Con el apoyo del padre de una víctima de los patovicas, el Inadi lanzó una campaña para prevenir la discriminación en los boliches. Habrá un 0-800 para hacer denuncias durante las veinticuatro horas.
“Los chicos no deben dejarse discriminar. La violencia mata y, para hacerlo, no discrimina.” A Oscar Castellucci se le pusieron vidriosos los ojos cuando pronunció esa frase. Todo le hacía acordar a su hijo Martín, asesinado a principios de mes en una discoteca de Lanús. Sus palabras se dieron ayer durante el lanzamiento de la campaña del Inadi contra la discriminación de los jóvenes en boliches bailables, que él respaldó.
Bajo la consigna “La discriminación mata. Que no te cierren la puerta en la cara”, el plan buscará difundir entre los jóvenes información sobre sus derechos a la hora de ingresar a un lugar de esparcimiento, controlar que los boliches respeten las regulaciones que existen al respecto y hacer conocer las vías para que los chicos realicen las denuncias.
El lanzamiento estuvo encabezado por la presidenta del Instituto Nacional contra la Discriminación (Inadi), María José Lubertino, quien sostuvo que una de las metas de la campaña es pelear “contra la naturalización que existe de las situaciones de discriminación, porque no hay ninguna excusa posible para que algún lugar le prohíba el ingreso a los chicos”.
Si bien la presentación se realizó en una conferencia de prensa que tuvo lugar en la Casa Rosada, el real comienzo del plan se dio durante la madrugada de hoy, cuando un equipo del organismo se ubicó en la entrada del boliche La Diosa, en Costanera Norte, para controlar que cumpla con las normativas sobre el tema y para brindar a los jóvenes que allí concurrieron información sobre sus derechos y los recursos que tienen para defenderlos.
Junto a Lubertino, Castellucci respaldó el plan gubernamental, ya que, según manifestó, “aunque todo lo que en este sentido se haga ahora llegará tarde para Martín y mi familia, no lo será para el resto de los jóvenes” que sufren discriminación en los boliches.
“No seamos hipócritas. Lo que pasó no fue sólo por negligencia del Estado en sus distintos planos, sino también porque nuestra sociedad está altamente entrenada para mirar para otro lado”, aseveró, reconociendo que tampoco él sabía de la gravedad de este flagelo hasta la muerte de su hijo, víctima de los golpes que le dieron los empleados de seguridad del boliche La Casona, de Lanús.
Justamente es la imagen de un patovica con cara de pocos amigos –la que generalmente muestran en la entrada de las discotecas– la que se destaca en el afiche de difusión del plan, que se extenderá durante la temporada veraniega a los puntos más concurridos de la costa atlántica.
Entre las cuestiones que intentarán controlar los equipos del Inadi también aparece el cumplimiento de la normativa que obliga a los boliches a ubicar en la puerta de entrada carteles con el texto de la Ley Antidiscriminación. Actualmente es muy bajo el nivel de acatamiento a esta norma en los locales de esparcimiento.
Lubertino admitió que la ley en cuestión que obliga a esa difusión no prevé sanciones ni destina ningún poder o fuerza de seguridad a su control, por lo que “es más fácil que los propietarios de las discotecas la incumplan”. Por eso, el organismo que preside envió al Congreso “un proyecto para agregarle a la actual norma la posibilidad de aplicar penas” ante los incumplimientos.
Otra de las novedades anunciadas en la conferencia de prensa fue la campaña de difusión masiva que se realizará del número 0800-999-2345, que el organismo ofrece para realizar denuncias. Esa línea gratuita, a partir del 2 de enero, extenderá su horario de atención: pasará a trabajar durante las 24 horas (hasta ahora lo hacía sólo hasta las 20, la hora en la que recién comienza la actividad nocturna).
“En primera instancia, necesitamos que los chicos realicen las denuncias. Pero después deben ratificarlas, para que de esa manera nosotros podamos patrocinar procesos civiles contra los dueños de las discotecas, para lograr una indemnización para los afectados”, reclamó la funcionaria.
Estudiante de veterinaria, amante de los animales y con una sonrisa permanente, Martín Castellucci fue a bailar el primer sábado de diciembre a La Casona. Tras una discusión con los patovicas que no lo dejaban entrar, éstos le dieron una golpiza salvaje, que le provocó la muerte. El nuevo caso de violencia conmovió a la sociedad y dio pie a esta campaña, como primera reacción del Estado.
Informe: Eugenio Martínez Ruhl.
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