SOCIEDAD › GONZALEZ GARCIA, CONTRA LOS SENADORES OPUESTOS A LA LEY ANTITABACO
Después de que este diario revelara la estrategia de la industria contra la ley antitabaco, el ministro de Salud criticó a los senadores permeables a esas presiones. “Una cosa es mejorar la ley y otra es mutilarla”, dijo a Página/12. Y anunció una campaña “muy dura” para desalentar el consumo del cigarrillo.
› Por Mariana Carbajal
“Hay un par de vivos que dicen defender a los productores tabacaleros y están defendiendo grandes negocios”, afirmó el ministro de Salud, Ginés González García, en relación con la presión que están ejerciendo senadores de provincias tabacaleras, encabezados por la de Jujuy, Liliana Fellner, para modificar el proyecto de ley antitabaco enviado un año atrás a la Camara alta por el presidente Néstor Kirchner. “Me gustaría que me expliquen por qué quieren cambiarlo: una cosa es mejorarlo y otra es mutilarlo”, cuestionó el ministro en una entrevista con Página/12 y reveló que “nunca antes un proyecto presidencial se demoró tanto en sancionar”. Además, adelantó que en los próximos meses lanzará una campaña “muy dura, con un gran despliegue en gráfica, radio y televisión, para desalentar el consumo del tabaco” en el país.
González García se refirió al proyecto de ley de control del tabaco, un día después de que este diario revelara el lobby encabezado por Fellner para eliminar del texto las tres medidas más temidas por la industria: ambientes públicos y privados ciento por ciento libres de humo, sin excepciones; severas limitaciones a la publicidad de cigarrillos y la obligación de colocar en los paquetes advertencias sanitarias claras y precisas sobre las consecuencias en la salud. El proyecto está en debate en la Comisión de Salud del Senado.
–La senadora kirchnerista Liliana Fellner, de Jujuy, lidera el movimiento en contra de su proyecto. ¿A quién defiende?
–No sé bien cuáles son las razones de Jujuy.
–La senadora dice que defiende a los productores tabacaleros...
–Es una estrategia para asustarlos. El 87 por ciento del tabaco que se produce en el país se exporta. Una ley como la que impulsamos, que apunta a que la gente fume menos, deje de fumar o no empiece a hacerlo, no va a tener ningún impacto en la producción tabacalera, porque todo lo que producen se exporta. Esos pequeños productores si de alguien son víctimas es de la industria tabacalera, que los tiene como rehenes de un sistema casi feudal.
–Entonces, ¿no es cierto lo que dice Fellner que una ley como la que usted impulsa va a afectar a los productores tabacaleros?
–Sólo por la salud de los argentinos esta ley estaría suficientemente justificada, pero además esta ley no perjudica la economía de ningún productor. Por otra parte, mejora la economía, primero de los que no fuman y segundo de todos los argentinos, que hoy están pagando los costos de las consecuencias del tabaco en la salud de la población. Se habla de las 40 mil muertes que provoca el tabaco al año en el país, pero no se contabiliza el impacto por la discapacidad que produce. La salud recontra justifica este proyecto. Pero hay un par de vivos que dicen defender a los productores y están defendiendo grandes negocios.
–¿Se refiere a la senadora Fellner puntualmente?
–Es público y notorio que presentó un proyecto alternativo.
–¿Cree que se va a aprobar el proyecto tal como usted lo mandó?
–Lo mandó el Presidente. Nunca ha pasado que un proyecto del Presidente se demore tanto en sancionarse.
–¿Y a qué lo adjudica?
–A razones que no entiendo. Los senadores me dicen que entienden los fundamentos del proyecto, que entienden que tiene razones de salud... Cada dos semanas hablo con senadores, si hay algo que quieren cambiar me tendrían que llamar para discutir esos aspectos.
–¿Le sorprende que quieran introducirle modificaciones que le cambien el espíritu?
–No, no me sorprende porque, como bien publicó hoy (por ayer) Página/12, es una estrategia internacional de las transnacionales. De todas formas, yo sigo haciendo la campaña en contra del tabaco desde el ministerio. Estamos diseñando una campaña masiva pública para el inicio del verano muy dura, con un gran despliegue en gráfica, radio y televisión, para desalentar el consumo del tabaco. Va a ser una de las campañas sanitarias más grandes que hayamos desarrollado. Al no haber ley nacional, nuestra estrategia es de “foquismo”, como hemos hecho con salud reproductiva, es decir, que cada provincia vaya sancionando su propia ley. Ya la tienen Córdoba, Tucumán, Santa Fe, Buenos Aires.
