El cuerpo de Nora Dalmasso fue exhumado ayer con el objetivo de sacar más muestras, especialmente del líquido que podría ser semen. Ese material, junto a varios pelos recogidos en la escena del crimen y trozos de una sábana en la que hay manchas serán remitidos hoy mismo al FBI que hará los estudios de perfil genético. En forma paralela, el reconocido centro cordobés Ceprocor sigue trabajando con el mismo objetivo. La idea es tener dos opiniones, dos estudios, que sirvan como prueba en el expediente. Respecto del esclarecimiento del caso, sigue existiendo un nítido contrapunto: mucho optimismo en los investigadores policiales y en los allegados al viudo, notoria prudencia y cautela en los fiscales.

La exhumación del cuerpo fue ofrecida en su momento por Marcelo Macarrón y sus abogados, pero nadie pensó que fuera una medida necesaria. De alguna manera, las exhumaciones denotan errores en el análisis original del cuerpo y en la Argentina hay una triste historia en ese sentido. Hubo que exhumar el cuerpo de María Soledad Morales, el de José Luis Cabezas y, más recientemente, el de Matías Bragagnolo. En algunos casos se confirmaron los diagnósticos originales y en otros, como el de Cabezas, se encontró un segundo balazo. La exhumación de Dalmasso tiene una diferencia con estos antecedentes: no se hace una nueva autopsia, sino que se buscaron más muestras, más rastros que podría haber dejado el homicida.

El principal objetivo de esta exhumación es recoger más muestras del líquido encontrado en la vagina y en el ano de Dalmasso. En principio, el bioquímico riocuartense que participó en el levantamiento original de esa evidencia, Daniel Zabala, afirmó que se trataba de semen, pero el Ceprocor exhibió sus dudas. De ese líquido no se pudo obtener el perfil genético y ahora el Ceprocor está haciendo contrapruebas para determinar si el fluido es semen o no y si se puede determinar el patrón genético con una segunda muestra. También el Ceprocor está trabajando sobre varios pelos encontrados en la habitación donde mataron a Dalmasso y se analiza la sábana de abajo de la cama en la que se perpetró el asesinato.

Ante la pregunta de por qué se envía a Estados Unidos el material para analizar cuando están pendientes las respuestas del Ceprocor, los fiscales le dijeron a Página/12 que justamente lo que se busca es tener dos estudios, no uno solo. Si el del Ceprocor no arroja ningún perfil genético, está la chance de que se obtenga en el FBI, y si el Ceprocor resulta exitoso en su trabajo, lo que venga de Estados Unidos seguramente ratificará los resultados conseguidos en Córdoba.

Una alternativa posible era la realización en la Argentina de los estudios que se están por hacer en Estados Unidos. Por ejemplo, el laboratorio de Farmacia y Bioquímica de la UBA, que lidera el biólogo Daniel Corach, tiene prestigio internacional y máxima confiabilidad. Sin embargo, los fiscales prefieren que se haga en el extranjero, en el FBI, para que nadie pueda decir que hubo influencias políticas o de cualquier otro tipo.

Cuando se les pregunta a los protagonistas de la investigación sobre las perspectivas, los diagnósticos son claramente diferentes. En Córdoba capital, en la sede de la Jefatura de Investigaciones, afirman que todo está muy adelantado y que rápidamente puede haber novedades. La misma idea tienen los abogados de Macarrón, Daniel Lacasse, Tirzo Molina y Bejamín Sonsini Astudillo. El primero de ellos dio a entender que el homicida está cercado. Distinta es la visión de los fiscales: “Creo que en los próximos diez días no habrá detenciones, aunque por supuesto que si aparecen pruebas claras, se harían las detenciones correspondientes. Diría incluso que no habrá detenciones hasta que se terminen los estudios en Estados Unidos”, razonó uno los fiscales.