Mar 17.10.2006

SOCIEDAD  › CUANDO NO ES NECESARIA SE DUPLICA LA MORTALIDAD

Nacer (y morir) por cesárea

Según un estudio en Estados Unidos, en partos por cesárea innecesaria mueren el doble de bebés que en partos vaginales. América latina tiene la mayor tasa de cesáreas no necesarias.

› Por Pedro Lipcovich

En cesáreas efectuadas sin necesidad, la mortalidad de bebés llega a ser dos veces mayor que la registrada en partos por vía vaginal. Así lo indica una investigación sobre más de cinco millones de partos, en Estados Unidos. Se tomaron los casos en los que la intervención se efectuó sin razones de riesgo clínico que la justificaran, sólo por preferencia del médico o de la parturienta: la mortalidad resultó más de un 50 por ciento más alta en estos nacimientos que en los efectuados por vía vaginal. Otro estudio mostró que la mayoría de las mujeres que pedían esta intervención lo hacían por temores vinculados con situaciones traumáticas personales y que, con ayuda psicológica, cambiaban su elección en favor del parto vaginal. En cuanto a América latina, “es la región del mundo con más alta proporción de cesáreas sin justificación”, según un especialista, quien observó que la cantidad de cesáreas baja “cuando el médico pide una segunda opinión”.

La revista Birth Issues in Perinatal Care dedica su último número a discutir la elevada cantidad de cesáreas en Estados Unidos: entre 1996 y 2004, estas intervenciones ascendieron desde el 20,7 por ciento de los partos hasta el 29,1 por ciento. Ya se sabía que la mortalidad es mayor en los partos por cesárea, pero esto parecía explicarse suficientemente porque, cuando se recurre a esta técnica, suele ser por razones que en sí mismas hacen que el parto sea más peligroso. Por eso, el estudio dirigido por Marian MacDorman –del Centro Nacional de Estadísticas de Salud– se concentró en las cesáreas efectuadas “sin factores o indicaciones de riesgo conocidas”.

La investigación abarcó 5.762.037 nacidos vivos entre 1998 y 2001 y encontró “diferencias sustanciales en la mortalidad”, según la vía de nacimiento. “En madres primíparas, la mortalidad de niños, en cesáreas efectuadas sin indicación de riesgo, fue de 2,85 por cada mil nacidos vivos: un 56 por ciento más alta que para los partos vaginales, donde llegó a 1,83 por mil.” Para las madres multíparas, la mortalidad por cesárea sin indicación de riesgo se elevó a “4,51 por mil, más del doble que para la vía vaginal, donde la tasa fue de 2,18 por mil”.

En la misma revista se publica un trabajo efectuado en el Hospital Universitario de Noruega del Norte, a partir de 86 mujeres embarazadas que tenían miedo al parto y habían requerido cesárea planificada. Todas ellas fueron atendidas por un equipo de trabajo psicosocial. Resultó que “en la mayoría de las mujeres, el temor al nacimiento iba acompañado por extensos problemas psicosociales: el 90 por ciento había experimentado ansiedad o depresión; el 43 por ciento tenía disturbios de la alimentación; el 63 por ciento había padecido abuso; de las que padecían condiciones psiquiátricas, el 24 por ciento había estado previamente en tratamiento”. Mediante la intervención del equipo de psicología y trabajo social de ese hospital, “74 de las 86 mujeres cambiaron su primer requerimiento y se sintieron preparadas para dar a luz por vía vaginal. El seguimiento durante dos y cuatro años luego del nacimiento confirmó su satisfacción a largo plazo por haber cambiado su elección”.

En la Argentina, un relevamiento efectuado por la OMS en 2004 arrojó una proporción de cesáreas superior al 25 por ciento en hospitales públicos y próxima al 50 por ciento en clínicas privadas. José Belizán –del Programa de Efectividad Clínica en Salud Pública, asociado a la UBA– advirtió que “América latina es la región del mundo con más altas tasas de cesáreas”, hecho que vinculó “con la desorganización del sistema de salud: en el caso de la Argentina, el obstetra suele trabajar repartido entre varias instituciones, y la cesárea, al ser programada y requerir poco tiempo, le resulta atractiva. Por eso en los hospitales públicos, donde los obstetras suelen tener más tiempo para controlar el trabajo de parto, hay menos cesáreas”. Otra razón que apuntó Belizán “es la ansiedad del médico ante las decisiones que implica un parto: la cantidad de cesáreas desciende cuando el médico pide una segunda opinión. Según la OMS, la tasa de cesáreas prevista como adecuada es de aproximadamente el 10 por ciento de los partos”.

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