El Ministerio de Salud lanzó el programa Argentina Camina, contra el sedentarismo. El objetivo principal es lograr que la gente camine al menos media hora por día. Para ello, habrá una campaña y acciones con organizaciones sociales, provincias y municipios.
› Por Pedro Lipcovich
Hay hazañas modestas, cotidianas: ese hombre camina media hora sin detenerse, todos los días de Dios; aquel otro no llega a tanto pero sube a pie las escaleras de su casa, y esa chica, que no tiene tiempo para casi nada, se baja del colectivo unas cuadras antes para caminar. Estas pequeñas hazañas son individuales pero no individualistas, ya que su multiplicación, al prevenir enfermedades evitables –cardiovasculares, diabetes, cánceres–, libera fondos, en los sistemas de salud, para las enfermedades que no se pueden evitar. Y en realidad tampoco son individuales, ya que forman parte de la Estrategia Mundial lanzada por la OMS como el más vasto esfuerzo que la humanidad haya emprendido para generar cambios preventivos en los estilos de vida. Desde Mar del Plata, el ministro de Salud inauguró el plan Argentina Camina: incluirá campañas masivas de difusión, pero sólo podrá sustentarse a través de las organizaciones de la sociedad civil y de los municipios. Según una encuesta nacional efectuada por el Ministerio de Salud, para casi la mitad de la población el nivel de actividad física se aproxima a cero.
“En los últimos años, la actividad física bajó brutalmente”, advirtió Ginés González García, ministro de Salud de la Nación, al presentar el Plan Nacional Argentina Camina en el Auditorium marplatense. “El simple hecho de caminar media hora todos los días nos puede hacer ganar muchos años de salud”, alertó. El acto concluyó con una caminata hasta el Torreón del Monje, a la que se sumaron vecinos. “Caminar baja la presión arterial y el colesterol, combate la osteoporosis y aumenta la autoestima”, resumió el ministro.
Daniel Ferrante, consultor del Ministerio de Salud de la Nación, observó que “a nivel mundial, se ha revisado el criterio que insistía en lograr buenos niveles de actividad física mediante la práctica regular de deportes o gimnasia: quienes puedan hacerlo así, bienvenido sea, pero muchas veces la gente no tiene suficiente disponibilidad; más fácil es que una persona pueda caminar al menos 30 minutos todos los días posibles, aunque sea para ir a su trabajo; que estacione el auto más lejos, que se baje antes del colectivo, que prefiera las escaleras al ascensor; así, por todos los medios posibles, se incorpora actividad física”.
En rigor, “las condiciones que desalientan la actividad física suelen vincularse con el entorno: los horarios de trabajo extendidos, situaciones de inseguridad urbana, falta de acceso a lugares públicos para hacer ejercicio, mala iluminación en plazas o calles –señaló Ferrante–. Por eso deben involucrarse las comunidades, es decir, en la Argentina, los municipios. La Red de Municipios Saludables, auspiciada por el ministerio, incluye más de 300 en todo el país, a los que se les brinda asistencia técnica y financiera para homogeneizar acciones: el solo hecho de incorporar un parque a una ciudad hace aumentar la actividad física de la población. En Bogotá, por ejemplo –continuó el especialista–, el programa Muévete, Bogotá estableció avenidas exclusivas para el transporte público y difundió iniciativas como el ‘Día de ir al trabajo caminando’, lo cual bajó el uso de automotores y aumentó la actividad”.
El plan también se propone fomentar la actividad física en las escuelas: “Aumentar la cantidad de horas de educación física suele generar resistencias pero, por lo menos, se puede aumentar la intensidad de la actividad en las horas ya destinadas. La Dirección de Patologías Prevalentes de la provincia de Buenos Aires investigó estrategias en este sentido y hay experiencias en municipios como Puerto Madryn”, contó Ferrante. En cuanto a la participación de la sociedad civil, “hasta ahora son eventos puntuales: organizar un maratón es valioso pero hay que constituir estrategias continuas, sustentables en el tiempo”.
El año pasado, el ministerio efectuó una encuesta sobre 42 mil personas, como muestra representativa de los distintos niveles sociales y zonas geográficas: el 46 por ciento de la población refirió un nivel considerado “bajo” de actividad física: es gente que ni siquiera camina media hora un par de veces por semana. Este porcentaje es similar entre varones y mujeres. Entre quienes sí se mueven, la diferencia es que hay más hombres que desarrollan actividad “intensa” (fútbol, trabajos con esfuerzo físico) y más mujeres con actividad “moderada” (tareas domésticas, jardinería). Las provincias con menor actividad física son Santa Cruz (60 por ciento de sedentarios), Buenos Aires (56 por ciento), Entre Ríos (56 por ciento) y Santa Fe (57 por ciento); las de mayor actividad son Jujuy (21 por ciento de inactivos), La Rioja (26 por ciento) y Misiones (31 por ciento).
El plan se inscribe en la Estrategia Mundial sobre Régimen Alimentario, Actividad Física y Salud, dispuesta por la Asamblea Mundial de la OMS, que declaró: “Las causas de mortalidad y enfermedad han cambiado en los países desarrollados y en muchos países en desarrollo; la alimentación poco saludable y la falta de actividad física son las principales causas de las enfermedades cardiovasculares, la diabetes de tipo 2, determinados tipos de cáncer (de colon y de mama) y otras enfermedades como la osteoporosis”.
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