Dos días y once perros muertos después, Plaza Francia seguía cercada por un vallado policial que impedía el paso a vecinos y pichichos en la faz preventiva aunque tardía del asunto. El vallado fue dispuesto después de que una mujer denunciara la muerte de su perro toy terrier con los típicos síntomas de envenenamiento con estricnina. Tras la denuncia se conocieron cinco casos más en el mismo día, lo que llevó a los bomberos a cercar la Plaza Francia y la Alvear el domingo pasado. Posteriormente, los vecinos denunciaron cinco muertes más y ayer agregaron dos perros que permanecían en observación.

Ayer, tanto la Plaza Francia como la Alvear continuaban cercadas con cintas de seguridad policiales que impedían el paso de las personas y supuestamente el de perros. Algunos guardias urbanos habían sido dispuestos aquí y allá, controlando la efectividad de la prohibición de paso.

Miguel Latermino, presidente de la Asociación Vecinal Recoleta, aseguró que existía un clima de temor entre los vecinos y que desconocían quién podría ser el autor del supuesto envenenamiento. Supuesto, porque hasta ayer ninguna fuente oficial logró dar respuesta a las dudas.

Durante el domingo los peritos habían levantado muestras en diferentes sectores del amplio terreno, supuestamente en aquellos lugares por donde habían paseado las víctimas. Pero hasta anoche no había respuesta que tranquilizara al vecindario. La investigación recayó en la fiscalía correccional 14ª, a cargo de Andrea Victoria Giudice.

Lo cierto es que Plaza Francia apareció ayer desolada y muy probablemente la noticia del envenenamiento y el temor de las consecuencias jugó un papel importante.

“Según los profesionales veterinarios, serían signos de envenenamiento por estricnina”, precisó Miguel Latermino, presidente de la Asociación Vecinal de Recoleta, y agregó: “Ahora hay que esperar las autopsias y ahí se confirmará, pero de todas maneras los perros, que hasta el momento son once, están muertos y hay otros dos internados con los mismos síntomas”.

Durante la tarde del domingo algunos vecinos ya se habían reunido ante la iglesia del Pilar para comentar entre ellos los acontecimientos y analizar si había pasos en común a seguir. Latermino aseguró que el temor entre los dueños de mascotas y entre los padres de chicos que habitualmente juegan en la plaza se había incrementado con la difusión de la noticia y la ausencia de respuestas. Adrián, vecino de un departamento de dos ambientes ubicado sobre la calle Quintana, a tres cuadras de Plaza Francia, dijo mientras su mascota Omu jadeaba: “Salgo del trabajo al mediodía y a la tarde siempre vengo acá a leer. Pero principalmente vengo a pasearlo porque necesita correr un poco. Me sorprende que la plaza esté así. Pero está bien. Me muero si a él le pasa algo”.

Noel y María José, dos agentes de la Guardia Urbana, dijeron que “sacamos a una mujer que estaba tomando sol –dijeron– y a un perro callejero, pero está todo tranquilo”.