Un adolescente de 16 años, que participaba en una fiesta en un edificio del barrio de Palermo Chico, murió en la madrugada del domingo luego de una pelea con un grupo de adolescentes. El joven, Matías Bragagnolo, de 16 años, había salido del departamento con unos amigos con la idea de comprar cigarrillos y bebidas alcohólicas en un quiosco próximo. Aún no se conocen los motivos que desataron la pelea. Lo cierto es que Matías y sus amigos corrieron a refugiarse al edificio de donde habían salido. Poco después de cruzar la puerta de entrada, el chico se desvaneció y falleció. Los cuatro menores, aparentemente hijos de vecinos del barrio, fueron detenidos. Anoche, dos de ellos habían sido liberados.

La fiesta o reunión de amigos, como prefirió definirla el encargado del edificio de Ortiz de Ocampo 2882, tenía su centro en el séptimo piso, según refirió el mismo encargado. En algún momento después de la 1.30 del domingo, tres de los adolescentes que participaban de la reunión festiva, entre ellos Matías, decidieron salir en busca de bebidas y cigarrillos. La escasez de comercios en la zona los hizo recalar en un maxiquiosco ubicado en la esquina de Salguero y el pasaje Gelly, a poco más de dos cuadras y media del edificio.

“Eran tres chicos que no tenían más de 16 años –comentó a Página/12 el vendedor que los atendió en el quiosco–. Querían que les vendiera algo de alcohol, ya venían con unas birras en la mano, pero a esa hora no se puede vender. Además se les notaba que eran menores. Y como no les vendía, se empezaron a poner molestos.”

Mientras uno de ellos intentaba convencer al quiosquero, otros cuatro chicos aparecieron en la esquina. “No pude ver bien qué pasó, pero el que se quedó insistiendo le pegó una trompada a uno de la otra bandita y lo tiró al piso. Después se escucharon gritos, se fueron peleando hasta la esquina de Figueroa Alcorta. Uno gordito, que iba último, tiró una piedra, y después no los vi más”, relató. Algunas versiones que no fueron comprobadas sostenían que la piedra le pegó al joven que más tarde murió.

Al tiempo que los autos que estaban en la calle aceleraban bruscamente para alejarse de la zona de la gresca, los siete adolescentes –los tres que salieron de la fiesta y los otros cuatro– corrieron por las anchas y parquizadas veredas de la avenida Figueroa Alcorta hasta Ortiz de Ocampo, donde el trío perseguido entró al edificio.

“Llegaron hasta acá –indicó a este diario el encargado– porque estaban en una reunión en lo de una amiga. Después de que entraron, uno dijo que se sentía mal, como si le faltara el aire y se desvaneció ahí, en el hall. Fue extraño porque no se lo veía lastimado.” La misma versión dieron fuentes policiales acerca de la falta de marcas en el cuerpo, aunque todavía no se pudieron establecer las causas de la muerte. Por ahora, los hechos se investigan como muerte por causas dudosas, en el Juzgado Nacional de Menores porteño Nº 1.

“Me sorprendió, porque éste es un lugar tranquilo. Acá no pasa nunca nada”, señaló el quiosquero. Se trata de un barrio de edificios y casas lujosas, y donde los que viven allí deben recorrer unos pocos pasos para llegar hasta el Malba o al shopping Paseo Alcorta. El vendedor también dudó de que se tratara de un robo porque “todos estaban bien vestidos, parecía que fueran todos de la zona”, explicó. La misma impresión tenían quienes vieron entrar a la comisaría 53ª a los cuatro menores de edad que fueron detenidos por el hecho. “Eran más bien de clase media o media-alta”, marcaron. Hasta ayer a la noche, dos de ellos permanecían detenidos.

Informe: Lucas Livchits.