Un mes después de la toma de los monoblocks de Esteban Bonorino al 1800, en el Bajo Flores, que se definió como una guerra de pobres contra pobres –las viviendas fueron adjudicadas a vecinos de las villas 1-11-14 y la toma fue realizada por vecinos del Barrio Rivadavia I–, el mismo complejo volvió a ser ocupado por el mismo grupo de vecinos del Rivadavia. Eran unas 15 personas que lograron superar la custodia policial montada por la Justicia. Reclamaban la entrega de viviendas y el inmediato relevamiento de casos de emergencia entre los vecinos del Rivadavia. El relevamiento había sido uno de los compromisos del Gobierno para destrabar la toma anterior. En la vereda, medio centenar de vecinos del Rivadavia daba apoyo a los ocupantes, mientras que a una cuadra, los adjudicatarios de la villa cortaban la calle para reclamar la adjudicación de viviendas. El gobierno porteño atribuyó las protestas a razones políticas. Alrededor de las 22, hubo acuerdo y los ocupantes evacuaron los departamentos.

Los diez o quince que llegaron a entrar durante la mañana de ayer se ubicaron en un balcón del primer piso desde donde descolgaron carteles. Uno de ellos decía “Barrio Rivadavia, por viviendas dignas para nuestros hijos, 3-7-06”. Otro medio centenar intentó seguirlos, pero la policía reaccionó y logró detener el intento. La custodia policial había sido instalada por el Juzgado 20, a partir de la ocupación ocurrida en julio pasado. Por la noche, se sumaron a la tensión los verdaderos adjudicatarios del complejo, vecinos de las villas 1-11-14 que cortaron la calle a una cuadra del lugar para reclamar la entrega de los departamentos.

El 4 de julio pasado, el Barrio Rivadavia I se levantó en pie de guerra y ocupó por la fuerza el complejo de monoblocks ubicado en Bonorino al 1800, a una cuadra del cruce con Castañares. El complejo estaba adjudicado desde hacía tiempo a habitantes de las villas 1-11-14, ubicadas a un costado del Rivadavia. A su vez, los habitantes del Rivadavia denunciaban que los adjudicatarios sólo recibirían las viviendas para luego venderlas. Los cuestionamientos estaban cargados con un alto voltaje de xenofobia.

Ayer, los mismos vecinos (aunque eran considerablemente menos que los que realizaron la primera toma) ocuparon el monoblock, mientras el vallado policial se engrosaba con la Guardia de Infantería e impedía el paso al resto del vecindario. Durante todo el día, la tensión fue incrementándose. Reclamaban la entrega de viviendas y un relevamiento del Barrio Rivadavia para determinar los casos de mayor emergencia habitacional.

Finalmente, por la noche, Claudio Freidin, titular del Instituto de la Vivienda, logró negociar la evacuación con el compromiso de iniciar de inmediato el relevamiento que debían haber iniciado el mes pasado.