La Cámara Federal porteña liberó a dos hombres que estaban detenidos por vender drogas mediante el sistema de “delivery”, pero confirmó el procesamiento de los imputados, quienes esperaban en prisión un juicio oral en el que podrían ser condenados a penas de hasta 15 años de cárcel. Los jueces consideraron que la prisión preventiva debe ser una medida “excepcional”. Además tuvieron en cuenta la situación de uno de los acusados: un stripper a domicilio que tiene VIH-sida, que intentó suicidarse en dos oportunidades, y que “vive con depresión” tras las rejas.

El voto fue dividido. Dos de los integrantes de la Sala I de la Cámara, los jueces Eduardo Freiler y Gabriel Cavallo, se inclinaron por la liberación de los imputados, mientras que el otro camarista, Horacio Vigliani, se opuso.

La Cámara confirmó los procesamientos, pero declaró nula la prisión preventiva y ordenó al juez volver a resolver sobre este punto considerando otros aspectos que lo lleven a mantener a los acusados en prisión o bien liberarlos.

Cavallo y Freiler opinaron que pese a que los delitos contemplan penas “holgadamente superiores a los ocho años de cárcel”, la prisión preventiva debe ser dictada en un caso “excepcional”, en base a garantías constitucionales.

Para los jueces, “excepcionalmente” se autoriza la prisión preventiva, y aclararon que “el encierro preventivo no es una pena” así como “la decisión de excarcelar a un imputado tampoco importa su sobreseimiento o su absolución ni –de modo alguno– su desvinculación del proceso en el que se lo investiga”.

En caso de existir otros medios “menos lesivos de derechos fundamentales, como caución o inhabilitación, queda excluida la aplicación del encierro preventivo”, afirmaron.

Además, los camaristas tuvieron en cuenta que uno de los detenidos atravesó “dos estados depresivos y un intento de suicidio” y por ello consideraron aconsejable que fuera tratado en un entorno familiar, como había pedido su defensa.

Los dos hombres estaban acusados de vender marihuana en la modalidad “delivery”, luego de establecer contacto por teléfono o por chat. Fueron descubiertos a raíz de una denuncia anónima y luego de un allanamiento a una casa en Capital Federal.