SOCIEDAD › MARCHA, MISA Y VIGILIA POR CROMAÑON
Una multitud llenó Plaza de Mayo y luego marchó a Once, donde se realizó una vigilia hasta cerca de la medianoche. Un documento consensuado criticó a Ibarra por ser candidato y al Gobierno por apoyarlo.
› Por Carlos Rodríguez
En el segundo aniversario de la masacre de Cromañón, una multitud llenó la Plaza de Mayo y luego marchó hacia Plaza Once, donde se realizó una vigilia hasta 15 minutos antes de la medianoche, para recordar la hora exacta en la que se desencadenó la tragedia. Con la lectura de un documento consensuado, firmado por todos los grupos de padres y familiares de las 194 víctimas fatales que tuvo el siniestro, se fijó posición frente a los “responsables políticos” de lo ocurrido. Las críticas apuntaron tanto al ex jefe de Gobierno porteño Aníbal Ibarra como al presidente Néstor Kirchner. De Ibarra se recordó que en los días posteriores a la tragedia “se limitó a permanecer oculto y decir que el boliche estaba bien habilitado, lo que después se demostró que era mentira”. Sobre Kirchner se afirmó que “intenta encubrir a Ibarra, para que éste pueda ser candidato en el 2007”, aludiendo a las versiones que indican que el ex jefe de Gobierno porteño podría volver a la escena política.
El discurso fue leído en forma alternada por distintos familiares de víctimas y sobrevivientes, una de las cuales se largó a llorar cuando le tocó mencionar el nombre de su hermano muerto en el boliche propiedad del empresario Omar Chabán, el único detenido por ser considerado el máximo responsable de lo sucedido el 30 de diciembre de 2004. Durante el acto, tanto desde el mensaje consensuado por los padres como en los cánticos o en los carteles, se cargó no sólo contra Chabán sino también contra Rafael Levy, señalado como el copropietario del boliche donde ocurrió el siniestro y del hotel ubicado al lado del local.
Los familiares aseguraron en el discurso central que Levy fue el responsable de la decisión por la cual “fueron clausuradas las salidas de emergencia que tenía Cromañón y sólo dejaron una puerta que no daba a la calle sino al garaje del hotel contiguo”. También señalaron que el empresario, que no está señalado como responsable en la causa judicial, sería el que resolvió “tapar las ventilaciones reglamentarias” del boliche. Se dejó entrever que, si eso no hubiera ocurrido, el humo que cubrió todo el ámbito del local no habría alcanzado la carga letal que provocó la muerte de 194 personas.
“El artero asesino no fue el rock and roll, no fue la fiesta, sino la política de negociados y entrega de coimas de una clase dirigente de la cual Aníbal Ibarra es un exponente”, se dijo en otro párrafo del documento leído en la Plaza de Mayo, de espaldas a la Casa de Gobierno. El texto también le apuntó a Chabán, por la forma irregular en la que se organizaban los recitales en el boliche República Cromañón. “Aunque sabía que tenía un local con capacidad real para 1037 personas, esa noche se permitió el ingreso de 5000 personas.”
En el acto estuvo presente Alberto Lebbos, ex subsecretario de la Juventud de la provincia de Tucumán, cuya hija Paulina fue asesinada en la provincia sin que todavía se haya encontrado al autor del homicidio. Lebbos fue invitado a hablar en nombre de los familiares de “otras víctimas de la impunidad que reina en la Argentina”. El ex funcionario acusó al gobernador de Tucumán, Raúl Alperovich, de “no hacer nada por esclarecer más de cien casos de homicidio” ocurridos en la provincia. En muchos de esos hechos se sospecha que hubo participación directa o encubrimiento de parte de la policía local.
Otros asistentes al acto fueron Adriana Calvo, de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos; Laura Ginsberg, de Apemia, que agrupa a familiares de víctimas del atentado contra la AMIA, y Oscar Castellucci, el padre de un joven que murió en un hospital luego de haber sido agredido a golpes por dos patovicas que trabajaban como custodios en el boliche La Casona, de Lanús, que fue clausurado por ese hecho. Como cierre del acto en Plaza de Mayo, actuaron varias murgas, entre ellas Los Que Nunca Callarán, formada por sobrevivientes de la tragedia y liderada por Delia Fucci, mamá de Pablo, uno de los chicos que murieron en Cromañón.
A las 19.45, tras leer los nombres de los 194 fallecidos, comenzó la marcha hacia el santuario ubicado en la plaza Once, a metros del lugar donde sigue clausurado el local en el que funcionaba Cromañón. “Me parece que la causa está a la deriva, no podría decir qué va a pasar, porque tengo muchas dudas”, dijo Rosa David, madre de Mariano y Verónica, dos hermanos fallecidos en el siniestro, aludiendo al expediente judicial que tiene 15 procesados y un solo detenido, Omar Chabán. “Lo único que puedo decir es que mis hijos eran muy unidos, por eso estaban juntos esa noche y que su muerte es algo que nos partió por el medio.”
“También puedo hablar de Chabán, con el que tuve una entrevista de dos horas cuando estaba escondido en una isla del Tigre. Yo le dije todo lo que pensaba de él. Es un cínico que como toda explicación me dijo que lo único que había ‘fallado’ era el techo, que es el que provocó la muerte de los chicos. Cuando dijo eso, lo único que me salió fue golpear la mesa. Mi hijo Mariano dejó una nena de 7 años que me está ayudando a salir de todo esto, pero es muy difícil”, dijo la señora David, con visible congoja.
Pablo Santillán, hermano de Carina, de 29 años, otra víctima de Cromañón, sostuvo que las marchas son “como una terapia que me permiten un desahogo. El día en que dejemos de salir a la calle, será el día que, como juventud, hayamos perdido nuestros derechos”. Desde temprano, en la Plaza de Mayo, se hizo una muestra de fotos familiares de muchas de las 194 personas fallecidas en Cromañón. Las imágenes fueron luego llevadas al Santuario de Plaza Once, donde también fueron exhibidas.
Los miles de familiares, amigos y manifestantes mantuvieron una vigilia hasta las 23.45, hora en la que comenzó el incendio que provocó la tragedia del boliche la noche del 30 de diciembre de 2004, durante una actuación del grupo Callejeros. La jornada de homenaje comenzó muy temprano, con una radio abierta en la esquina de Ecuador y Bartolomé Mitre, y con la actuación de varias murgas, entre ellas Los Pegotes de Florida, Los Pitucos de Villa del Parque y Mala Yunta.
La marcha fue encabezada por los padres, que portaban una bandera que decía “Cárcel a Ibarra y Chabán y a todos los responsables de la masacre de Cromañón”. Detrás iba otra bandera, con los colores argentinos, que llevaba prendidas las fotos de las 194 personas fallecidas. La marcha fue seguida a distancia por la policía, que a diferencia de manifestaciones anteriores esta vez no cerró con vallas todo el perímetro de la intendencia, en Bolívar y Avenida de Mayo.
Sólo había 15 uniformados custodiando la puerta de acceso principal, lo que permitió que los manifestantes pintaran los muros con dos leyendas que resumieron los ejes de esta nueva protesta: “Ibarra 2007=194 muertos” y “Los pibes de Cromañón presentes, el Gobierno y la Justicia, ausentes”.
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