Vie 28.04.2006

SOCIEDAD

Cuando aprender chino ya es una prueba superada

Por primera vez se hizo aquí un concurso sobre idioma y cultura china. Cómo fue la competencia.

La explosión de la demanda de cursos de chino, motivados en el imparable crecimiento económico de aquel país y el aumento en la cantidad de interesados en su cultura, no se detiene. El desarrollo de ese idioma en la Argentina, impulsado por las clases ofrecidas desde varias universidades nacionales, llevó a que haya en el país suficientes estudiantes con un nivel que les permita competir en el 5º Concurso Internacional de Aptitud en Idioma Chino para Estudiantes Universitarios. La etapa nacional, con un viaje a China como premio, se realizó ayer. Según los entendidos, los participantes “alcanzaron muy buen nivel”. Para los no iniciados, la falta de traductor transformó a la competencia en lo que podría haber sido un pasaje del ya inexistente programa de TV “Todo por dos pesos”.

El concurso, con el título “El idioma chino como puente”, tuvo lugar en el Centro Universitario de Idiomas de la Facultad de Agronomía de la UBA, en el que la lengua se enseña desde hace poco más de un año. Bajo la mirada del decano, Lorenzo Basso, y el embajador de la República Popular China, Zhang Tuo, once estudiantes argentinos demostraron lo aprendido en sus estudios.

Ante los cuatro jueces –dos profesores de chino, el consejero cultural de la embajada y el presidente de la Federación Juvenil China en la Argentina– debían dar un discurso en chino, responder tres preguntas sobre ese país, también en chino, y realizar una representación de la cultura china, otra vez sin traducción ni subtitulado. Sólo algunos estudiantes de chino y representantes de la comunidad sabían cuándo aplaudir y cuándo reírse. Los demás, los imitaban impasibles a pesar de no comprender uno solo de los sonidos que escuchaban. Cuando mucho, los momentos musicales los unían superando las limitaciones idiomáticas.

Los participantes mostraron más que sus conocimientos lingüísticos. Algunos, comprometidos con sus estudios, optaron por vestir prendas tradicionales chinas durante la competencia. Otros cantaron, recitaron o ejecutaron instrumentos orientales en la prueba artística. Pablo Morales, de la Universidad Nacional de Cuyo, por ejemplo, interpretó en un violín chino, de escasas dos cuerdas, el himno nacional del país y una canción popular. Con esa destreza y respondiendo bien las preguntas, se transformó en el ganador. En junio viajará a China para la etapa internacional del certamen y para recorrer tres ciudades durante quince días.

Aunque el embajador señaló que estudiar chino “es beneficioso y provechoso, porque somos el segundo exportador y el tercer importador del mundo”, para Pablo los motivos económicos no fueron fundamentales. “Empecé a estudiar hace dos años. No fue algo planeado. En un pasillo de la facultad me puse a charlar con una chica de rasgos orientales, le pregunté cómo eran los caracteres chinos, y una cosa llevó a la otra. De pronto, el idioma me apasionó y con otros compañeros organizamos un lugar donde poder estudiar”, contó.

Florencia, una estudiante de Rosario, fue la ganadora en 2005. También estudia el idioma “por casualidad”. Tras su visita a Oriente, le pareció “caótico, con gente por todos lados. Te miran raro porque sos occidental, pero son muy amables”.

El intercambio entre ambos países continuará. En agosto, en la ciudad china de Tong Ling comenzará a enseñarse español en la universidad local. “Es un lugar que está en pleno desarrollo –indicó Roberto Villarruel, director del CUI– y que tiene lazos comerciales con América latina. Por eso hay demanda de cursos.”


Informe: Lucas Livchits.

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