Documentos de un investigador que trabajó en el caso permiten establecer ahora que el asesino serial era un peluquero de origen polaco y no un médico cirujano, como se creyó por años.
Uno de los grandes misterios de la historia fue develado. Había algunas sospechas sobre quién era el asesino serial más famoso del mundo, pero nunca se pudo saber con exactitud el nombre de ese personaje que puso en jaque a Londres, Inglaterra, en 1888. Ahora, a raíz de unas anotaciones de un inspector de la época que fueron donadas a un museo local, se ratificó aquella sospecha: Jack el Destripador era Aaron Kosminski, un judío polaco, peluquero de profesión, que después de matar a su quinta víctima desapareció. En un momento, la policía sospechó de él y lo detuvo, pero como el único testigo que podía reconocerlo se negó a acusarlo, Kosminski no fue llevado a juicio. Así fue que Jack el Destripador, al creer que lo habían identificado, dejó de actuar.
Fueron cinco crímenes en el barrio de Whitechapel, en 1888. Las víctimas tenían algo en común: eran prostitutas. La última, Mary Jeanne-
tte Kelly, de 25 años, sació la sed de Jack, el 8 de noviembre de aquel año. Después de ese crimen, el asesino más buscado del mundo simplemente desapareció. Nadie tuvo noticia alguna sobre su paradero. Se barajaron los nombres de 175 sospechosos. Pero nunca se llegó a dar con el verdadero culpable, al menos eso era lo que afirmaba la policía local.
Sin embargo, después 118 años de investigaciones se pudo confirmar el nombre del asesino: Aaron Kosminski. Finalmente, el hombre era un peluquero judío polaco y no un médico cirujano, como se afirmó durante varios años. La hipótesis para suponer que tenía esa profesión era que los conocimientos académicos pudieron haberlo favorecido a la hora de acuchillar. Pero no. Era un simple peluquero de día. Y un temido asesino por las noches, a pesar de compartir el filo de sus elementos de trabajo.
Ahora, la familia de Donald Swanson, uno de los investigadores que participaron en la búsqueda de El Destripador, donó al The Black Museum unas anotaciones de la época. Pero esas memorias no eran del propio Swanson, sino de su superior, Robert Anderson, uno de los máximos de Scotland Yard, a finales del siglo XIX.
En las anotaciones, el investigador afirmaba que el responsable de las muertes de las cinco prostitutas era un judío polaco, de profesión peluquero. Pero el nombre de Aaron no figuraba en aquellos datos porque Kosminski no había sido juzgado. Años más tarde, y en pequeñas notas al margen, Swanson puso el nombre verdadero de Jack.
¿Cómo llegó el detective a semejante conclusión? Aaron había sido detenido por la policía después de amenazar con un cuchillo, como no podía ser de otra manera, a la hermana del mismo Swanson. Entonces, los policías se sorprendieron del enorme parecido del peluquero con las descripciones físicas y de estilo que los detectives tenían de El Destripador. En ese momento apareció un testigo que lo reconoció como el responsable de las muertes. Sin embargo se negó a testificar contra él, por causas que aún se desconocen.
Por eso es que la identidad del temido asesino inglés nunca fue dada a conocer ni fue llevado a juicio, al no haber sido acusado. Tampoco fue sometido a un interrogatorio porque los investigadores consideraron que estaba muy enfermo mentalmente. Y Kosminski, que creyó haber sido descubierto, dejó de actuar y desapareció. Jamás se volvió a saber de él, hasta hoy.
Ahora ya se sabe quién fue y a qué se dedicaba. Sólo resta investigar por qué sus blancos eran mujeres con la añeja profesión. Más allá de toda especulación, hay algo cierto: desde hoy, Jack el Destripador será conocido también como Aaron Kosminski, el peluquero.
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