La cumbre climática en Nairobi terminó con el compromiso de los países ricos de bajar 50 por ciento las emisiones, pero sin plazos.
› Por Alicia Rivera *
Desde Nairobi
La adopción del acuerdo por el que los países desarrollados se comprometen a reducir sus emisiones en un 50 por ciento en el futuro, sin especificar cuándo, y a detallar las condiciones a tiempo para que no se interrumpa el Protocolo de Kioto en 2012, al final de su actual fase, fue valorada como un resultado positivo de la cumbre del clima que concluyó ayer en Nairobi. Un segundo acuerdo alcanzado a último momento, por el que se fija 2008 como la fecha tope para hacer la revisión del Protocolo, así como la puesta en marcha operativa de un plan de adaptación al calentamiento global para los países en desarrollo, completan los resultados esenciales.
La conferencia de Nairobi fue considerada por los expertos como de transición entre la primera fase del Protocolo de Kioto ya plenamente operativa y la negociación para la siguiente. El proceso exige un tiempo de trabajo para diseñar el futuro régimen de lucha contra el cambio climático y poner de acuerdo, al menos, a los 166 países firmantes del protocolo en compromisos que afectan directamente sus economías, sus perspectivas de desarrollo y sus políticas. En el marco de las declaraciones y las iniciativas, la cumbre del clima aporta la intervención del secretario general de Naciones Unidas, Kofi Annan, quien hizo en la capital de Kenia una llamada urgente para actuar ante las amenazas del cambio climático y reclamó la ayuda que necesitan los países en desarrollo. Sobre todo, anunció la creación de una iniciativa de ayuda, especialmente para Africa, denominada Marco de Nairobi.
Una propuesta del delegado ruso acerca de que los países en desarrollo asuman compromisos voluntarios de contención de emisiones bloqueó ayer el final de la cumbre durante horas, ante la oposición decidida de los países en desarrollo. Finalmente se aplazó el asunto al año que viene.
El acuerdo sobre el compromiso futuro de los países desarrollados especifica que esa reducción de emisiones tendrá que ser de al menos el 50 por ciento –sin especificar cuándo, aunque el horizonte implícito es 2050– respecto de los niveles de 2000. Dicho acuerdo, elaborado bajo la dirección del diplomático maltés Michael Zammit-Cutajar, indica que las obligaciones futuras de los países desarrollados deben estar concretadas y listas a tiempo para que entren en vigor en 2012, cuando acaba el primer período de cumplimiento del Protocolo de Kioto.
El objetivo manifiesto durante la cumbre era dejar claro a empresas y gobiernos que las medidas actuales continuarán vigentes, que seguramente se intensificarán, que el mercado internacional de emisiones no es una fase temporal que puede olvidarse después de 2012. Los grupos ecologistas celebraron ya días atrás, y lo repitieron ayer, este logro, que no es suficiente para el alcance del problema que supone el cambio climático, pero que es de cualquier modo bienvenido. El plazo sobreentendido, aunque no explícito, para concretar esos compromisos futuros es 2009.
Más difícil resultó ayer cerrar otro eje de esta 12ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático: el calendario y borrador del proceso de evolución del mismo Protocolo de Kioto, una obligación contemplada en el artículo 9 del documento para repasar su efectividad y actualizarlo. Esta evolución del Protocolo deberá especificar reglas para que los países desarrollados cumplan sus objetivos después de 2012, por lo que, aunque sean dos procesos paralelos y oficialmente no relacionados, uno depende de otro.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.
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