El micro partió puntual, alrededor de las 14.30 desde la estación de Retiro. El viaje hasta La Plata se presentaba rutinario. Algunos de los más de treinta pasajeros aprovecharon para una siesta, otros escuchaban música, algunos se concentraron en la lectura del diario o de un libro. No hacía mucho que el ómnibus de Costera Metropolitana había subido a la autopista Buenos Aires-La Plata cuando la rutina desapareció bruscamente. Tres de los pasajeros sacaron armas, indicaron que se trataba de un asalto y les robaron a dos personas, al chofer y la recaudación. La travesía duró poco: a la altura de Bernal, en Quilmes, hicieron parar el micro, se bajaron y huyeron en un auto.

Aunque sucedió el miércoles, el hecho se conoció ayer. Los ladrones no tomaron el interno 187 en la terminal, sino que uno de ellos subió en la parada de Paseo Colón y Alsina, y los otros dos en Ingeniero Huergo, en la última parada antes de ingresar a la autopista. Según describieron los pasajeros en sus denuncias, los tres estaban armados con pistolas y tenían unos 30 años.

A la altura de Sarandí, en el partido de Avellaneda, el trío abandonó los papeles de pasajeros para comenzar a interpretar los de ladrones. Uno de ellos se encargó de amenazar al chofer, Héctor Vázquez, de 50 años, al que también le robaron dinero y unos 120 pesos de la recaudación. De los otros dos, uno le sacó el dinero y las pertenencias a una mujer, y el otro le quitó su bolso a un hombre.

Al abrir el bolso, el delincuente travestido en pasajero se encontró con dos cargadores de pistola 9 milímetros. “¿Dónde está el policía que lo liquidamos?”, preguntó al ver el botín, de acuerdo con lo que pudieron escuchar algunos testigos. Luego de amenazar a varios de los pasajeros apuntándoles con su arma en la cabeza para tratar de descubrir al posible policía dueño de los cargadores, un hombre sin uniforme se puso de pie y dijo ser oficial de la Prefectura. Como no estaba armado, tampoco fue agredido.

No está claro si fue el hallazgo del prefecto u otro motivo el que los hizo finalizar el viaje. Uno de los tres realizó un llamado por celular para avisar que todo estaba “tranquilo” y que los podían pasar a buscar por el lugar convenido. Así, una vez en Bernal, en el kilómetro 18 de la autopista, hicieron frenar al conductor y se fueron en el auto que los esperaba.