La “homenajeada” fue la directora de un geriátrico de Rosario. Fue desplazada de su cargo cuando se publicó una foto del festejo.
› Por Carlos Rodríguez
“Si hubiera sabido que venía un stripper, la fiesta la hacíamos en mi casa.” Sincera, sin perder la sonrisa a pesar del revuelo que se armó a su alrededor, Graciela Silvera confirmó ayer que por decisión del gobierno de Santa Fe dejó de ser la directora del geriátrico rosarino Jorge Raúl Rodríguez. Fue desplazada del cargo y sumariada, porque el 10 de febrero pasado festejó su cumpleaños en la sede del instituto, en el que se alojan unos sesenta ancianos. La celebración transcurría sin sorpresas, hasta que apareció un morocho musculoso que, al compás de una música insinuante, levantó en vilo a la directora. El pubis de la mujer quedó montado sobre la cadera del joven y el baile fue retratado por varios aspirantes a paparazzi. Casi cuatro meses después, las fotografías de aficionado fueron publicadas por el diario La Capital, de Rosario. En la nota, sin fuentes precisas, se denunciaron supuestas deficiencias en la atención de los ancianos, que el día del cumpleaños no habían presenciado el festejo. Nunca una alegría. La difusión que tuvo la fiestita provocó también la renuncia del director provincial de la Tercera Edad, Osvaldo Ortolani.
“Lo que pasó es raro. Esto ocurrió en febrero y recién ahora se conoce porque salieron las fotos en un diario, junto con la denuncia de supuestos empleados. Es raro.” Luego de aclarar que habla como “ciudadano”, dado que renunció a su cargo, Ortolani le dijo a Página/12 que le quedan “algunas dudas” sobre lo ocurrido. En la nota publicada ayer por el decano de la prensa rosarina se decía que la directora Silvera festejó su cumpleaños “en el comedor del efector con un musculoso stri-pper”, mientras los “abuelos” estaban “durmiendo en pabellones helados ya que no funciona la calefacción”. Después se decía que los hechos ocurrieron “entre el 9 y el 10 de febrero”, pleno verano, cuando las estufas son apenas un adorno.
De todas maneras, el gobierno de Jorge Obeid, a través del secretario de Estado de Promoción Comunitaria, Carlos Forconi, dispuso retirar del cargo a la directora del geriátrico porque “el escándalo” había sobrepasado las fronteras de la provincia. El festejo fue entre las 13 y las 15.30, cuando los abuelos internados en el geriátrico dormían la siesta. El stripper, vale aclararlo, estaba vestido de pantalón oscuro y camisa blanca, según puede verse en las fotos publicadas. La función recién empezaba.
Se dijo que en el geriátrico la atención médica y de enfermería sería deficiente, y que por ese motivo se había presentado una denuncia ante la Defensoría del Pueblo de Santa Fe. Ayer, fuentes del organismo le dijeron a Rosario/12, edición local de Página/12, que no tenían conocimiento sobre la existencia de tal denuncia. “Si yo sabía que me iban a hacer una ‘camita’, les hubiese dicho a las compañeras que me organizaron la fiesta que la hiciéramos en mi casa y no en el geriátrico. Yo no sabía nada que iba a venir un stripper”, declaró a la prensa Graciela Silvera, quien le restó gravedad a lo ocurrido.
“Todos estaban redivertidos. No había nadie que estuviese en la ‘onda paparazzi’, sacando fotos para ver cómo iban a cagar a la directora. Si yo hubiera sabido lo del stri-pper, les hubiese dicho: ‘Chicas, la fiesta la hacemos en mi casa’”, insistió Silvera, quien trabaja desde hace diez años en el geriátrico ubicado en Presidente Perón y Provincias Unidas, en la zona oeste de Rosario. Era directora desde hacía tres años.
“Ellas (por sus compañeras) me dijeron ‘es un regalo de cumpleaños, y entonces entra el tipo (por el stripper). ¿Qué le voy a decir? ¿No, no, no nenito, tomátelas? Le cortaba el ‘mambo’ a toda la gente que estaba ahí recontenta, festejando.” Silvera sigue sorprendida por lo ocurrido. “A los empleados no les digo ‘el empleado fulano de tal’. Le digo ‘mi compañero’. Y bueno, cómo puedo llegar a pensar que algún compañero mío me puede llegar a hacer esto.” En las fotos, junto al stripper, aparece una enfermera del geriátrico, pero se ignora si recibió algún tipo de sanción. Fuentes oficiales aclararon que Silvera fue separada del cargo, pero no echada. Sigue siendo empleada provincial hasta que se cierre el sumario para saber qué responsabilidad tuvo en lo sucedido.
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