Jue 18.07.2002

SOCIEDAD

Versiones oscuras en el caso Rocío

Los investigadores no creen en el secuestro extorsivo. Suponen que pudo ser un mensaje policial o un ajuste vinculado a los narcos.

› Por Carlos Rodríguez

“Estamos tratando de armar el rompecabezas.” Uno de los investigadores consultados por Página/12 fue, tal vez, el que dio el título que más se acerca a la situación en que se encuentra la causa por el secuestro de Rocío Jazmín, la nena de un año y medio que estuvo cuatro horas en poder de un grupo de hombres que nunca dejó en claro las razones de tan espectacular operación en pleno barrio de Flores. “Por los datos con los que contamos, esto no parece un secuestro con fines extorsivos”, dijo a este diario el comisario Carlos Sablich, quien está al frente de la investigación policial. Su opinión choca con la del padre de la pequeña, Luis Alberto Rosales Sandoval, quien aseguró que se trató de “un secuestro por el que no llegaron a pedir plata” y se encargó de rechazar la posibilidad de “una venganza”, que es la otra alternativa que se maneja. Fuentes judiciales analizan la posibilidad de que los secuestradores formen parte de una banda dedicada al narcotráfico.
En su declaración ante el juez federal Jorge Ballestero, el papá de la nena sostuvo que los autores “parecían policías” por la forma en que actuaron cuando lo esposaron y lo hicieron arrojar al piso tras arrebatarle a la nena. La policía dijo que se trataría de delincuentes que “se hicieron pasar por policías”, aunque estaban “disfrazados burdamente” para hacer pensar que eran agentes federales. En fuentes del Gobierno había “cierta confusión” y buscaban alguna relación con la actividad que desarrolla el remisero Rosales Sandoval, quien habría tenido algunos problemas judiciales. Una de las fuentes consultadas admitió que “el caso tuvo tanta espectacularidad que parecía una maniobra preparada para provocar conmoción”, horas después de que el propio Sablich, jefe de Delitos Complejos de la Federal, le dijera a este diario que “el tema de los secuestros” estaba siendo “inflado por los medios”.
Tantas dudas genera el caso que las fuentes policiales ni siquiera terminaron de confirmar que Rosales Sandoval fuera el padre de la nena. “El dice que es el padre”, se limitó a aclarar uno de los voceros. En la noche del martes, la policía informó que el hombre se llamaba Luis Alberto Rosas Sandoval y no Rosales, a la vez que insistieron en que era el padrastro y no el padre biológico. Ayer, luego de declarar ante el juez Ballestero, la víctima reivindicó su paternidad: “Yo soy el padre”, dijo.
Ahora se investigan dos llamados telefónicos recibidos el martes por allegados a la familia de la nena. Una fuente cercana a la investigación aclaró que los llamados existieron, pero “en ninguno de ellos hubo pedido de rescate, lo que estaría descartando el secuestro extorsivo”. Esa interpretación es coincidente con la única frase que el comisario Sablich pronunció sobre lo sucedido: “No hay hasta ahora ningún elemento que diga que esto fue un secuestro extorsivo”.
Ayer fue localizado, en el barrio porteño de Mataderos, en Guardia Nacional y Bragado, el Ford Escort que conducía Rosales Sandoval, chapa DYA 029, que fue robado por los delincuentes, quienes se movilizaban en un vehículo similar. El hallazgo fue en jurisdicción de la comisaría 42ª y cerca del lugar hubo un tiroteo que terminó con un supuesto ladrón herido. El hecho nada tiene que ver con el caso de la nena, en el cual no hay detenidos. Al principio se había dicho que Rosales Sandoval trató de seguirlos en su auto, pero en realidad tuvo que subirse al vehículo de un pariente que se encontraba en Lautaro al 800, donde ocurrió el secuestro, frente al Instituto Guardia de Honor del Santísimo Rosario.
Rocío Jazmín, la nena secuestrada, se encuentra “en perfecto estado de salud”, según dijo Rosales Sandoval, y ayer durmió durante buena parte del día. La tensión vivida hizo que la beba recién se durmiera cerca de las 6 de ayer, ocho horas después de que fuera recuperada por su madre en la localidad bonaerense de Lomas del Mirador. La dejaron en manos de un hombre que también es remisero y que vive en Vito Sabia 3587. El hombre declaró que se la entregó “un hombre morocho, de pelo muy corto”, que no le dio ninguna explicación, salvo que era “la nena secuestrada en Flores”.Rosales Sandoval insistió en que “fue un secuestro”, pero no le pidieron dinero “tal vez porque no tuvieron tiempo” en razón del revuelo que se armó en torno del caso. “Esto no fue una venganza, nunca recibí llamados en mi casa y nunca fui amenazado”, afirmó la víctima del misterioso caso.

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