–La de Buenos Aires no es muy dura. Es similar a la que pretende aprobar en el Senado Fellner, en línea con los reclamos de la industria...
–Es cierto, es un poquito más blanda. Sabe, uno de mis dolores es que Uruguay tenga un marco legal durísimo de control del tabaco y nosotros todavía no. Tabaré Vázquez lo consiguió rápidamente. No sé qué diferencia puede haber entre un uruguayo y un porteño o un entrerriano para cumplir una normativa de ese tipo. Muchos dicen que los argentinos no tienen la conducta para cumplir con una ley que prohíba fumar en espacios cerrados. Esas son mentiras de la industria. Aun los fumadores dicen ser entusiastas de una ley restrictiva y fuerte. Las encuestas que hemos hecho sobre los propios fumadores revelan que siete de cada diez están de acuerdo. Y los fumadores son un tercio de la población. De todas formas, más importante que la ley es el sostenimiento de una política pública. Lo mismo nos pasó con la ley de donante presunto. La sociedad argentina está buscando leyes de ese tipo, de última generación, para cuidar el futuro de los argentinos. Por eso me sorprenden las trabas que se están poniendo en el Senado. En la Cámara de Diputados también se está discutiendo el tema y es muy posible que le den media sanción y el tema pase al Senado.
–Insisto, ¿cree que se va a aprobar su proyecto tal como lo mandó al Senado?
–Tengo esperanza de que se apruebe antes de fin de año. Me gustaría sentarme en esa discusión. Me gustaría que me expliquen por qué quieren cambios: una cosa es mejorar la ley y otra es mutilarla.
–Un estudio de la Universidad de California muestra cómo las transnacionales del sector han frenado en los últimos cuarenta años la sanción de leyes restrictivas en el país. ¿Una vez más ganará la pulseada la industria?
–Entre el Estado y el mercado, jamás voy a creer que va a ganar el mercado. Mire, le voy a contar algo: hace un mes más o menos, me vino a ver el presidente de la cámara argentina de fabricantes de cigarrillos, es decir, el representante de los dos fabricantes más grandes (Massalin Particulares y Nobleza Piccardo). Me dijo que ellos querían una ley.
–El punto es qué tipo de ley. Una de las estrategias de las tabacaleras estudiadas en otras partes del mundo es debilitar leyes duras provinciales con una ley nacional más blanda.
–Yo le digo lo que me dijo el presidente de la entidad que agrupa a las filiales de las grandes transnacionales: me dijo que preferían una ley fuerte, con fuertes advertencias sanitarias, porque les daba más resguardo en los juicios contra la industria. Así quedaba mucho más claro que la decisión de fumar era individual.
–¿Y les creyó?
–Mi obligación es escuchar a todos.
–Una de las medidas más temidas por la industria, aquí y en todo el mundo, son los espacios ciento por ciento libres de humo, sin excepciones. ¿Estaría dispuesto a resignar este punto para que se apruebe una ley nacional?
–No. Sería una burla a la ley. Puedo aceptar algunas modificaciones, pero en lo único en que soy rígido es en los objetivos. Fíjese que los argentinos que viajan al exterior van muy contentos y cumplen con las prohibición de fumar en Nueva York o en Italia. Y fuman mucho menos. En Italia se decía también que no se iba a cumplir la ley y la están cumpliendo desde el día siguiente al que entró en vigencia. Hemos logrado en el país un consenso social que apoya cada vez con más fuerza nuestra política (antitabaco). Lo han entendido muchísimas legislaciones provinciales.
–En diciembre, los senadores de las provincias tabacaleras lograron consenso para rechazar la ratificación del Convenio Marco Internacional Antitabaco firmado por la Argentina...
–Son estúpidos, se han vuelto locos, es una cosa de los vivos criollos. Si uno pensara mal, estos senadores lo que quieren es mantener como esclavos a los productores, porque el convenio prevé mecanismos de reasignación de recursos para la reconversión económica de los productores. El país necesita esos recursos. Además, es un compromiso internacional que asumió el Presidente. No es una tontería. De los 192 países que hay en el mundo, alrededor de 150 lo han ratificado, entre ellos los máximos productores y exportadores mundiales de tabaco, como China y Brasil. Polonia lo firmó ayer. Por defender supuestamente a los productores, el Senado está perjudicando a la Argentina.
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