sin aparecer. Fue a un cajero automático y chequeó la cuenta que tiene en conjunto con Hernando. “La abrimos porque hicimos una campaña pidiendo ayuda –sostuvo–. Hasta el año pasado, necesitaba 50 mil dólares para ser operado en Estados Unidos. Con la campaña no se juntó mucho. Después pasó todo este desastre en el país y ya es impensable semejante cantidad, que se mide en dólares.”
Al pedir el saldo, Rubén descubrió que se habían realizado diez extracciones de 100 pesos cada una. Inmediatamente solicitó el bloqueo de la cuenta. En la entidad bancaria, le informaron que la última extracción se había realizado a las 3 de la mañana en un cajero de Villa Crespo y que se habían efectuado dos compras en comercios con la tarjeta de crédito. También le informaron que a las cinco de la tarde del lunes habían realizado dos intentos frustrados de extracción. Pese a tantos datos, Hernando seguía desaparecido.
Fue entonces que Ana María, la madre del joven, decidió llamar a la Red Solidaria y a Missing Children. “Con Juan Carr, de Red Solidaria, le recomendamos que llamara a la policía, porque era evidente que se trataba de un secuestro extorsivo –dijo Susan Prilick, de Missing Children–. Nosotros sólo estuvimos en contacto permanente para darles contención”.
Durante la mañana, cuando los dos organismos de búsqueda de chicos desaparecidos ya se disponían a lanzar una serie de anuncios en los medios, Hernando apareció en su casa de Belgrano. “Estaba muerto de frío -relató su padre–. ‘Me dejaron en Saavedra’, me dijo, y se desvaneció. En quince minutos lo internábamos en terapia intensiva”. Ahora, Hernando lucha por recuperarse de los problemas cardíaco y neurológico provocados durante su secuestro, y las vicisitudes del riesgo país.

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