SOCIEDAD
› RESCATE DE $ 50 MIL POR EL HIJO DE UN EMPRESARIO
El debut del grupo de elite
Cristian Da Dalt fue capturado en San Justo. Estuvo cautivo 13 horas. El dinero fue tirado de un tren en movimiento. El caso fue seguido por la nueva brigada. Hubo cuatro hechos más.
“Me secuestraron, no llames a la policía, te llamo en dos horas.” Eso fue lo que los hombres que lo mantuvieron preso durante 13 horas le dejaron decir desde su propio celular a Cristian Da Dalt, de 24, para avisar a su familia que lo habían secuestrado. El llamado lo recibió en su teléfono móvil su cuñado, Marcelo Rodríguez, que a pesar del pedido se fue hasta la seccional de Haedo a hacer la denuncia. De todas maneras, aunque fue una especie de buen debut del Grupo Especial Antisecuestros, la familia no quiso que la policía interviniese en las negociaciones y estuvo decidida en todo momento a pagar por la vida de Cristian. Los secuestradores, que habían hecho un trabajo de inteligencia previo, pidieron 80 mil dólares. Los Da Dalt lograron juntar 15 mil pesos, 10 mil dólares y las joyas familiares. Después de una serie de instrucciones fue Rodríguez el que lanzó un maletín a un descampado de El Jagüel. Y a la noche apareció Cristian, shockeado pero vivo. A este secuestro ayer se le sumaron otros cuatro, entre ellos uno que indica cómo puede ser la multiplicación del fenómeno por la vía de los medios: alguien intentó cobrar por una persona que nunca había sido secuestrada.
La fábrica de ciclomotores Da Dalt es una empresa con cierta fama en San Justo, y allí sigue en pie, a pesar de la crisis. El martes a las 8.30, el hijo del dueño de la fábrica, Cristian, llegó para abrir el galpón en su Volkswagen Polo. Lo esperaba un grupo con cierto entrenamiento en el secuestro extorsivo. Sabían que la familia disponía de dólares, que había por lo menos una cantidad que habían salvado del corralito. Y desde el comienzo supieron lo que querían. Porque no pasaron dos horas desde el primer llamado que Rodríguez recibió en su celular, hasta que volvieron a comunicarse. El que habló fue entonces uno de los captores. Le dijo que tenían que reunir los 80 mil dólares antes de la noche. Para entonces ya había una causa federal por secuestro extorsivo en la que intervino desde el comienzo el juez federal de La Matanza, Jorge Rodríguez. El magistrado ordenó que ofrecieran su ayuda a la familia Da Dalt el jefe del Grupo Especial, Domingo Casafuz, y los de las divisiones que suelen trabajar con este tipo de casos.
Casafuz ayer siguió en silencio, por órdenes superiores, después de que su única aparición fue para defender al echado Daniel Rago. Pero otras fuentes policiales y el propio juzgado federal confirmaron a Página/12 que por orden del juez se formó una “mesa de crisis” en la casa de Rodríguez, que fue el único que habló con los secuestradores desde temprano. El juez, por su parte, ordenó la intervención a través de la SIDE de ese teléfono y luego la policía montó vigilancias alrededor de los teléfonos públicos de donde se hicieron algunos de los llamados a lo largo del día. “Lo que nunca aceptó la familia es que interviniera el Grupo Especial en las negociaciones. Y esto indica cuál es el método con el que se trabaja. La familia decide”, dijo a este diario una fuente policial. Hacia la tarde, y dispuestos a que todo terminara en menos de doce horas, los delincuentes acordaron con Rodríguez que recibirían 15 mil pesos, 10 mil dólares y joyas y objetos de oro como pago por el rescate de Cristian.
Todo debió ser puesto en un maletín que Rodríguez tuvo que llevar hasta la Estación de Monte Grande. Allí le ordenaron que tomara un tren hacia El Jagüel, la siguiente estación. Una vez arriba, llegando, tuvo que revolear el maletín hacia un descampado. Un itinerario parecido hizo el familiar del rugbier Federico Virasoro cuando entregó a una banda de secuestradores los 50 mil dólares con los que consiguieron su libertad. En el lugar, según la policía, había una silenciosa vigilancia desde un coche. Por eso se pudo filmar a un grupo de entre siete y ocho personas que estaban a la espera del maletín. Uno de ellos lo habría agarrado y cruzado con él la calle para irse en un Peugeot 504 que esperaba en la puerta de la Estación El Jagüel. “Están filmados”, aseguró la fuente. Los que no fueron tan profesionales como estos secuestradores extorsivos fueron los que “levantaron” a Gabriel Kuzner, supervisor de una metalúrgica. Los hombres que lo raptaron en Ramos Mejía, también partido de La Matanza, lo confundieron con otra persona. Cuando lo tenían encañonado arriba de un Alfa Romeo de vidrios polarizados le revisaron la billetera y vieron que su identidad no era la del hombre que buscaban. Luego por handy se comunicaron con alguien que dijo: “Te equivocaste de persona pero continúen con lo planeado”. Lo pasearon cinco horas y lo dejaron en Mercedes, donde pidió ayuda en un asilo de ancianos.
Subnotas